jueves. 25.04.2024

Covid, padres e hijos, de paseo

Reflexiones desde casa. Día 43.

Es muy pertinente utilizar la expresión luces y sombras, para calificar la primera salida de padres y madres con niños, tras el confinamiento. Gran mosqueo tampoco se aleja de lo que ha pasado: demasiadas imprudencias y fotos y más fotos que luego aprovechará The New York Times para mostrarnos como país de pandereta. Con miles de muertos e infectados, la vuelta a la normalidad requiere de dos cosas. La primera es asumir la extrema gravedad de lo que vivimos con el Covid. Y la segunda va de visualizar en comunidades de vecinos, trabajos, escuelas, universidades, ambulatorios y calles (los escenarios son multitud), que las normas de prevención y seguridad establecidas se cumplen. No dejamos de hablar sobre que España debía de  haber iniciado mucho antes las actuaciones contundentes para frenar el coronavirus, ¿y ahora hacemos esto? Salidas de padres y niños en grupos, organizar quedadas, sin mascarillas, sin guantes, sin distancias mínimas, ¿sigo? No es de extrañar que tanto los responsables políticos como los sanitarios se hayan llevado las manos a la cabeza con las escenas vividas el domingo 26 de abril de 2020, eso, sí, en determinadas ciudades españolas. Las informaciones en los medios tampoco se han quedado cortas, relatando la picaresca de muchos mayores que han pululado por calles, plazas y paseos, sin que les tocara, porque aún no ha llegado la hora de desconfinamiento para este sector de población. Lamentable, no se puede definir de otra manera. Me temo que las autoridades sanitarias van a tener que ser muy insistentes para que se cumplan los requisitos imprescindibles para no infectarse. España e Italia lo van a tener difícil por cómo somos en nuestras costumbres. La forma de saludarnos es la principal. Sobre el terreno, cuentas por ejemplo en tu ciudad con un paseo marítimo gigantesco de largo, pero en cambio los paseantes han de ir o sentarse pegaditos. Es como lo del coche de atrás que no guarda las distancias con el que circula delante. Estamos hechos de esta pasta. Pero ahora no es recomendable tanto juntamiento, ni semejantes escenas urbanas que dan sensación de pasar de todo, ir por libre, y hacer lo que cada cual quiera. Luego nos quejamos del estado de alarma, de privación de libertad de movimiento,  de cansancio y hastío. Desde el mismo inicio de la cuarentana, la policía no ha dejado de identificar a incívicos y meterles la multa correspondiente. Algunos también lo ven excesos. No hay tantas fuerzas del orden como para explicar a cada familia española como hay que comportarse de ahora en adelante. Las imágenes de partidos de fútbol juvenil improvisados en parques públicos o el número de bebés en sus sillitas, con sus padres correspondientes platicando sin distancia alguna, quedan ya para el Anuario Fotográfico 2020 del Covid en España. Ahora queda esperar a que no tengamos que lamentarlo.

Covid, padres e hijos, de paseo
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