jueves. 25.04.2024

El disfraz de Casado no se quita con lejía

La suma de PP y Ciudadanos no llega a la alineación titular del partido verde fosforito.

El día de la moción de censura de Vox contra Sánchez el líder del PP, Pablo Casado, entró en el cuarto de los disfraces del Congreso y se puso el de socialdemócrata. Subió al estrado, asumió cierto lenguaje de la progresía y cosechó los halagos de la izquierda de la Cámara Baja. Abascal, abatido pero concernido, dijo en diversos foros sobre su excompañero de partido: “Pensé que éramos amigos”. Si Sánchez e Iglesias, expertos en disfraces –hay quien dice que tienen la exclusiva del Carnaval-, alaban a su gran rival de la derecha y éste, lejos de barruntar tormenta pica el anzuelo, puede suceder lo que el pasado domingo aconteció en Cataluña: Vox barre al PP, irrumpe con once escaños y prácticamente multiplica por cuatro la representación de los populares en el Parlamento catalán. La suma de PP y Ciudadanos –los de Arrimadas pierden 30 asientos- no llega a la alineación titular del partido verde fosforito.

Verán cómo Sánchez desembala el atuendo bueno para trotar por Barcelona como demócrata reluciente

Esta semana Casado tiene que pasar por el Congreso y es más que probable que Abascal trate de cobrarle como pieza. Las federaciones territoriales del PP andan revueltas ante el temor de quedar diluidas como azucarillos y piden por el conducto interno que rueden cabezas. El deporte político de poner a rodar las cabezas de los demás supone que nunca sabes cuándo le toca a la tuya. Casado no quiere un Apocalypto en Génova y tratará de templar gaitas ya desnudo del disfraz de segunda mano que le vendió Sánchez por cuatro céntimos. Pero ese estigma no se quita de la noche a la mañana con lejía ordinaria. Feijóo, a quien no pocos señalan como próximo dueño de la lavadora, no tiene prisa: sus pasos y su verbo centrifugan sin pausa.

El resultado electoral en Cataluña arroja otro panorama mal gobernable. Con Illa –el renacido– a la cabeza, pero con la lengua lobera de ERC y Junts en su cogote. Verán cómo Sánchez desembala el atuendo bueno para trotar por Barcelona como demócrata reluciente. Otro disfraz que garantice sus dulces sueños en Moncloa. El de Casado no se quita con lejía y no solo lo sabe Abascal.

El disfraz de Casado no se quita con lejía
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