miércoles. 24.04.2024

Más sobresaltos en Estados Unidos y de rebote en España

Esta especie de plaga medieval ha devuelto a EEUU a una realidad pavorosa con unos 20.000 fallecidos según The Washington Post y más de 500.000 contagios, con unas previsiones todavía aún más épicas.

Como mencionábamos la semana pasada en el artículo: 'Observar al Amo del Mundo durante la Pandemia', ciertos sectores sociales y situaciones raciales suelen convertirse en EEUU en breve espacio de tiempo en “artefactos de relojería”.

A pesar de la bonanza de su economía, la misma, debido a su particular sistema casi nunca llega a la población más desfavorecida, surgiendo los consabidos contrastes.

Un tercero en discordia, como suele decirse, sería el Servicio de Correos, al borde del colapso, situado en la cola de demanda de auxilio financiero

Basta echar un vistazo al Informe de Philip G. Alstom, estudioso ONU sobre condiciones de pobreza extrema propias del Tercer Mundo, para llegar a la conclusión de por qué todavía existen en EEUU unos 40 millones de ciudadanos en distintos niveles de pobreza, prácticamente sin accesos a bienes y servicios, a pesar de las supuestas ayudas estatales que se les proporciona a través de miles de millones de dólares.

Sin embargo, las raíces de distintas generaciones víctimas del siempre aplicado sistema económico han continuado en los últimos siglos sin disponer de mínimos derechos sociales tal y como Obama quiso potenciar en los últimos tiempos. Por ejemplo, un tipo de sanidad universal parecido al español, hubiese hecho quebrar una economía nacional que ha sabido casi siempre mantener una especie de “stock” de los llamados “hambrientos” y “sin techos”.

En estos momentos, esta especie de plaga medieval ha devuelto a EEUU a una realidad pavorosa con unos 20.000 fallecidos según The Washington Post y más de 500.000 contagios, con unas previsiones todavía aún más épicas.

Según el mismo diario comienzan a sonar algunas otras alarmas, por el momento de tipo económico, como por ejemplo muchas peticiones procedentes de Gobernadores de Estados en solicitud al Congreso de cantidades que rondan los 500.000 millones de dólares por déficit presupuestario contraído para afrontar deudas surgidas por adquisiciones de material sanitario relacionados con los brotes.

Un tercero en discordia, como suele decirse, sería el Servicio de Correos, al borde del colapso, situado en la cola de demanda de auxilio financiero a la Administración Trump, a fin de que rescate el servicio.

Un verdadero cúmulo de circunstancias que sin respiro contribuyen a una contracción económica que según expertos económicos comienza a parecerse a la Gran Depresión de 1929.

Importantes ciudades como Illinois atrasan sus pagos por valor de 8,3 mil millones de dólares, junto al retraso de percepciones de ingresos fiscales por parte de Nueva York, e igualmente por parte de Pensilvania respecto al abono de cantidades a 9.000 empleados estatales en cuarentena.

Surge el dilema, al igual que en España, la disyuntiva de acelerar o no la vuelta al trabajo de determinados colectivos ante la opinión contraria de muchos expertos por la escasez de Test imprescindibles para identificar y detentar posibles nuevos brotes.

Finalmente, si se nos permite, nos gustaría, respecto a España, asirnos por ahora en el criterio de lo abstracto (carecemos de otro más fiable) a fin de establecer algunas premisas, no científicas, pero sí al menos de base racional o lógica sobre el número de fallecidos que supondrá para nosotros el efecto coronavirus

Nos encontramos ante una serie de datos y elementos de juicios incompletos, publicados y manejados a partir de fechas posteriores a los principales acontecimientos y que su expresión geométrica-aritmética, contribuye a informar a la opinión pública sobre una serie de supuestos relativos a la evolución de la pandemia, que como se diría coloquialmente “habiéndose dejado piedras en el camino”

Se nos ha indicado igualmente, que su origen y desarrollo, velado al mundo al principio de forma clandestina junto a su incomprendido alcance asumido por los Estados en claro desorden, han conducido inevitablemente a resultados sorprendentes e inesperados sin reacciones por los países, al menos, durante los 30/45 días posteriores a esa presencia maligna desconocida, a la cual, debe unirse la forma reñida y descontrolada de adquisiciones  de equipos médicos, etc., que conducen finalmente a una trágica escasa fiabilidad de datos precisos o reales respecto a fallecimientos y contagios sobre los cuales el Gobierno de España, podría  intentar nuevas aproximaciones a la búsqueda de una realidad que pueda suponer al pueblo español  el derecho a saber nuevas realidades aunque sean a través de conjeturas, pero ajustadas a otros supuestos.

Ello obliga a considerar adicionalmente circunstancias relacionadas con las muertes ocurridas en residencias, hospitales y consecuencias iniciales de saturaciones, así como personas que vivían solas y que no fueron testadas, lo cual implicaría un posible incremento sobre las cifras publicadas de hasta un 40% superior a las manifestadas.

Más sobresaltos en Estados Unidos y de rebote en España
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