jueves. 25.04.2024

Walton Ford, un géiser en las sombras, con toda la luminosidad de los pigmentos

Las creaciones que Walton Ford provoca con la mano y el arte de un pintor investigador y experto palpitan y estremecen con el entusiasmo y fuerza de una mágica libertad y de una extraña espontaneidad.

Es lo que parecen las maravillosas acuarelas del pintor estadounidense Walton Ford (Nueva York, 1960). Sus aguadas hacen aparecer con pasión todo el espectro cromático, todo el arco iris activo y avizor para engullir nuestros propios iris.

Sus ilusorias acuarelas nos recuerdan ligeramente a los naturalistas del XIX

Sus ilusorias acuarelas nos recuerdan ligeramente a los naturalistas del XIX, entre muchos otros el español Edward Walhouse Mark, o el francés John James Audubon que para pintar un ave la mataba primero. Walton inventa y descubre efectivamente unos fascinantes informes o narraciones de animales quiméricos o auténticos -si uno se detiene ante la pintura-, o sus definiciones y sueños -si de lo que se trata es de hacer volar la imaginación-. No quiere expresar su mero relato o una taxonomía de la diversidad y el laberinto de la creación y la naturaleza, como en el siglo XIX. Lo que sí realiza y origina es perseguir a nuestro cerebro, a nuestro conocimiento y juicio, que son desollados por la fuerza de las garras de sus panteras y tigres o por los espantosos, aterradores y duros morros con que se defienden sus curiosos guacamayos, por ejemplo; precisamente, en la entrada a su creación, en la fastuosa obra publicada por Taschen, 'Pancha Tantra' (2007), Bill Buford nos habla de la "imaginación narrativa" que demuestra este soñador:

Mientras los propios cuadros de Ford -extravagantemente detallados, extraordinariamente precisos- raramente invitan a las comparaciones obvias con el trabajo de John James Audubon, en cuyos textos están basados, la obra revela algo más, una imaginación narrativa: Bruegel según Borges (...)

Bill Buford (2007). Introducción. En Walton Ford: Pancha Tantra. Taschen.

La admirable y provocadora descripción en imágenes de Walton Ford La admirable y provocadora descripción en imágenes de Walton Ford

No es casualidad que el título de los dos manuales, Pancha Tantra, coincida con el de unas fábulas en sánscrito sobre animales (200 a.C.), que tienen, a su vez, mucho en común con las de Esopo (VII-VI a.C.). Pero, ¿de qué consta este libro de la editorial Taschen? Contiene partes de Las mil y una noches; los relatos que escribía cada día Richard Burton; parte de la relación epistolar de Franklin, el inventor; alguno de los escritos fantásticos de Frazer, La rama dorada; y muchos más detalles que sería prolijo ir enumerando.

Elegancia en los animales salvajes Elegancia en los animales salvajes

Walton Ford, en definitiva, nos posibilita penetrar en la imaginación creadora de las leyendas, en las moralejas y de las fieras que parecen ser cuerdas. Cada escena suya es un capítulo con nombre propio -Space Monkey, Au Revoir Zaire, Necropolis, etc.- que muestra el abanico creativo de la fantasía sobrenatural, de lo que nos deja hipnotizados, y también desasosegados.

Sus seres fantásticos gozan de una evidente energía humanística

PEQUEÑA BIOGRAFÍA

Walton comenzó su niñez en un linaje de admirables y geniales narradores de cuentos, por lo que heredó perfectamente las cualidades de sus ascendientes, y su espíritu, su esencia y sentimiento comenzaron a velar a las aves y los pajarillos. Estudió en la Escuela de Diseño de Rhode Island (RISD), uno de los organismos más importantes de Estados Unidos, aunque, al final, lo que más le identifica a este artista es su autodidactismo. Ha obtenido el premio John Simon Gugenheim, que concede una beca de investigación, y asimismo distinguido por la organización National Endowment for the Arts, y por la agencia federal New York Foundation for the Arts, entre otras asociaciones o fundaciones.

The Sensorium, 2003 The Sensorium, 2003

EL VALOR DEL ARTISTA

Si observamos los cuadros, las imágenes, con tranquilidad y calma, podríamos percibir una idea o impresión de estar ante unas figuras de Historia de la Naturaleza o de Ciencias Naturales, con láminas lucidas con estudio y alumbradas sin otro material ni soporte que su propia habilidad. Y no es así. Es más que eso.

Lost Trophy (Sable Antelope), 1993 Lost Trophy (Sable Antelope), 1993

Sus seres fantásticos gozan de una evidente energía humanística, como decíamos más arriba, para acercarnos a la naturaleza de la mitología, de las moralejas y del mundo salvaje alejado cada vez más del universo humano ignorante e insensato.

¿SELECCIÓN DARWINIANA?

Recordamos que Walton Ford pinta sus acuarelas no como simples grabados de Ciencias de la Naturaleza de hace dos siglos o quizás como cuadros ultramarinos de cualquier potencia colonialista. Lo que sí difiere siempre de eso es que mucho de nuevo y chocante puede suceder en toda la obra de Ford, lo mismo si se trata de un guanajo bestial arrojado con sus garfios sobre un periquito chico, Benjamin’s Emblem, 2000; un enorme bisonte de América del Norte asediado por una multitud de atroces lobos blancos o polares, y sin embargo en el conjunto de un superrealista parterre versallesco, Le Jardin, 2005; o una banda de primates produciendo la devastación en una ataviada mesa aderezada para un ágape.

En conclusión, las creaciones que Walton Ford provoca con la mano y el arte de un pintor investigador y experto palpitan y estremecen con el entusiasmo y fuerza de una mágica libertad y de una extraña espontaneidad. Coexisten a un tiempo en sus trabajos un lenguaje conciliador y una entraña y fondo turbadores o, al menos, sobrecogedores.

The Tigress, 2013 The Tigress, 2013

Walton Ford, un géiser en las sombras, con toda la luminosidad de los pigmentos
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