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Desgraciadamente, aquí estamos un 25 de noviembre más, mostrando nuestro rechazo hacia la violencia que se ejerce contra la mujer por nacer mujer: la Violencia de Género.
¿Recuerdas cuándo detectaste, por primera vez, el machismo en tu vida?
“Ten cuidado, mira en la tele lo que pasa”. Es una de esas frases que me ha acompañado toda mi adolescencia
Yo sí. Aunque creo que lo reconocemos mucho antes de tan siquiera saber ponerle palabras.
De pequeña detestaba que en la televisión se viese lo que decidiese el hombre que tuviera el mando en la mano. En las comidas familiares, los hombres se sentaban en el sitio más cómodo y más alejado del acceso a la cocina, mientras las mujeres servían y se sentaban con el delantal todavía puesto. Empecé a salir de fiesta y la ropa con la que yo me veía guapa generaba siempre algún comentario. Muchas veces entre bromas “sin importancia”, sexualizando mi cuerpo; otras veces cuestionándome.
“Ten cuidado, mira en la tele lo que pasa”. Es una de esas frases que me ha acompañado toda mi adolescencia. Y no se irá. Vivirá conmigo hasta que, ojalá no, a mi hija también la acompañe.
En España, desde 2003, se han interpuesto cerca de 2 millones de denuncias por maltrato, más de medio millón de órdenes de protección y han sido asesinadas 1.171 mujeres a manos de sus parejas o exparejas. Cuando hablamos del dato de víctimas mortales, mi deseo siempre es que no expire al día siguiente.
Hemos normalizado, con una cruda frialdad, que en las noticias, mientras comemos o cenamos con nuestra familia, después de las declaraciones del Presidente sobre los Presupuestos del Estado y antes de la sección de deportes celebrando el partido de la Selección Española, se hable de que una mujer ha sido secuestrada, violada, asesinada, o todo en la misma historia. ¿Cómo no vamos a estar cabreadas? No son casos puntuales, nunca lo han sido. Es la peor, y más invisible, violencia estructural.
La Violencia de Género es como un iceberg: vemos los golpes y los asesinatos, pero no todo el entramado de conductas misóginas, estereotipos sexistas, expresiones rancias y machistas, y hábitos integrados en nuestro día a día. De generación en generación. Todo ello está interrelacionado y sustenta el sistema patriarcal en el que vivimos y que, una parte de la población, niega que existe.
Hemos querido recordarle a los chicos que, cuando un amigo actúa como un machirulo, el silencio les hace cómplice
Cantabria se encuentra entre las cinco Comunidades Autónomas con menos casos de víctimas mortales por Violencia de Género. Y queremos que siga siendo así.
Por ello, desde Juventudes Socialistas de Cantabria, con motivo del 25N, este año hemos querido visibilizar esa parte del iceberg que no se ve a simple vista, a menos que te sumerjas.
Desde el 1 hasta el 25 de noviembre, hemos llevado a cabo nuestro Calendario de Adviento Feminista a través de la cuenta @25diasde_ en Instagram. Una campaña de sensibilización diaria que pone el foco en entender qué significa ser mujer en cada etapa vital, rodeadas de machismo.
Con la colaboración de mujeres de distinta edad, profesión y lugar de residencia, entre ellas las activistas Towanda Rebels o la ex eurodiputada socialista Elena Valenciano, hemos mostrado la incomodidad que sentimos de pequeñas al ver que nos tratan diferente, el silencio alrededor de la maternidad, las noticias de agresiones sexuales poniendo en jaque nuestra tranquilidad, los tabús a la hora de hablar de nuestra sexualidad o nuestro cuerpo, el miedo llegando a casa pensando en qué harías si te pasase a ti, los cánones de belleza juzgando si nuestro cuerpo vale o no. Y también hemos querido recordarle a los chicos que, cuando un amigo actúa como un machirulo, el silencio les hace cómplice.
Han sido 25 días de reivindicación, pero vivimos 365 sufriéndolo.
La mujer siempre ha necesitado reivindicar que era una igual frente al hombre, nunca ha sido algo que se haya dado por hecho. Todos nuestros derechos y, sobre todo, todas nuestras libertades son gracias a las que pisaron tierra siglos antes y no se callaron. Porque fueron, somos. Porque somos, serán. Así que no, calladitas no estamos más guapas. No nos van a borrar. Caminamos juntas.