Sálvame de la justicia...
Cuando la justicia no es justa, ¿para qué sirve?
Cuando la justicia no es justa, ¿para qué sirve?
En el manual para intentar ganar unas elecciones está prometer bajar impuestos, subir las pensiones, incrementar el SMI.
Los más de 62 millones de votos de Donald Trump, los cerca de 50 millones de votos de Jair Balsonaro en Brasil, tienen que servir para una profunda reflexión.
Si predicamos ética, presumimos de puros y de honradez, después no se pueden permitir estos espectáculos e incoherencias sin perder toda la credibilidad.
El otoño avanza con temperaturas que hacen rebrotar algunas margaritas despistadas, que no las pillen los aparatos de los partidos que destrozarán sus hojas, como aquellos que no son dóciles a sus consignas. Ya lo dice el acervo popular "de los políticos poco que fiar".
Cuentan las crónicas que era una chica especial, buena estudiante y excepcional deportista, que tuvo la mala suerte de cruzarse en su camino con un individuo de los que no merecen estar en la faz de la Tierra.
Ahora resulta que las bombas que hace unos días matarían a niños inocentes o destruirían hospitales y escuelas en el Yemen, son algo así como unos juguetes inofensivos en manos grandes benefactores.
La vida sigue, y las etapas pasan más rápido que en la vuelta ciclista, los que vamos en el pelotón queremos que no nos la compliquen, que ya es duro pagar las facturas a final del mes, que haya un puesto de trabajo digno que nos permita hacer frente a las mismas.
Atrás quedó la decimoquinta Marcha a Santander, a través de los caminos de Cantabria vestidos con camisetas amarillas pidiendo justicia, décadas haciendo marchas y movilizaciones para que la sociedad, las autoridades y la propia Justicia vea el daño causado y la injusticia cometida.
Si después de tantos años enseñando las heridas que las Administraciones Públicas les han producido, sin conseguir que reparen el gran daño causado, la realidad es que ya no merece la pena seguir.
Pocas cosas pueden ser más dolorosas que una hija no sea reconocida por su propia madre, o que tú no sepas ya quiénes son tus seres queridos, sólo el hecho de pensarlo nos estremece, nos da miedo.
En Cantabria tenemos un Presidente de Gobierno a tiempo parcial, entre escribir libros, pasearse por las fiestas de los pueblos y los platós de TV, poco tiempo le queda para ejercer de Presidente de Cantabria.
No debemos olvidar poner las reclamaciones correspondientes, que son una doble ayuda, intentar defender lo que nos corresponde, y el aviso para navegantes de timos y estafas.
Cuando empiezas a rellenar el cuestionario para realizar la reserva ya te encuentras con que no era oro todo lo que relucía, el precio era lo más básico donde hay que sumar, si quieres vistas al patio, a la carretera...
Más de 1.100 personas mueren todos los años en nuestras carreteras, y los heridos graves los podemos multiplicar por cuatro.
Esto es una adaptación de un cuento popular, en el que todos quieren tener razón, pero lo que menos les importa es el daño que están causando.
Trabajemos por una sociedad más plural, social, justa y democrática, que no se siga incubando el huevo de la serpiente en el seno de la Unión Europea, ni en nuestro propio país.
Quienes son culpables no han sido condenados, y quienes somos víctimas pagamos mil veces la condena que a ellos les correspondía.
La responsabilidad de los ciudadanos es trascendental, el Sr. Trump no es presidente de EEUU por casualidad, o por mandato divino, lo es porque entre otras cosas le han votado más de 60 millones de personas.
África también existe aunque nos empeños en cerrar los ojos, ellos están aquí, a nuestro lado, llamando a nuestra puerta, y la respuesta no pueden ser los muros de la vergüenza, egoísmo e insolidaridad coronados por concertinas.
Para muchos de los suyos es doloroso y cuesta asumir e incluso entender esta concatenación de hechos que han llevado a la marcha de Rajoy.
Entre tanta incoherencia, esta moción de censura era totalmente necesaria e inevitable. La corrupción no podía quedar sin una condena política.
Lo cierto es que el Parlamento de Cantabria impresionaba, su patio lleno de familias pidiendo justicia, justicia y Justicia. Este grito unánime retumbaba en las gruesas paredes del Parlamento que nos las devolvía incluso con más fuerza. Para cientos de familias no es un día cualquiera, es un día donde se enciende su última esperanza de que se haga justicia.
No han sido pocos los que a lo largo de la historia han intentado definir la justicia, quizás la que ha tenido más éxito por dar una visión clara y concisa es aquella de "dar a cada uno lo suyo".
Que el esfuerzo de nuestros mayores no se diluya envuelto en un acuerdo presupuestario para dos años, y no tape el ¿qué será de las futuras pensiones para los que hoy están cotizando?
Los años oscuros del "boom del ladrillo" en Cantabria dejarían en pañales lo que estamos viendo en la serie Fariña.
La sentencia de la Audiencia Provincial, donde pese a la muy dura descripción de los hechos probados, donde cinco energúmenos "acorralan y atemorizan" a una chica de 18 años y la penetran uno tras otro, la dejan tirada y le roban el móvil, los magistrados no ven el uso de violencia o intimidación para tipificar el delito como una agresión sexual.
Cada país tiene sus normas de convivencia y romper las mismas tiene consecuencias, de eso no hay duda, pero debe existir una proporcionalidad entre el delito, sus consecuencias y las penas exigidas por dichos actos.
El primer día del curso acaba con esa sensación de tristeza cuando te consideras víctima de actuaciones jurídicas y administrativas que tanto daño han hecho y están haciendo a nuestra Comunidad.
La humanidad ha vivido situaciones no ya de tiempo perdido, sino de tiempo destrozado, de vidas que se han truncado, de decisiones y acciones que no son dignas de ser realizadas por una especie llamada "homo sapiens".