martes. 23.04.2024

Sobre el proyecto de la nueva Ley del Suelo y el mundo rural

La política poco protectora de nuestros ganaderos ha llevado al desastre final. Por cierto, las actuales ganaderías, casi en régimen de intensivo, se han visto obligadas a invertir grandes cantidades en instalaciones y maquinaria que dejan al futuro en precario.

Desgraciadamente, la nueva Ley del Suelo no es más de lo mismo sobre lo anterior. Es peor. Es la consabida huida hacia adelante de quienes no saben o no quieren hacer las cosas mejor.

Ignoramos la relación de cuantas personas han intervenido en el engendro y si pueden adelantar un conocimiento más o menos profundo de la vida rural, tanto en lo concerniente al aspecto agrario como al referido a los servicios que se prestan: farmacias, tiendas, lugares de ocio, conservación del entorno..., que estén instaladas en el mundo rural. Haciendo además hincapié en que no es lo mismo la cabecera de comarca (Los Corrales de Buelna, por ejemplo, y los pueblos o concejos dependientes). Poner la atención de servicios únicamente en las cabeceras de comarca, es dar al que ya tiene y quitar al menguado de recursos.

Poner la atención de servicios únicamente en las cabeceras de comarca, es dar al que ya tiene y quitar al menguado de recursos

Lo que vemos en las declaraciones "salvapatrias" a las que ya nos tiene acostumbrados Revilla, es la transformación del espacio de las aldeas, los bosques, las mieses..., en un nuevo empuje al sector urbanístico que tan mal recuerdo y pésima huella han dejado sobre la antaño hermosa piel de nuestra tierra. No ha sido solo la costa desde Ontón hasta Unquera, invadiendo acantilados, playas u otros lugares de especial valor, muchas de cuyas actuaciones lo han sido en flagrante delito contra las leyes de Costas, Paisaje, Patrimonio... También el interior ha visto la desaforada intervención urbanística en una carrera hacia la locura colectiva. Bellos núcleos urbanos han sido barridos por los impactos de la ignorancia y el interés de propietarios, promotores y autoridades locales y regionales. Imposible citar aquí la gran cantidad de núcleos dignos de la más exigente conservación que han caído insensiblemente ante la piqueta especuladora. Y todo esto, además, habiendo cubierto de hormigón, asfalto y horrorosas urbanizaciones, las más productivas mieses de Cantabria (como las de El Llano de la Pasiega o Las Excavadas, ejemplo de las últimas prácticas especulativas).

Ponerse de moda la "España vaciada" ha servido a algunos políticos, faltos de imaginación emocional  y de inteligencia poética, para poner sobre la mesa las ramplonas y ya consabidas soluciones. Soluciones que una y otra vez han resultado fallidas y no han servido para fijar la población a la tierra. Ejemplos hay muchos, donde algunos han sacado buenos réditos políticos y económicos: la Península de La Lastra en el pantano del Ebro, los múltiples Centros de Interpretación que hoy están llenos de zarzas y ortigas, las cuatro carreteras del Soplao, el desaforado destrozo de las carreteras aldeanas que ya eran por sí mismas un atractivo turístico con la descomunal carretera de Anievas como nefasto ejemplo.

El precio pagado por la leche en Cantabria es menor que en cualquiera de las regiones que nos rodean

Unimos a ello la impenitente acción, año tras año, gobierno tras gobierno, que ha permitido destruir –con ignorantes aplausos– importantísimos elementos de nuestro patrimonio: puentes, molinos, potros de herraje, plazas recoletas y un sinfín de espantos cuya enumeración sería interminable. Al respecto intentaremos con más calma –se necesita mucho tiempo para ello– hacer una relación de lo que la brutalidad administrativa, constructiva y ciudadana, ha permitido en la hermosa tierra verde de la que tan orgullosos están. Y aún así mucho se nos quedará en el olvido.

