La caña de pescar
No seré yo quien abra el melón de hasta dónde llega la inteligencia de las máquinas y si estas nos van a acabar inventando a nosotros en una maniobra diabólica
No seré yo quien abra el melón de hasta dónde llega la inteligencia de las máquinas y si estas nos van a acabar inventando a nosotros en una maniobra diabólica
Las batallas no sólo se ganan con mosquetones o tanques. Hay en esos trances, difíciles de imaginar para quienes no hemos estado en una, elementos que pueden decantar la victoria hacia uno u otro bando
Dos días en la sala de urgencias de un gran hospital, solo en tu cama, equivalen a unos 10 días en cualquier otro sitio. El tiempo es una medida muy caprichosa
La penitencia impuesta desde Moncloa no afecta sólo a los "elegidos" para las mesas. Muchos ciudadanos pondrán en riesgo su salud, recorriendo el recalentado asfalto de sus ciudades para llegar sin resuello a votar
Los reyes no tienen que ser campechanos, ni ser campechano es necesariamente una virtud o una condición a perseguir. Los reyes, en tanto que figura más decorativa que práctica, deben ser reyes y figurar. Va en el cargo.
Alguien cercano a mí comentó en una tertulia informal algo que me dio para "un rato de pensar". Dijo: " Si le das a un pueblo un libro, espera a que te haga preguntas", "si no lo haces, dale garbanzos y seguro que te seguirá a donde quieras sin preguntar".
Como la vida es pendular, quién sabe si en 60 años viviríamos otra guerra en las trincheras, si los gobiernos estarían manejados por bots programados que ejecutarían siempre la opción óptima para el pueblo en base a una serie de algoritmos
Cantaba el maestro Alejandro Sanz en un hábil juego de palabras que "La música no se toca".
Un amigo mío defendía la tesis de que lo que divide al mundo son esas pequeñas cuestiones y no la política o la religión, que no son asuntos más de fachada que se enjundia.
Los Smartphones han ido a dar al traste con esos músicos o poetas que nos regalaban unos minutos de su arte a cambio de unas monedas, o de la mirada complaciente del pasajero, sin más.
Los héroes sin capa son los que se levantan con el sol para aguantar a un jefe que les infravalora y hacer luego filigranas para poder hacer la compra que la guerra de Putin tanto ha encarecido. Heroínas son, pienso, esas madres de familia que por no renunciar a su profesión, trabajan largas jornadas, al tiempo que asumen las tareas domésticas más ingratas.
¿Y si nos olvidamos de la vida de los otros y vivimos por un rato la nuestra?
Me viene a la mente todo ese torrente de recuerdos aprendidos ahora que la Reina Isabel, santo y seña de la elegancia y actriz principal de casi un siglo, nos ha dicho "Good Bye". Y lo ha hecho igual que vivió. Sin hacer más ruido del necesario.
Desde que en 1978 se reformó la ley de peligrosidad social por la que gays y transexuales dejaban de ser delincuentes, hasta 2005, cuando fuimos el tercer país del mundo en legalizar el matrimonio homosexual, todo encajaba.
Ellos y ellas, que no estos, los perros, fueron conquistando derechos como si la cosa no fuera con ellos: primero a finales del año pasado fueron reconocidos, por ley como "seres vivientes" y no como cosas, algo, derecho que ninguna persona cabal pondría en duda.
Tenía lo que tenían casi todos los pueblos: sus cuestas, arroyos, sus calles sin adoquinar, su churrería e iglesia y hasta un majestuoso castillo entre cuyas murallas se refugió Fernando VI "El prudente" al morir su esposa Bárbara de Braganza
En tiempos en los que la libertad de movimientos a los 20 años en las familias brillaban por su ausencia, la posibilidad de disfrutar de 30 días sin vigilancia paterna en tu propia casa, era lo más parecido al paraíso.
Una bofetada es más humillante que dolorosa porque el mensaje suele ser un reproche moral por una conducta supuestamente indecorosa y ofensiva y en el bofetón va "envuelto" el argumento.
La pena fue que no nos ocupáramos como debimos del abusón, que devino en una suerte de matón, siempre escoltado por sus esbirros, grabando sus atrocidades en el móvil, a modo de trofeo.