jueves. 25.04.2024

Beppo, la villarrense de adopción

Nuestra fascinadora artista llegó a ser la inspiración estrella del París en su progreso artístico, junto con Hermine David u Olga Khoklova, entre otras autoras cuyo elenco no es limitado.

A propósito del libro que me regalaron Rafa y Alberto

Algo tendría este pequeño pueblo cordobés, Villa del Río, cuando Freda Marjorie Clarence Lamb, Beppo, (Londres, 1899 - Madrid, 1989), invitada por su amigo villarrense el pintor Pedro Bueno (1910 - 1993), en los años sesenta, pretendió así que conociera esa comarca cordobesa del Alto Guadalquivir. Quizás fue la extensión del pueblo, en forma de barco, y cuya distancia de punta a punta fácilmente se anda en diez minutos. O tal vez, la felicidad del paisanaje que encontró Beppo en el lugar y que distaba varias décadas de la tristeza de una España decolorada y descorazonada.

Beppo, desde el comienzo, acabó conquistada por todo tiempo de la vista de los campos rebosantes de olivares, como de unos seres que la recibieron y aceptaron, con la resistencia de una España primaria, analfabeta y arcaica. Andalucía, como no podía ser de otra manera, la acogió como una mujer independiente y liberada en su manera y modo de sentir, reflexionar y de afrontar la realidad.

Los epítetos expresados para esta pintora londinense vienen dados primeramente por la realidad, su realidad

Este hecho de la aparición en España de un personaje foráneo no era nuevo en la época, al final de la segunda década del pasado siglo. Además de Beppo, le sigue los pasos Edward Fitzgerald Brenan (Malta, 1894 - Alhaurín el Grande, Málaga, 1987) del Círculo de Bloomsbury, y entre los dos aparecen muy pocas diferencias, aunque estas sean notables. Los dos son artistas cuya expresión en el hispanista británico es la escritura y en la modelo inglesa, la pintura; los dos abordan Andalucía y los dos son coetáneos -cinco años más él que ella-. Las diferencias, resumidas en una línea, son que ella es mujer y que su familia es de clase social baja, siendo su padre músico. Ambos factores se van a notar en la expresión, en las relaciones y en las maneras de vivir de ambos, como iremos viendo poco a poco, aunque ciñéndonos a nuestra protagonista.

LA SEDUCTORA Y ATRACTIVA BEPPO

Los epítetos expresados para esta pintora londinense vienen dados primeramente por la realidad, su realidad. Porque Freda Lamb es una continua forja de su propia confianza, la confianza en ella misma, el convencimiento de que la vida le pertenecía solo a ella, y que solo ella iba a atreverse a seguir su propio destino, como cuando decide fugarse de casa a los dieciocho años.

Nuestra fascinadora artista llegó a ser la inspiración estrella del París en su progreso artístico, junto con Hermine David u Olga Khoklova, entre otras autoras cuyo elenco no es limitado. Prefirió quedarse en Córdoba, en Villa del Río, y subrayó con su actividad y su conducta la totalidad de una geodesia de la autodeterminación humana, contagiando su imagen y su figura, como pocas, la postura comprometida ya trazada por las precursoras de la libertad de las mujeres; así, Beppo pone blanco sobre negro y, sin ella quererlo, provoca un extraordinario mérito en cuanto al panorama reciente de la equidad de las mujeres y los hombres ante la legalidad constitucional, y en cuanto a la responsabilidad de los demás de intentar inspirar, a través de diferentes medios, la función y las contribuciones de la mujer en dominios o espacios que han terminado finalmente en la sombra, solo atribuible esta realidad a un espectro del hombre, defectuoso y autoritario, de la situación y conocimiento de la sociedad, más allá de las modas a través del tiempo, y sus distintas partes, más allá de cualquier posmodernismo.

Nos sigue quedando de ese legado secular y aparentemente contradictorio el saber y el conocimiento de Beppo, ambos colmados de sentido y humanidad

Beppo se halló siempre, en Francia, en España y en Córdoba, como deseó estar. Tanto quiso a esta tierra y a Villa del Río que escogió a este pequeño pueblo para que albergase sus cenizas. También en eso vinculó intensamente su imagen en todo momento fusionada a su energía y realidad, testimoniando que su mente clarividente y luminosa en cada momento recorría armónicamente el pensamiento y la sensibilidad. Fue una mujer alucinante y, al menos, objeto de controversia, que, sin duda, ocasionaba pareceres adversos. Y, sin embargo, su camino cursa poco a poco varios de los más apreciables momentos del siglo pasado, sin haber nunca dejado de ser ella misma, original, aun habiendo aprovechado esa oportunidad durante noventa años, y pareciendo que siempre iba a desaparecer. Consumada dibujante y adorable pintora, Beppo es una libertaria señorial con interrogantes que hablan de renovación y que, según dicen, se servía de su palabra lo mismo que el Capitán Alatriste de su acero, y utilizaba sus utensilios como una exploradora en la Ilustración, que se precavió y se dio la mayor satisfacción cultivándose con Cervantes, el escocés Boswell y también Proust, entre otros. Porque las lecturas convencionales las sentía complejas y desconcertadas. Su naturaleza de artista la hace recalar, muy joven, en el París bohemio de los años 20. Allí fue modelo, gran amiga y amante de Modigliani, y posó para el pintor ruso Soutine, entre otros más. También es allí en donde casa con Abdul Wahad, un magnífico acuarelista y príncipe tunecino.

Finalmente, su fama queda agregada a otras renombradas notoriedades espectaculares en el paisaje iconográfico del siglo XX, bien experimentado en causar lo más especial y destacado y lo más inferior y defectuoso de la trayectoria del individuo, desdoblándose entre lo artístico que consigue toda manifestación plástica a la sombra de la interminable elegancia, encanto y delicadeza, y los escatológicos e insondables despeñaderos del atraso y la brutalidad lejanos a cualquier atisbo de esplendor.

Nos sigue quedando de ese legado secular y aparentemente contradictorio el saber y el conocimiento de Beppo, ambos colmados de sentido y humanidad. Porque así era esta artista londinense de nacimiento y villarrense de adopción, una adelantada a su tiempo que, aún más que sus dibujos, acuarelas y litografías, supo dejarnos en herencia el arte de vivir, un arte de libertad y de cambio.

Beppo, la villarrense de adopción
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