sábado. 20.04.2024

Johnny Cash, el ‘Hombre de Negro’, una vida romántica y tempestuosa

Sobradamente admirado como un cantautor de los más destacados en la música del gran público del siglo pasado, su música se dirigió al country, aunque abarcó abundantes géneros, como el folk, el rock and roll, el blues, el rockabilly o el gospel.

Cada día despierto 
en distinta habitación 
donde doy con mis huesos 
cuando está naciendo el sol, 
dormimos poco y mal 
quemando la salud 
para llegar al quinto infierno 
donde cantaré de nuevo, 
¿qué estarás haciendo tú?
El Blues del Autobús, de Miguel Ríos

El 12 de septiembre hizo doce años de la desaparición de Johnny Cash (Kingsland, Arkansas, 1932 – Nashville, Tennessee,  2003), el The Man in Black, el hombre de negro que no lo tuvo fácil ya desde sus comienzos, desde la asignación de su nombre al nacer.

En casa era JR, sus iniciales, con las que sus padres le bautizaron por haberles sido imposible acordar su nombre. En su alistamiento, fue John; y Johnny, poco tiempo después, en sus primeras manifestaciones como cantautor, quedando ya como nombre artístico desde el primer contrato discográfico que firmó, con Sam Phillips, el fabuloso productor en el estudio de grabación de Sun Records, a los veintitrés años.

Las carencias económicas familiares durante la llamada Gran Depresión fueron la fuente de inspiración de un número importante de sus temas

Sobradamente admirado como un cantautor de los más destacados en la música del gran público del siglo pasado, su música se dirigió al country, aunque abarcó abundantes géneros, como el folk, el rock and roll, el blues, el rockabilly o el gospel. Precisamente, este último género musical le había influido cuando, a la edad de tres años, se trasladó con su familia a Dyess, en el mismo Estado de Arkansas y trabajó, con cinco años, en sus campos de cultivo del algodón.

Las carencias económicas familiares durante la llamada Gran Depresión fueron la fuente de inspiración de un número importante de sus temas, principalmente aquellos cuyos protagonistas debían superar problemas y contrariedades semejantes. Las riadas del Mississippi en la granja familiar, también motivaron la idea para la composición de “Five Feet High and Rising”.

Sus orígenes sureños y los himnos baptistas que cantaba su madre le distinguieron de los otros niños con el placer de la música. Música, pero también religión. Dos partes inmanentes para quien se convertiría durante más de medio siglo en un cantautor profesional con el apoyo y confianza que depositó en él su madre. Ella supo percibir, antes que nadie, aquella calidad de barítono.

Country, blues, gospel…, géneros musicales que hablan del folk de países de inmigrados, de tristeza y melancolía en el duro trabajo de los campos de algodón o del dolor de los esclavos africanos arrebatados de su pueblo, siendo desterrados a América.

Una vida vertiginosa y de tal manera profesional que, desde sus veintitrés años hasta su fallecimiento a los setenta y uno, no paró de trabajar la música

Todo se unía a cimentar la personalidad de Johnny, como el haber presenciado, a los trece años, el accidente mortal de su hermano mayor en la sierra eléctrica del molino en donde trabajaba. El accidente de su hermano Jack siempre estaría muy presente durante toda su vida.

Cash tuvo que ser un superviviente en unos años en que La Gran Depresión de los años 30’ sumió a Estados Unidos en una crisis económica, social y política sin igual. Una vida vertiginosa y de tal manera profesional que, desde sus veintitrés años hasta su fallecimiento a los setenta y uno, no paró de trabajar la música entre colaboraciones con otros artistas conocidos, apariciones como invitado, vídeos musicales, álbumes recopilatorios, de estudio y de colaboraciones, discos, álbumes de gospel, duetos y conciertos. Una vida tan frenética que solo conocen los músicos, una vida de carretera, de noche, de comer a deshoras y con sueño no reparador, una vida solitaria solo amortiguada por la bebida y las drogas estimulantes. ¿De qué otra manera podría aguantarse el trabajo forzado animando a un público diferente de ciudad en ciudad? Ese es el ambiente. El precio de la fama.

Con seguridad, iba manifestándose una simetría aparentemente contradictoria entre la vida creciente de ese ambiente underground, de abandono y pesadumbre, y su creatividad que no cesaba, éxito tras éxito. Prueba de ello es la manera como sube de esa noche con la canción Ring of Fire (1963), cantada en Montreux en 1994, cuyo mensaje repetitivo en las seis estrofas no excede de ocho palabras: amor, anillo, fuego, deseo, abajo, llamas, quema:

El amor es algo ardiente 
que forma un anillo de fuego. 
Obligado por el deseo salvaje, 
caí en el anillo de fuego. 

Caí dentro del anillo de fuego, 
fui abajo, abajo, abajo, 
y las llamas crecieron. 
Y quema, quema, quema 
el anillo de fuego, 
el anillo de fuego (…) 

El sabor del amor es dulce 
cuando corazones como los nuestros se unen. 
Me enamoré de ti como un niño. 
Oh, pero el fuego se volvió salvaje (…).

