viernes. 19.04.2024

Okuda el okupa

Hace apenas un año, abrió la puerta del Palacete del Embarcadero de Santander y pasaron dentro miles de admiradores de sus animales de autor. Animales humanizados y coloreados con la inteligencia de una paleta que no es de ningún paleto. 

Oscar San Miguel es Okuda, el okupa de las fachadas y los macroescenarios. El artista de moda, el pintor que pinta con calculado amor, el referente del arte urbano. Toda fachada es lienzo, todo colegio es marco, todo rincón es coloreable. Okuda es un okupa al que se ve venir de lejos. Y que, finalmente, no se marcha nunca.

Okuda pinta y coloniza. Pinta mucho y lo sabe. Cuenta con el favor y el fervor del público internacional. Es un Bansky treinteañero, un líder del “street art”, un ciclón en busca de espacios abofeteables con sus mil y un colores. La calle es de todos, pero Okuda demuestra que es más de unos que de otros. Es un agitador que viaja agitadamente por el mundo poniendo firmes los muros y firma a pie de  pared. 

Dulce okupa este Okuda. Candidato a dejar su sello a la vuelta de cualquier esquina. Aspirante a llegar a la inmortalidad partiendo de la modernidad. Con la agenda repleta de encargos, solo un santanderino tan joven como viajado ha podido dejar su inconfundible sello en decenas de  ciudades. Viste edificios, reviste de colores inimaginables su obra y se desviste para quien lo desea. Cuando llega Okuda sale todo el mundo a recibirlo. 

En ese otro mundo lleno de grandes artistas, Okuda se distingue por su peculiar lenguaje

Hace apenas un año, abrió la puerta del Palacete del Embarcadero de Santander y  pasaron dentro miles de  admiradores de sus animales de autor. Animales humanizados y coloreados con la inteligencia de una paleta que no es de ningún paleto. 

Tiene mucho que contar y mucho que mostrar. Viaja alrededor del mundo sin perder demasiado la perspectiva. En ese otro mundo lleno de grandes artistas, Okuda se distingue por su peculiar lenguaje. “Palace of the Holy Animals” fue esa apuesta ganadora por animales que viven, sienten y comparten. Porque así lo ha querido este artista singular que concierne a un público tan plural.

Este Okuda es el enemigo público número 1 de las fachadas gris marengo. Hasta que las okupa. Comisario con mando en plaza y presto a intervenir para restaurar el desorden establecido.

Callejero enfermizo, pintando muros colabora a derribarlos. Paradójico.

Okuda el okupa
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