jueves. 25.04.2024

Aniversario Organización Mundial Salud, sin el ¡felicidades!

Desconozco el programa de actos de la OMS ante su 75 aniversario, y en la misma indiferencia seguiré frente a un organismo sanitario internacional que, antes de festejar nada, debe hacer mucha autocrítica. La gestión del Covid tiene demasiadas sombras. Pero también está la asistencia sanitaria tras la pandemia, que llega al aprobado raspado, y no siempre, según la especialidad médica de la que se trate. Muy bien saben de lo que hablo los 800.000 pacientes que ahora hay en España en lista de espera para ser operados. 

Para plantar cara al cólera mediante una respuesta común de países, en 1851 se celebró en París la primera Conferencia Internacional Sanitaria. Con el Covid, aún la estamos esperando. La Organización Mundial de la Salud, que en adelante llamaremos también OMS, se constituyó en 1948, poco después de finalizar la Segunda Guerra Mundial. El nuevo organismo dependiente de la ONU nacía para “reconocer el derecho a la salud como un derecho humano fundamental, y para garantizar la paz y la seguridad global”. ¿Te has enterado, Putin? ¿Te has enterado, Xi Jinping? ¡Qué peligro tienen estos dos!

A los estados y sus gobernantes, incluso a la propia OMS, no parece interesarles mucho que se hable en demasía de la pandemia de Covid-19. Aunque seguimos con ella. Prueba de ello son los 600 millones de casos en todo el mundo, con un total, hasta la fecha, de 6,8 millones de muertos, según el recuento independiente de la Universidad Jhons Hopkins. Que a cuento viene esto de independencia con los datos del Covid, porque aún no los conocemos, los reales, ni en España, y lo mismo pasa con el número de ancianos fallecidos en plena pandemia, entre los años 2020 y 2022. Nos podemos imaginar lo mal que están los países más pobres del planeta, si los datos Covid siguen siendo malos en Estados Unidos, China o Japón. 

“El Covid ha trastocado demasiadas cosas. Ha traído falta de trasparencia, y falsedad con la que informan los gobiernos”

El Covid ha trastocado demasiadas cosas. Por supuesto, que no hay duda con la propia OMS, y su más que deficiente credibilidad y eficacia. Pero también ha traído falta de trasparencia, ausencia de veracidad en muchos medios informativos, y la falsedad, manipulación y mentira, como herramienta con la que también informan los Gobiernos, y aquí no se escapan ni las cancillerías europeas.

De todo lo que funciona mal ahora, que es mucho, nos preocupa sobremanera el sistema sanitario. El Covid lo puso patas arriba, pero también mostró todas sus deficiencias, que para la política sanitaria no existen, aunque para los profesionales sanitarios es ya otra cuestión. Digan unos una cosa y otros la contraria, hay hechos irrefutables. Como los 800.000 españoles en lista de espera para operarse. Conozco casos, y su deterioro físico y mental es tremendo, sabiendo que han de esperar más de un año para recibir la cura que necesitan. ¿Esto es salud? La OMS diría que sí, pero volviendo a eso de la independencia en las valoraciones, virtud tan escasa hoy, va a ser como que no.  

Hay muchas cuestiones del mundo actual que necesitan de una refundación o, al menos, redefinición. En este caso está la Organización Mundial de la Salud. La conforman 194 países. Pero si algunos de ellos hacen experimentos mortales con virus, con las consecuencias tan letales que conocemos. O si otros mezclan la pandemia con guerras, caso de Rusia y sus aliados en esta temeridad planetaria, como China, India o Corea del Norte, la salud debería ser la menor de nuestras preocupaciones, frente a lo que nos  pudiera llegar a suceder. 

Muy poquitas páginas están escritas sobre la creación y propagación del Covid-19, su gestión sanitaria, las medidas adoptadas, algunas inconstitucionales como en España, y la certeza de cómo y cuándo quedará superada esta pandemia, si es que llega a ocurrir. Hay demasiadas preguntas sin responder acerca de todo lo ocurrido, y la OMS ha tenido un papel estelar, para bien y para mal, en todo momento. Muchas de esas reacciones no han sido entendidas en el momento de producirse, y pueden ser causantes del hastío, indiferencia y despreocupación que siente la población hacia muchos problemas que requerirían de nuestra mayor atención y, especialmente, participación. Se toman demasiados acuerdos, de gran calado democrático, económico y social, pero sin contar en absoluto con lo que pueda opinar la ciudadanía. Nos está bien empleado por no llegar siquiera a levantar la voz ante lo que muchas veces pueden resultar cacicadas, injusticias, y decisiones antidemocráticas. 

“800.000 españoles en lista de espera. Su deterioro físico es tremendo sabiendo que han de esperar la cura. ¿Esto es salud?”

La OMS entra en su 75 aniversario. Cuando una gran institución celebra una conmemoración importante, lo festeja con diversos actos en los que quiere poner de realce su importancia dentro de la sociedad a la que sirve. Bien poco puede celebrar esta agencia sanitaria mundial, a la que aún le queda mucho trabajo por delante para arrinconar al Covid. Eso es lo que ha de hacer, sin esperar felicitaciones por un aniversario que, por otra parte, va a pasar inadvertido. Por otro lado, y como bien saben nuestros sanitarios, de poco sirven los aplausos y agradecimientos, cuando no ha pasado nada de tiempo desde los peores días del Coronavirus, y la situación de la profesión médica no hace otra cosa que empeorar. El caso de España, donde las agresiones a los trabajadores sanitarios crecen sin parar, no encuentran ni la defensa política, mediante una legislación ad hoc, tampoco de la justicia por lo poco o nada que hay regulado al respecto, a lo que habría que añadir la escasa sensibilidad social hacia esto que ocurre, dado también el poco interés que recogen los medios de comunicación ante tanta agresión en centros de salud y hospitales. El actual número de sanitarios en relación a los miles de pacientes da para lo que da. Y esta es la situación real: una asistencia muy deficiente. El contagio ha llegado incluso a la sanidad privada, que da citas varios meses por delante desde el día en que se solicita. Negar la mayor no va a ninguna parte, salvo al empeoramiento de la situación, sumando cada día, semanas y meses más y más enfermos, pendientes de una operación que tardará lo suyo. En ocasiones, cuando llega el turno, ya es demasiado tarde para el paciente. Así que la cosa da para pocas felicitaciones, salvo para todos los trabajadores sanitarios y también de las farmacias. A todos ellos, sí, gracias, siempre.  

Aniversario Organización Mundial Salud, sin el ¡felicidades!
Comentarios