Y, sin embargo, lo que intenta y logra transmitir son las lides del amor, con un ritmo rápido que nos traslada, mediante las trompetas, a la música popular mexicana de Jalisco. Fue escrita por Merle Kilgore y June Carter y cuyo tema principal es la relación afectiva entre Johnny y June, la que sería su segunda esposa cinco años más tarde.

Como en la anterior, muchas de sus canciones destilan las tesis de la recuperación, de la amargura y amargor del castigo, de la culpabilidad y las angustias personales. Es el ejemplo de Folsom Prison Blues (1956):

Oigo el tren que viene, 
está doblando la curva 
y no he visto el sol
desde no sé cuándo. 
Estoy atrapado en la prisión de Folson, 
y el tiempo sigue alargándose, 
pero ese tren sigue rodando 
abajo, a San Antón.

Cuando era solo un crío,
mi madre me dijo: “Hijo, 
sé siempre un buen chico, 
nunca juegues con armas”. 
Pero le disparé a un hombre en Reno 
solo para verlo morir. 
Y cuando oigo que aparece ese silbido,
escondo mi cabeza y lloro. 

Apuesto a que hay gente rica comiendo 
en el vagón restaurante de lujo, 
seguramente están tomando café
 y fumando largos puros, 
pero sé que tenía que venir, 
sé que no puedo ser libre. 
Pero esa gente sigue moviéndose 
y eso es lo que me tortura ... 

Bueno, si ellos me liberaran de esta prisión, 
si ese tren fuera mío, 
apuesto a que movería, solo un poco, 
más abajo la línea, 
lejos de la prisión de Folson. 
Ahí es donde quiero estar 
y dejaría a ese silbido solitario 
llevar lejos mi blues.

Si en I walk the Line (1964) canta “Sujeto con fuerza el extremo de esa cuerda que aprieta porque eres mía. Camino por la línea”, será Man in Black (1971) la que justifica su habitual indumentaria de color negro. Quiere ser la voz de los sin voz, criticar el estado real de las cosas y denunciar las enormes diferencias sociales que demuestran el empobrecimiento y la grieta en la sociedad.

No podía pasarle desapercibido a un hombre tan emocional e hiperestésico la seguridad que le daba esta actriz y cantante

Debemos finalizar este brevísimo recorrido del músico más fundamental, entre otros, en la vida del country, que publicó más de aproximadamente setenta álbumes y de los que vendió un número muy grande e indeterminado de ellos, casi noventa millones, en su medio siglo de carrera.

Quiero terminar con dos canciones románticas. La primera no es suya. La escribe Bob Dylan y posteriormente vuelta a grabar para cantarla con su venerado Johnny. La historia describe el encuentro con una nueva novia de Bob, Suze Rotolo. A Johnny Cash el asunto le interesa. Se ve identificado, adelantándose al tiempo real:

Girl from the North Country (1963)
Bien, si viajas a la feria del país del norte, 
donde los vientos golpean fuerte en la frontera, 
dale recuerdos de mi parte 
a una chica que vive allí, 
en otro tiempo ella fue mi verdadero amor. 

Si vas cuando las tormentas de nieve, 
cuando el río se hiela y el verano acaba, 
por favor mira si lleva un abrigo cálido 
que la proteja de los aulladores vientos. 

Por favor, mira si sus cabellos cuelgan largos, 
si dan vueltas y vuelan sobre su pecho, 
por favor, mira por mí, 
si su cabello cae largo, 
de ese modo es como mejor la recuerdo. 

Me pregunto si me recuerda siquiera un poco. 
Muchas veces lo he rogado, 
en la oscuridad de mi noche, 
en la claridad de mi día. 

Así que, si viajas a la feria del país del norte, 
donde los vientos golpean fuerte en la frontera, 
dale recuerdos de mi parte 
a una chica que vive allí, 
en otro tiempo ella fue mi verdadero amor.

Ya en la mitad de su carrera, Johnny Cash vive aún con su primera mujer, Vivian Liberto, (1954-1967), pero pronto proyectará este tema con June Carter Cash (1968-2003). No podía pasarle desapercibido a un hombre tan emocional e hiperestésico la seguridad que le daba esta actriz y cantante, de tal manera que, siempre que estaba con ella, surgía lo que no se puede ocultar, lo que un hombre de treinta y seis años caído en desgracia por la bebida y drogadicción percibió en June, un apoyo incondicional, una posible recuperación que se hizo firme. En 1968, Johnny le pide el matrimonio en público, mientras los dos cantaban a dúo en uno de los conciertos.

Fueron treinta y cinco años juntos, con sus días grises y sus cielos despejados. Lo cierto es que fueron almas gemelas hasta el final de sus días. En mayo de 2003, June fallece después de una operación quirúrgica. Estuvo activa en los escenarios hasta el final. Su marido, Johnny, la sigue a los cuatro meses. Era el amor de su vida.

Johnny Cash, el ‘Hombre de Negro’, una vida romántica y tempestuosa
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