jueves. 25.04.2024

Pisarello y Suárez de Iliana condenados a no mirarse como las esfinges

¡Es qué ni se miran¡, como si existiera un castigo divino o mitológico condenándoles, si lo hicieran, a convertirse en figuras pétreas o de sal.

Los telespectadores habrán podido fijarse en estos días pasados a través de los abundantes planos de la televisión durante las comparecencias de oradores, acerca del comportamiento existente entre dos de sus señorías, situados a la derecha de la Tribuna, como si existiera una invisibilidad entre ellos exclusiva.

¡Es qué ni se miran¡, como si existiera un castigo divino o mitológico condenándoles, si lo hicieran, a convertirse en figuras pétreas o de sal.

Es posible que Heródoto al llamar Androesfinge a la egipcia, la cual tenía rostro de varón, estuviera ya preconizando lo que acabaría sucediendo en el Congreso.

Los protagonistas, se tratan de Gerardo Pisarello, ex mano derecha de Ada Colau y Adolfo Suarez Illana, de brillante ascendencia paterna, los cuales ejercerán respectivamente como Secretario Primero y Tercero del Congreso de los Diputados, durante el proceso de investidura.

Sus miradas se pierden en la lontananza del Hemiciclo

Llama la atención, a este columnista, y probablemente al espectador “de a pie” que ha venido observando sus comportamientos a lo largo de estos días, como dichos Secretarios, no han cruzado una sola palabra o comentario sobre el devenir de sus responsabilidades en este plazo temporal, ya que brinda a pensar que entre los “rifi-rafes” de los Parlamentarios y el silencio y la soledad de los monjes cartujos aplicados a los Secretarios, se nos viene a la cabeza, si se me permite la licencia, de aquello que  manifestaba Romanones, ¡ vaya tropa ¡.

Sus miradas se pierden en la lontananza del Hemiciclo ¿?, mientras el enceguecimiento surge a la derecha e izquierda de sus personas, como si se tratara de una premonición.......

Presten atención y observarán algunos comportamientos, al menos para mí, inexplicables y de sarcasmo, en la esperanza de que algunas conductas no son las más adecuadas, máxime cuando te mira media España.

 

Pisarello y Suárez de Iliana condenados a no mirarse como las esfinges