miércoles. 24.04.2024

"Optimismo y pesimismo en medicina" I

Muchos intelectuales, como él, criticaron a los gobiernos de la Restauración, no tanto por dicha pérdida sino por el malestar general depresivo que contagió al pueblo español.

El cirujano y pedagogo cántabro Enrique Diego-Madrazo (Vega de Pas, 1850 - Santander 1942) escribía. Quería siempre devolver a la sociedad lo que esta le había hecho merced.

Escribió numerosos artículos sobre el panorama del país entonces. Siempre con el axioma platónico de que "hay compartir el conocimiento", es decir, llevar siempre el mandato moral de que la verdad ha de ser compartida. Asimismo un libro que el obispado de Santander prohibió leer a sus feligreses, cuyo título era "¿El pueblo español ha muerto?" (1903) y en donde exponía sus impresiones acerca del desánimo general y común en el país, después del Desastre de 1898 y la consiguiente pérdida de las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Muchos intelectuales, como él, criticaron a los gobiernos de la Restauración, no tanto por dicha pérdida -económicamente, España se vio afectada solo positivamente- sino por el malestar general depresivo que contagió al pueblo español.

Estaba completamente seguro, y actuaba en consecuencia, de que el pesimismo no tenía sentido con la ciencia, con el conocimiento y la deliberación

En cuanto a sus libros pedagógicos, incluidas sus obras de teatro, ya los hemos tratado varias veces en la revista Entretantomagazine. Y en toda su literatura actuó siempre como en su longeva existencia. Con optimismo. Con espíritu científico y crítico, y con optimismo, a sabiendas de que esa actitud  nunca le iba a cegar, pues el fenómeno, lo que está y se da, siempre es evidente. Estaba completamente seguro, y actuaba en consecuencia, de que el pesimismo no tenía sentido con la ciencia, con el conocimiento y la deliberación, aun siendo cierto, sin la menor duda, de que el médico no deja de estar librando una carrera trágica y espectacular del entendimiento frente a la muerte.

A continuación, transcribimos la primera parte del artículo del doctor Diego-Madrazo que escribió en agosto de 1910, en el nº 3 del Boletín de Cirugía que él mismo editaba y en el que colaboraba su equipo médico, bien en el tratamiento de diversas enfermedades, y cuidados pre y postoperatorios, bien en consideraciones científicas -sobre el cáncer por ejemplo-, y en el que traía a colación las últimas investigaciones europeas que quedaban plasmadas en sus propias revistas, remitiéndose a través de sociedades de cirugía.

Las palabras marcadas en negrita son una formalidad actual.

"OPTIMISMO Y PESIMISMO EN MEDICINA"

Por Enrique D. Madrazo.

«He aquí dos maneras de ser de los médicos: dos tendencias diferentes: la una que inclina el ánimo á la esperanza y la otra que anuncia tristes presagios. Parecería que estas dos modalidades que, por si solas, constituyen y dan carácter profesional, son hijas de la experiencia individual que poco, á poco, ha sedimentado en la conciencia. Sin embargo, este modo de ser, que yo llamo predisposición, no es la consecuencia de una educación determinada, ni de algo que hemos adquirido en el discurrir de la vida: es otra cosa muy diferente, es una energía que manda y gobierna, allá, en los escondrijos del alma. Es algo como una fuerza misteriosa que se elaboró en el secreto de la concepción: pero, tan independiente é imperativa, y se da tal maña para adobar los acontecimientos que, dulces ó amargos, los hemos de gustar según esta nuestra fatalidad interior.

«Trascendental importancia entraña esta particular cualidad en el ejercicio de la Medicina. Dos médicos con la misma cantidad de experiencia y la misma sabiduría se presentan ante un enfermo, y el uno frunce el entrecejo, mientras el otro sonríe placentero: el primero marca su disgusto con una mueca irónica en sus labios displicentes, cuando luces de esperanza alumbran los ojos del segundo. ¿Qué ha pasado para que el mismo fenómeno haya despertado distintas reacciones? ¿Por qué la misma causa produce tan opuestos fenómenos? Sucedió que, el cuadro patológico al chocar con la conciencia de los dos individuos ha puesto en movimiento lo que cada uno tiene dentro de sí, su íntima sustancia: amaneceres rabiosos de luz aquí, y, allá, graves cánticos funerarios. Son dos filosofías que dan tono á los actos de la vida. Prisioneros los hombres de su propia disposición tienen como el forzoso deber de ofrecerse dentro de su consoladora ó desconsoladora teoría: llorar ó reír que es la síntesis de su existencia.

«Desde luego se comprende que una y otra tendencia son dos sugestiones: sugestiones que impiden ver, pesar y medir los hechos en la fría balanza de la justicia. Su convicción es tan firme, y de tal modo va incrustada en su alma, que es vano todo intento de arrancarla. Si con otro parte el campo tacharle de tolerancia, en gracia á su cortesía. No se rinde sin luchar: y aduce pruebas y razonamientos que saquen á buen término su opinión: sin darse cuenta se hace trampa asimismo, tratando de engañarse y engañar con disimulos y fraudes que no estiman armas prohibidas.

«Ya lo creo que tiene importancia cualquiera de estas maneras de ver de los médicos... grandísima. Desde el momento que obra influído por su particular é intensa sugestión es seguro que trate de sugestionar á los demás en la misma dirección ó bajo el mismo orden de ideas." (... )»

La colaboración de Diego-Madrazo en el nº 3 del Boletín de Cirugía, agosto, 1910, con el título "Optimismo y pesimismo en Medicina" no termina aquí. Seguiremos transcribiendo sus palabras y pensares que, después de más de un siglo, siguen teniendo vigencia.

"Optimismo y pesimismo en medicina" I
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