viernes. 19.04.2024

Nos quedamos sin pájaros

La mala calidad del aire, las aguas contaminadas y la tendencia irreprimible de echarle productos químicos a la siembra llenan los estantes de Mercadona. Pero vacían los cielos de estorninos.

A Mario Regato González, recién llegado

La noticia, a vuelapluma, dice que el mundo ha perdido 3.000 millones de pájaros solo en Estados Unidos y Canadá desde 1970. Lo publica la revista “Science” sin intención de ser pájaro de mal agüero. Pero recordándonos que tanto gorriones como golondrinas figuran en esa lista de voladores en caída libre. Ser pájaro se ha tornado en oficio excesivamente volátil.

El clásico que nos inculcó que una golondrina no hace primavera tendrá que recalcular su aforismo. Y Gustavo Adolfo Bécquer tendría que reescribir su universal Rima 53 para adjetivar a sus oscuras golondrinas también como escasas. Aquellos líricos nidos que el poeta colgaba en el balcón son hoy nidos unifamiliares, casi monoparentales.

Ahora que Cantabria homenajea al “Gorrión de Cazoña”, los ornitólogos nos advierten de la alarmante escasez de gorriones. El ciclista Ángel Madrazo voló como un águila hasta la cumbre del Observatorio Astrofísico de Javalambre. Todos observamos asombrados  por televisión como subía el puerto y ascendía en el escalafón ornitológico para ganar la etapa. Temimos curva tras curva la fatal pájara, pero estaba engañando a los rivales con su zigzagueo equívoco. Vaya pájaro.

La producción cerealística intensiva le sisa al sisón su hábitat natural entre cultivos

No solo Estados Unidos y Canadá se quedan sin aves. España ha perdido el 50% del sisón común, pájaro fundamental en los campos de este país. Y es que la producción cerealística intensiva le sisa al sisón su hábitat natural entre cultivos. La mala calidad del aire, las aguas contaminadas y la tendencia irreprimible de echarle productos químicos a la siembra llenan los estantes de Mercadona. Pero vacían los cielos de estorninos.

El campo se abona o se abandona. Si se abona con determinados fertilizantes, esteriliza la reproducción de los pájaros. Si se abandona, ocurre más de lo mismo. A este ritmo frenético de desaparición, todas las aves acabarán siendo “rara avis”. Supervivientes de vuelo breve sin un concurso televisivo homónimo que confirme su heroicidad.

Hasta el AVE mata las aves por miles con su morro asesino. Cada trayecto de nuestro tren sideral acaba con la vida de cientos de aves que tiñen de sangre su primer vagón. Estrelladas contra el tren estrella de la España de Sánchez a 300 kilómetros por hora. Y sin posibilidad de renacer de sus cenizas como el ave Fénix.

Sabemos que todos los pájaros son aves de paso. Pero nos cuesta mucho aceptar que ya no vuelvan a pasar.
 

Nos quedamos sin pájaros