jueves. 28.03.2024

¿Cómo le explico a alguien qué es ser de la 39300?

Ser de Torrelavega es tener la certeza casi absoluta de que cualquier tiempo pasado fue mejor pero quedarte para pelear albergando la mínima esperanza de que esto lo podamos cambiar entre todos.

Ser de Torrelavega no es fácil. En mi caso nací en el 88 y ya entonces mi padre peleó contra viento y marea para que en mi DNI saliese eso de nacida en Torrelavega, ya que por aquel entonces ese símbolo también nos lo estaban quitando y él no quería que en la documentación de la criuca figurase un lugar que no fuese el nuestro.

Y así te ves creciendo en la década de los noventa en una ciudad en la que llueve casi todo el tiempo y en el que la industria se pone en pie de guerra cada pocos meses peleando por poder seguir adelante. Tu padre te lleva cada domingo al Malecón para sufrir con la Gimnástica pasando frío, calor y lo que hiciese falta, y te enseña a querer a un equipo que poco sabe de victorias pero por el que sin dudarlo irías a cualquier guerra.

Y así te ves creciendo en la década de los noventa en una ciudad en la que llueve casi todo el tiempo

“Mira que Torrelavega es feo”, escuchas cada poco de esos que creen que cada ciudad debe ser una postal. Aquí no tendremos playa, ni avenidas interminables llenas de grandes obras arquitectónicas, pero es que vivir en un sitio para mí es otra cosa. Para mí es bajar donde Zama y que sepa exactamente que vino recomendarme, las tardes comiendo pipas en la Plaza Mayor con mis amigos, arreglar el mundo sentados donde Claudia con mi gente o llegar a la tienda en la que mi madre lleva diez años comprando la ropa y que sepan exactamente lo que le va a gustar.

Es algo que no puedo explicarte si quieres vivir en una foto fija. Es algo que ni yo misma alcanzo a entender, porque dos veces me fui a vivir fuera de aquí y dos veces he vuelto sin dudarlo.

Ser de Torrelavega es ser portugués sin haber visitado jamás Portugal y presumir de un código postal, ¡un maldito código postal! como si solo nosotros tuviésemos uno. Y entonces, de vez en cuando, llega un listo y te suelta eso de que Torrelavega huele mal y, mira, ojalá siguiese haciéndolo, porque eso querría decir que seguiríamos teniendo esa industria por la que peleábamos y de la que ya no queda casi nada. Y sí, la 39300 olía a fábrica, pero también huele a casa cuando doblas la esquina de la Asunción y te embriaga el aroma a rosquillas.

Ser de Torrelavega es tener la certeza casi absoluta de que cualquier tiempo pasado fue mejor pero quedarte para pelear albergando la mínima esperanza de que esto lo podamos cambiar entre todos.

Canta la también torrelaveguense (y talentosísima) Vicky Gastelo eso de "en la feria los ganaderos cuentan lo que hubo aquí. Ya no hay leña en el garaje de mi abuelo, cierran los cines Arlequín. La comida por nubes, el trabajo por los suelos, la calle es un ring”. Y no voy a saber yo explicarlo mejor de lo que ella lo hizo en ese tema.

A Torrelavega se la celebra a pesar de todo

Y por eso en días como hoy recuerdo que a Torrelavega se la celebra a pesar de todo. Se la celebra porque la ciudad es nuestra y porque, como decía antes, aunque no hayamos pisado jamás  Portugal, aquí entendemos perfectamente lo que significa esa palabra tan suya de ‘saudade’, esa nostalgia por lo que un día fuimos y por lo que pudimos llegar a ser. Porque aunque no sea la más bonita del baile, a mí no se me ocurre a nadie mejor con quien bailar.

¿Y cómo le explicamos eso a alguien que no ha mamado lo que es ser de aquí? Creo que jamás podremos  pero es que realmente… ¿queremos hacerlo? Desde luego que hoy no, hoy el día es solo nuestro, ¡viva Torrelavega y viva la la 39300!

¿Cómo le explico a alguien qué es ser de la 39300?
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