jueves. 28.03.2024

Pico y pala: Gabilondo y Casado

Pablo Casado Blanco, como la nieve, salió a la calle para endilgarle una colleja a Sánchez. Ahora solo falta saber si acertó como los meteorólogos o echó una nueva palada de tierra sobre su carrera política.

La nevada del siglo ha puesto blanco, qué menos, sobre negro, varias cosas. Filomena, horrísono nombre griego que significa amigo de la fuerza, ha devuelto el prestigio a los meteorólogos, acertantes por fin de esa Bonoloto imposible de las predicciones.

Los hombres (y mujeres) del tiempo han atinado con los seis aciertos: lugar, fecha, hora, intensidad, cantidad y extensión. Y han sido premiados también con el reintegro de su credibilidad y el efecto complementario de su notoriedad.

Filomena ha barrido de sur a norte la península de Sánchez como solo barren las borrascas de casta

Filomena ha barrido de sur a norte la península de Sánchez como solo barren las borrascas de casta. Pero se ha llevado por delante al pico de oro del periodismo español, Iñaki Gabilondo. La voz de terciopelo de la radio abandona su quirúrgico análisis diario en formato videoblog a los 78 años. Iñaki se confiesa empachado por una realidad inquietante a la que, al marcharse, ya no sabremos llamar por su nombre. Porque los sustantivos, adjetivos y adverbios le correspondían a este agrimensor de la palabra, perito de la terminología y arquitecto insuperable del discurso.

El pico de oro nunca pinchó en hueso. La clarividencia de Gabilondo es irrepetible. Su elegancia también. Todo lo que consiguieron sus enemigos fue motejarle como Sor Iñaki. El oficio ingrato del periodismo aún no ha saldado sus cuentas pendientes con este donostiarra que ha firmado el pacto secreto, como Oscar Wilde en “El retrato de Dorian Gray”, de la eterna juventud. Gabilondo es un joven casi octogenario que ha colgado su bata de analista en la percha del hartazgo. Muy comprensible en esta España convulsa.

La misma Filomena, recuerden amiga de la fuerza, movió torpemente la pala del oportunista Pablo Casado y con dos hijos. La demagogia también se reparte a paladas. Pablo Casado Blanco, como la nieve, salió a la calle para endilgarle una colleja a Sánchez. Ahora solo falta saber si acertó como los meteorólogos o echó una nueva palada de tierra sobre su carrera política.

Porque, en el caso del líder de la oposición, nieva sobre mojado.

Pico y pala: Gabilondo y Casado
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