sábado. 20.04.2024

La derrota del lenguaje retorcido

Vale más Gabilondo que todo el gabinete de Pedro Sánchez, pero ni fue él mismo ni le dejaron.

Telegráficamente:

-    Ayuso, que es como la tercera forma verbal de un pretérito indefinido con mucho presente, más plural que los que se dicen plurales y menos singular de lo que parece, habló sobre todo de gestión, de las necesidades de la gente, y poco de filosofías políticas. Resultado: un demoledor latigazo al PSOE con parábola a la cabeza de Sánchez.

-    Mentir, prostituir el lenguaje y retorcer los hechos aboca a derrotas electorales (el rival sale con diez puntos de ventaja).

Mentir, prostituir el lenguaje y retorcer los hechos aboca a derrotas electorales

-    Vale más Gabilondo que todo el gabinete de Pedro Sánchez, pero ni fue él mismo ni le dejaron (y sólo por eso debía perder).

-    Parar el fascismo, pararte a ti mismo y huir por el córner (únicamente faltó un saludito desde el centro del campo, pero no había nadie en la grada).

-    “No pasarán”, se afanó en vocear toda la izquierda, esa que prometió subir los impuestos a los ricos y va a crujir a trabajadores y clases medias, según el plan enviado a Bruselas. (“No pasarán”, y pasaron 65 más otros trece de propina).

-    Si MM, que no es una empresa de seguros, sino un partido político, se empeña los próximos dos años en la narración ‘guerracivilista’ y frentista, caerá en el mismo pozo que su exsocio.

En definitiva:

-    La victoria del PP de Ayuso, que gobernará hasta 2023, tiene triple mérito, porque desde que convocó los comicios se vio en un cuadrilátero con una careta de Franco. La que le colocaron –pensaban que hábilmente– aquellos que guardan bajo la herrumbre disfraces de la máxima severidad: peligrosidad contumaz.

-    Y, para terminar, la ultrafuga. Iglesias fue a salvar Madrid y, al percatarse de que los madrileños quieren que les salve Ayuso, hizo mutis por el córner. Puso el balón en el cuarto de círculo y ni siquiera se dio cuenta de que el banderín era azul, no morado. El líder de Podemos se dio un puntapié a sí mismo y se fue entre los abrazos de unos pocos. Dicen que ahora va a ser periodista (temblad, malditos).

La derrota del lenguaje retorcido
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