viernes. 29.03.2024

¿Deberá recurrir la FECAV cántabra al flautista de Hamelin?

El Consistorio debe tomar buena nota para una mejor disposición hacia los contribuyentes, ya que el problema, no únicamente en nuestra capital, se identifica plenamente con una de las situaciones típicas en algunas Corporaciones: “dejar en reposo indefinido”, actuaciones efectivas contra la insalubridad.

Según una definición al uso, la palabra “implícito/a”, es algo que se encuentra incluido o inmerso en otra actividad, como por ejemplo la salubridad de la ciudad, sin necesidad de ser expresado de forma directa.

O dicho sea en ROMAN PALADINO, la situación descrita por El Diario Cantabria, muestra una situación, clara, simple, concisa, sin adornos o complicaciones, referente a la situación vecinal producida por las ratas en determinados lugares de la calle ALTA en Santander.

Es decir, el Consistorio debe tomar buena nota para una mejor disposición hacia los contribuyentes, ya que el problema, no únicamente en nuestra capital, se identifica plenamente con una de las situaciones típicas en algunas Corporaciones: “dejar en reposo indefinido”, actuaciones efectivas contra la insalubridad.

Quizás, el Ayuntamiento debería pensar si este nuevo problema pasa a formar parte dentro de la esfera de responsabilidades de la Concesionaria de Recogida y Limpieza Urbana, obligándose a supervisar más concienzudamente sus tareas.

Porque no creemos en llegar al punto del símil de la fábula de EL FLAUTISTA DE HAMELÍN, de los hermanos Grimm, referida a una extraña venganza de hacer volver a los roedores a la ciudad por algún tipo de incumplimiento.

Al respecto, el ciudadano medio no debería acomodarse al surgimiento de este tipo de situaciones, producto de penumbras presupuestarias, deficiencias profesionales u otro tipo de sombras.

Este autor vive muy de cerca a través de la autoría de sus artículos, los problemas de la “España local”,  y les puedo asegurar que Santander no supone ninguna excepción dentro de los múltiples dislates que vienen ocurriendo a lo largo del mundo consistorial y sus aledaños.

Me parecen acertadas la adopción de medidas, producto de la desesperación y mientras tanto, recordemos aquel pasaje de Esteban Echeverría, introductor del Romanticismo en Argentina, perteneciente a la denominada Generación del 37, formada en Francia que alertaba:

“Cuentan, que al oír tan desaforados gritos, las últimas ratas que agonizaban de hambre en sus cuevas, se reanimaron y echaron a correr desatentadas, conociendo que volvían a aquellos lugares, la acostumbrada alegría y algazara, precursoras de la abundancia..."  ¿Calle Alta?
 

¿Deberá recurrir la FECAV cántabra al flautista de Hamelin?
Comentarios