jueves. 28.03.2024

Cumbre OTAN: más inversión en armas, menos en bienestar

Todo son elogios y felicitaciones hacia la Cumbre de la OTAN celebrada en España, aunque yo no vea la gracia por ninguna parte. Puesta a crear un relato influencer, la Alianza Atlántica resulta arrolladora. Lo bélico, armamentístico y militar quiere sustituir a lo demás. El sentir de la gente no importa, preocupada como está por la crisis, el precio de la gasolina o de la comida. Da igual que este verano muchos se queden en casa, porque no se pueden permitir viaje alguno. Veremos también todo lo que se recorta en bienestar para pagar tanto avión y misil. De repente, parece como si la OTAN nos fuera a dar de comer a todos.

A lo largo de la historia, son tantos los pronunciamientos que ha habido sobre la guerra y sobre la paz, que es mejor optar por la frase resumen de que no hemos aprendido nada, ni de lo primero, ni de lo segundo. “La paz no es simplemente la ausencia de conflicto; la paz es la creación de un entorno en el que todos podamos prosperar, independientemente de la raza, el color, el credo, la religión, el sexo, la clase, casta o cualquier otra característica social que nos distinga”. De cuando en cuando, me gusta recordar a Nelson Mandela, a quien pertenece esta reflexión. O Mahatma Gandhi, no solo por lo que lucharon ambos por la libertad, referentes como fueron, cuyos sabios consejos hemos desperdiciado, por nuestras constantes brutalidades. Quiero añadir algo más a la frase de Mandela. Entre Vladimir Putin y la OTAN, nos hemos cargado la definición de paz que hizo un hombre que estuvo 27 años en la cárcel, por defender precisamente esa manera de pensar.

Hacer la guerra en medio de una pandemia mundial por la que mueren millones de personas (Putin), o montar una cumbre belicista de la OTAN en España, que viene a decir que apostemos más por fabricar bombas que por educar más y mejor a nuestros hijos, son dos hechos que lamentará nuestra historia, plagada como está de holocaustos que hemos provocado en cada siglo de existencia de esta civilización tan estúpida e insensible.

No a la guerra, escucha Rusia; no a la guerra, atiende Estados Unidos, no a la guerra, Unión Europea. No quieren enterarse de lo único que queremos los ciudadanos, cómo es vivir en paz. Tarde o temprano, tendremos que oponernos a la tiranía de unos pocos que montan sus guerras, para satisfacer egos, y por los intereses de siempre, que no son otros de ver quién tiene más tanques, más petróleo, más energía y más influencia geopolítica, de dominación de otros países que viven subyugados por los grandes, como son Estados Unidos, Rusia o China.

Hacer la guerra en medio de una pandemia o una cumbre belicista OTAN, son dos hechos que lamentará nuestra historia plagada de holocaustos

Ni los forofos narradores de la Cumbre de la OTAN, celebrada en la última semana de junio de 2022 en Madrid, se creen las bonitas conclusiones que pronuncian o escriben sobre el resultado de este encuentro belicista. Así hay que denominarlo, y no pararse en sensiblerías sobre lo que ha ganado España dentro del escenario político y diplomático internacional. Lo que hemos conseguido son más barcos de guerra que atracarán en Rota, y que España vuelva a comportarse en clave agresiva, como ya ocurrió con la Guerra de Irak (tras la Cumbre, aparece la noticia de una intervención de la OTAN en Mali, a solicitud del Gobierno de España).

A partir de ahora, vamos a tener además debate para rato por el incremento del presupuesto en gasto militar. ¿De dónde va a salir ese dinero?, ¿y qué servicios públicos, como educación, sanidad, desempleo o tercera edad, van a ver disminuidos recursos, por emplearlo en aviones, tanques, misiles y buques de guerra?

Es del todo inaceptable que el lenguaje de la agresividad bélica invada nuestras vidas. Imposible también que la juventud no esté también a ello. Los chavales deberían fijarse en otras cuestiones, pero ya conocen lo que es la Guerra de Ucrania, la OTAN, o que Turquía ha dado su brazo a torcer y, finalmente, Finlandia y Suecia entrarán en la Alianza Atlántica, incluido el aviso de Putin de que poco le importa extender la guerra por otros países europeos.

 Lo que mueve la OTAN es arrollador, sin importar migrantes que mueren en vallas, ¡allá penas el precio de la gasolina!, ni comprar fruta por cara

Así no ven las cosas muchos interesados, incluidos los medios de comunicación españoles que han servido de altavoz a una Cumbre de la OTAN, hacia la que no han parado de lanzar elogios. Que si su buena organización, que lo bien que queda España, que los mandatarios extranjeros han quedado encantados, que Biden bromeó mucho con Felipe VI, y suma y sigue. Debo ser un bicho raro, ya que no veo las mismas cosas que no he parado de leer en esta semana en la que Madrid ha sido, dicen, el epicentro del mundo.  Ante este panorama de enfrentamiento, resulta patético alardear sobre lo que ha conseguido nuestro país con este encuentro tan costoso. Mas bien, nada.  Lo que mueve la OTAN es arrollador. No digamos en lo mediático y propagandístico. En este último sentido parece haber logrado todo. Más adhesiones que rechazos. Más artículos a favor que en contra. Más análisis positivos que negativos. Halagos hacía personalidades que no los merecen. En fin, como ha sucedido en Madrid, hacerse con el relato que más les interesa desde el minuto uno, sin importar los migrantes que mueren en vallas que saltar en busca de prosperidad, ¡allá penas con el precio de la gasolina, la luz y el gas! Y el que no pueda viajar este verano por el precio de cómo está todo, ni tampoco comprar fruta por estar tan cara, que se aguante, que ya tenemos OTAN para pararle los pies a Putin y a Xi Jimping. Es lo que tiene llamar histórica a una cumbre que solo va a traer desgracias.   

 

Cumbre OTAN: más inversión en armas, menos en bienestar
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