jueves. 28.03.2024

Blanco oscuro, casi negro

Con la llegada de Salvador Blanco empezaron a campar por Sodercan conocidos trileros de los fondos públicos; no se disimulaba a la hora de forzar más allá de lo razonable la liberalidad con lo que es de todos.

SODERCAN ha cumplido el pasado julio 32 años de actividad efectiva. Durante décadas sus profesionales desarrollaron su trabajo bajo la invariable dirección del PP en diferentes versiones, desde la tan descaradamente corrupta, como agresivamente despreciativa para su labor, del inefable Juan Hormaechea -que hasta dejó de pagarles el salario durante 19 meses seguidos- hasta la más formalmente amable de Martínez Sieso, que les restituyó el salario, pero no tanto el orgullo de su función pública.

No saben quién fue mejor, si PP o PSOE; solo que Salvador Blanco decepcionó más, pues su partido había generado esperanzas

Tras esos veinte años de ininterrumpida gestión popular, se produjo algo inaudito y esperanzador para muchos de los trabajadores de la sociedad pública: ésta pasaba a depender del PSOE. Fueran o no de izquierda, muchos sintieron la posibilidad de que su función, al ser su naturaleza de agente económico de carácter público, fuera potenciada por el partido que se reclamaba socialdemócrata. Pero lo que llegó, Salvador Blanco, no era un socialdemócrata; sus métodos lo asemejaban más a un tiburón de los negocios sin muchos escrúpulos. Y empezaron a campar por Sodercan conocidos trileros de los fondos públicos; no se disimulaba a la hora de forzar más allá de lo razonable la liberalidad con lo que es de todos, muy por encima de los criterios de redistribución. Mucho antes de que el Interventor General hiciera un minucioso relato oficial de las andanzas de esos personajes al amparo del todopoderoso Salvador Blanco, los trabajadores de SODERCAN ya estaban acostumbrados a ver deambular por los pasillos y despachos de la sociedad pública a Juanjo Fraile, Garayar, al propietario de un conocido -sobre todo en SODERCAN- grupo de empresas con acrónimos de capitales italianas y al que aun se puede ver por esa casa, y tantos y tantos otros titulares de contratos troceados para saltarse las normas de adjudicación o, simplemente, realizados a falta de la debida justificación. Ésto es lo que con posterioridad certifica la Intervención General, pero también lo que vivieron profesionales de SODERCAN, que sintieron que esos métodos, empleados por los titulares de la esperanza de renovación que suponían los socialistas en el gobierno de Cantabria, eran doblemente decepcionantes por la continuidad en las prácticas anteriores y por lo espurio de sus declarados objetivos socialdemócratas y de integridad en la gestión. No saben quién fue mejor, si PP o PSOE; solo que Salvador Blanco decepcionó más, pues su partido había generado esperanzas.

Hoy, a pesar de las declaradas intenciones de un PSOE supuestamente renovado, Revilla y la pésima perdedora de elecciones, Rosa Eva Tezanos, confirman en su puesto a este oscuro personaje, lo que aboca al Gobierno Regional a sustentarse en el transfuguismo, supuestemente denostado por su presidente. Vamos a por la segunda decepción. Vamos de Blanco al negro.

Blanco oscuro, casi negro
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