Pero queda la parte más importante del mundo rural que casi en su totalidad –con la excepción de los valles del Sur que tienen también producción agrícola– es de dedicación ganadera. ¿Cuántos ganaderos había en Cantabria cuando el Sr. Revilla se aupaba sobre ellos para ganar las elecciones, poniéndoles como chivos expiatorios de la economía patria? Más de 20.000 familias que vivían en el campo en unas condiciones variables –que sería otro tema– pero que tenían cubiertas muchas de sus necesidades aunque les faltaran otras porque la Administración –como siempre– les tenía olvidados.

¿Cuántos quedan al día de hoy? La gotera diaria de leche y dinero en los tiempos ya citados del siempre presente Revilla que, además de abastecer al país de tan necesario alimento, llenaba también –a veces humildemente– los vasares y alacenas de nuestros mayores, ha desaparecido quedando, apenas, 1.700 ganaderos de leche.

Pero además el precio pagado por la leche en Cantabria es menor que en cualquiera de las regiones que nos rodean. ¿No era Cantabria la gran productora de leche del país? La política poco protectora de nuestros ganaderos ha llevado al desastre final. Por cierto, las actuales ganaderías, casi en régimen de intensivo, se han visto obligadas a invertir grandes cantidades en instalaciones y maquinaria que dejan al futuro en precario. El gobierno de Cantabria, con su presidente a la cabeza, se ha perdido de página y debe empezar de nuevo. ¿Qué pinta la Consejería de Obras Públicas con Gochicoa a la cabeza, tecnócrata consumado, alumno ideal del Sr. Mazón, intentando resolver los temas de la despoblación del campo? ¿Con el puente de Villanueva de la Peña, con la ya citada carretera de Anievas, con las de Hoznayo, Fuente Las Varas o Lunada, por citar sólo una mínima relación?

De esta Consejería depende también vivienda y si su titular fuera sensible, generoso y amante de esta tierra dedicaría junto a otras Consejerías –Desarrollo Rural o Cultura, por ejemplo– a recuperar cuantas casas vacías, en semirruina o abandonadas y olvidadas, siembran los valles cántabros, perdonando pagos e impuestos que bien servirían para vivienda de muchos que en unas condiciones prometedoras quisieran vivir en una aldea ( y más en las circunstancias actuales).

El Sr. Revilla –que él no lo sabe ahora pero pasará a la historia como el gran destructor de esta tierra– nos dio la tabarra con autovías que iban a acabar con el paro, con carreteras contra la despoblación, con trenes de Alta Velocidad que traerían la riqueza a esta tierra... Ahora nos viene con la "sangría de la despoblación". ¿No se dio cuenta primero cuando tantos y tantos le avisábamos de lo que estaba haciendo –incluso su propia Consejería de Obras Públicas– derrochando unos dineros de todos para dárselos a las empresas constructoras?

Resumiendo: 

– Recuperación de núcleos urbanos y viviendas cada vez más dignos de conservación.

– Ayudas al sector agrario con menos trabas administrativas, "menos papeles" en el hablar ganadero.

– Negociación al alza de los precios agrarios.

– Ayudas a nuevas instalaciones no solo económicas sino suprimiendo trabas a quien pone unas vacas, ovejas o cabras.

– No dejar caer a los ganaderos en manos de los bancos o casas comerciales que son una auténtica sangría.

– Dar trabajos que estén relacionados con el sector primario –extensivo a otros sectores– con la recuperación de espacios degradados, servicios de guardería, plantación de árboles autóctonos, lucha contra especies invasoras, arreglos de caminos y lugares tradicionales, recuperación de oficios aldeanos en decadencia pero muy necesarios, etc., etc.

Esto de verdad evitaría la cacareada "sangría". Nos ofrecemos desde esta organización a formar parte –sin ningún interés crematístico– de la creación de una verdadera Ley del Suelo que incorpore las ideas expuestas.

Sobre el proyecto de la nueva Ley del Suelo y el mundo rural
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