Me toca vacunarme y debería estar contenta, puesto que nada tengo en contra de las vacunas y opino que vacunarse, en estas circunstancias, es un acto de responsabilidad social. Sin embargo, resulta que no estoy contenta, sino indignada.
Estoy en el rango de edad entre 60 y 69 años, baby boom por fecha de nacimiento. Pertenezco a esa generación que nacimos y vivimos nuestra infancia y nuestra adolescencia en las dos últimas décadas del franquismo, cuando no se podía cambiar de médico en la Seguridad Social, ni se podían cuestionar las conductas de los curas, ni de los docentes. Cuando el “las” sobraba de todo lo que fuera importante, cuando la mili era obligatoria y cuando los pobres se convirtieron en “los humildes”, ese eufemismo que tanto odio, ¡pobres, no humildes, joder!
A mí esto me indigna sobremanera porque los tiempos han cambiado y porque tengo muchas preguntas y ninguna respuesta
Pues bien, ahora me toca que me llamen a filas, a las filas de AstraZeneca, y sin tiempo para pensar, ni argumentos científicos claros y sólidos para los que estamos entre los 60 años y los 69. Y si no la quieres, pues te aguantas y no te vacunas, que es como decir, si no te gusta tu médico, pues te quedas sin médico. Por mucho que a los de mi generación nos educaran en las opiniones únicas, en el “lo tomas o lo tomas” (como la mili, el servicio social o la escuela segregada por género) y en el “lo tomas o lo dejas” (como las lentejas o el médico de la Seguridad Social), a mí esto me indigna sobremanera porque los tiempos han cambiado y porque tengo muchas preguntas y ninguna respuesta. Preocupada, buscando y buscando, he encontrado entre las “Conclusiones del Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia europeo (PRAC)2”, lo siguiente:
“Con respecto al riesgo de los acontecimientos tromboembólicos de aparición muy infrecuente en la población general, que han sido notificados recientemente en algunos pacientes vacunados con la vacuna de AstraZeneca, el PRAC ha revisado 7 casos de CID y 18 de TSVC. Estos casos han sido notificados en Europa (EEE y Reino Unido). De forma notable, los casos suelen acompañarse de trombopenia marcada y se han presentado mayoritariamente en personas menores de 55 años y en mujeres. El PRAC ha concluido que, aunque son un número muy reducido respecto a la población vacunada, los casos notificados son más de los que cabría esperar en la población general (AEMPS, 2021)”.
Pues si antes tenía muchas preguntas, ahora tengo más: ¿Es posible que personas de ciencia, por solamente 25 casos revisados, saquen la conclusión de que esta vacuna no debe administrarse a los menores de 60 y sí a los de ente 60 y 69? ¿Por qué esta vacuna es buena para este rango de edad y mala para otros? ¿Hay datos suficientes sobre los efectos adversos de AstraZeneca en las personas de entre 60 y 69 años? ¡Ah, que dicen que no pasa nada, que cuando me tomo el paracetamol también asumo un riesgo parecido! Que a nadie le quepa ninguna duda de que, si me informan de que una marca de paracetamol tiene efectos adversos, aunque sean de 1/100.000, y otra no los tiene, repito, que no le quepa a nadie ninguna duda, de que elegiré la marca más segura, ¿alguien no?
Me parece inaudito que nos estén presionando, habiendo otras vacunas alternativas disponibles, a utilizar AstraZeneca, diciéndonos que debemos asumir el riesgo porque el beneficio es mayor que el peligro. Ya nos han insistido suficiente en que debemos salvar la economía, dejando que funcione el veraneo, el turismo, los viajes, las compras… ¡¿Pero también debo salvar la economía de las grandes compañías farmacéuticas o de la Unión Europea, que ha comprado vacunas sin derecho a reclamación y se niega a abastecerse de otras fuentes por puro corporativismo geopolítico?!
¡Total, por unas pocas muertes, qué más da!