viernes. 19.04.2024

Mineápolis, España

Es cierto que en España hay un gran número de personas que luchan contra el racismo, pero no debemos olvidar que hay 3,5 millones (mínimo) que han votado a un partido político admirador de Trump.

Desde el asesinato de George Floyd estamos asistiendo a un ciclo de movilizaciones que tienen como eje central a Estados Unidos, pero que ya se están desarrollando a lo largo de todo el planeta. El caso de Floyd se une a una larga lista de crímenes racistas en EEUU y cuyo agravante es la presidencia del ultraderechista Donald Trump.

Estos días vemos cómo familiares y amigos a través de las diferentes redes sociales y servicios de mensajería instantanéa posicionarse abiertamente contra ese asesinato. Consignas como no al racismo aparecen continuamente en nuestros timelines de las redes sociales. Una ola de indignación con algo que vemos como indignante, pero con esa suerte de lejanía al ser en otro país y en otro continente.

Creo que muchas veces nuestro país se mira el ombligo y en otras agacha cabeza y olvida

Las declaraciones contra el racismo ahí acaban. Queda la sensación de que miramos horrorizados lo que ocurre en otros países y agachamos la cabeza con lo que ocurre en España.

Es cierto que en nuestro país hay un gran número de personas que luchan contra el racismo, pero no debemos olvidar que hay 3,5 millones (mínimo) que han votado a un partido político admirador de Trump. Curiosamente algunos seguidores famosos de ese partido, como el dicharachero Pepe Reina, se autoproclaman defensores de la igualdad y de la lucha contra el racismo. Ver para creer. Pese a que el partido de Abascal, Espinosa y ese tropel de antipatriotas ponga tuits de apoyo a Trump y defendiendo que a los antifascistas españoles se les llame terroristas, y por lo tanto, entiendo que pide nuestra encarcelación, la de usted que lo lee también, no creo que mucho seguidor verde se dedique a leer artículos que no sean de Jímenez Losantos, Hermann Tersch o Dragó, y fijense, creo que no leen ni a esos.

Volviendo al fondo de la cuestión. Creo que muchas veces nuestro país se mira el ombligo y en otras agacha cabeza y olvida. Cierto es que a veces el racismo, más que racismo se convierte en clasismo y más que xenofobia es aporofobia y que explica bien el siguiente chascarrillo: dice un hijo a un padre, "papá, el viernes es el cumpleaños de Mohammed, el chico musulmán que tenemos en clase", contesta el padre "¿Vas a ir al cumpleaños de un moro? ¿Dónde es?; respuesta del hijo, "En el yate de su padre"; finalmente el padre dice, "ah bueno, entonces no es moro, es árabe".

Los datos nos muestran que en España al año hay unas 4.000 agresiones por delitos de odio

España está manchada por numerosos casos de agresiones racistas.

Hace casi 18 años fue asesinada Lucrecia Pérez, en Madrid, por parte de un Guardia Civil que participaba en una cacería de inmigrantes organizada por la ultraderecha. Lucrecia, mujer dominicana, vino a España para que su hija pudiera estudiar. Es el caso más popular pero hay muchos más.

El 20 de Marzo de 2018, murió Mame Mbaye tras una persecución policial en Madrid.

18 de Mayo de 2020, agresión racista en el transporte público en Barcelona.

18 de Abril de 2020, agresión racista en Girona por parte de la policía a 2 chicos.

2 de Noviembre de 2019, agresión racista y machista en un autobús público en Madrid.

También en 2019, agresión a una persona de origen subsahariano en en el barrio de Aluche, en Madrid. O por hablar de Cantabria, en 2019 una mujer asturiana de origen sirio sufrió insultos racistas en El Sardinero.

Racismo también es que haya seres humanos durmiendo en carpas en Melilla que cuando llueve se inundan

Los datos nos muestran que en España al año hay unas 4.000 agresiones por delitos de odio, entre las que destacan las agresiones racistas.

Pero es que racismo no solamente son agresiones físicas o verbales.

Racismo también es que haya seres humanos durmiendo en carpas en Melilla que cuando llueve se inundan. O que se usen a seres humanos como temporeros para aquellos trabajos que los españoles de bien, que llama Santiago Abascal, no quieren hacer. Como por ejemplo, recogida de fruta. Es el caso de Lleida, donde estos seres humanos duermen en la calle, pese a que un futbolista se ofreció a pagar por adelantado alojamiento, pero cuyos hoteles que sí acogieron a la Guardia Civil para el 1 de Octubre, se niegan a acoger a otros seres humanos.

En España también tenemos el caso de los CIE o los centros de menores extranjeros no acompañados. Lugares en los que las condiciones de los seres humanos que allí están no son nada dignas. En algunos casos llegando a la tortura. Personas que ya han sufrido la tortura de huir de sus países y que aquí se encuentran odio. En diciembre del pasado año, varios centros de menores extranjeros no acompañado, sufrieron el lanzamiento de varios explosivos, y no, no eran de la ETA, sino de grupos ultraderechistas.

O las concertinas y gigantes vallas anti humanas en Ceuta y Melilla. Sambo Sadiako, senegalés de 30 años, murió desangrado en la valla de Melilla. Y cientos de cientos de heridos, mutilados y varios muertos. Y todo ello aumentado con la Ley Mordaza del Partido Popular y que aún no ha sido derogada.

O las devoluciones en caliente.

O individuos que desean ver morir a seres humanos en el mar mientras huyen de la pobreza y la guerra. Algunos de esos individuos se sientan en las instituciones españolas.

O simplemente la discriminación al diferente. La rumorología. Los bulos. Las mentiras. Las mentiras.

Son seres humanos. Son personas que vienen de un pasado durísimo, que pocos son capaces de imaginar, dejando una vida atrás y no vienen a buscar un futuro digno, simplemente vienen para poder vivir y no morir. Siempre con una sonrisa y con su buen corazón.

¿Te imaginas huyendo de una guerra en una pequeña barca, atravesando durante días el mar para llegar a un lugar en el que te van a encerrar en una cárcel por haber nacido en otro sitio? ¿Te imaginas que eres un niño, que los padres ayudan a que huya y cuando llegas te meten en un centro de condiciones inhumanas y que encima te lanzan explosivos y te atacan y humillan? ¿Te imaginas ser el padre de ese niño? ¿Te imaginas ser un ingeniero muy brillante, huir de la guerra y al llegar te acusen de que vienes a vivir del cuento, pasando de tener una vida aceptable a no tener nada?

Diversidad, enriquecimiento cultural. Seamos como seamos, vengamos de donde vengamos.

Viva el Mbourake, viva el Kanafeh, viva el Kaak Malih, viva el Arroz con Leche.

No a Trump, sí a Floyd. No a Abascal, sí a Mame Mbaye. No al racismo, sí a los Derechos Humanos.

Mineápolis, España
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