jueves. 28.03.2024

Vergüenza

Un país donde quienes pretenden dirigirnos son incapaces de hacer el más mínimo esfuerzo para salir de la zona de confort; donde la hipocresía es la estrella que más brilla en su comportamiento, denunciando  la actitud de los demás en aquello que ellos no son capaces de hacer. Todos tienen una verdad mayestática que les impide cambiar, acercarse, sumar, colaborar, buscar soluciones..., su incapacidad para dar pasos a favor de los ciudadanos les descalifica y nos avergüenza.

Recuerdo las promesas, por partida doble, en las campañas electorales que nos regalaban los oídos con cantos de sirena, de un mundo maravilloso si ellos llegaban al poder, como se buscaba optimizar los recursos de un país, devolver a sus legítimos dueños derechos y recursos que una tal crisis como excusa se había llevado como un tsumani por delante.

En tiempos difíciles dicen se agudiza el ingenio y aparecen medidas para reducir, lo que llamaban "la grasa de las Administraciones Públicas", reducción de Ayuntamientos de menos de 1000 habitantes, desaparición de las Diputaciones, eliminación de Empresas Públicas que habían nacido del clientelismo político, medidas contra la corrupción, contra el despilfarro... cuantas palabras para justificar lo que al final fue la pérdida de más de dos millones de puestos de trabajo.

Lo que si se implantó, y algunos siguen sacando pecho, fue una dura política de austeridad criticada hasta por el FMI, lo cual ya es el colmo del cinismo; una reforma laboral que ha disminuido el sueldo medio de los trabajadores en más de 25%, y con mayor incidencia cuanto menor fuera el salario. Aunque aquellos de los grandes sueldos, la élite del país, los ejecutivos, directivos que ocupan los puestos más relevantes en las empresas, esos no, esos no han reducido sus salarios, ni han aumentado los impuestos para ayudar a los demás, para ellos no hubo crisis, haciendo ese colectivo gala de la famosa frase,  "la crisis es una oportunidad de negocio".

Mientras tanto los mileuristas, aquellos que hacían cuentas de cómo vivir con mil euros al mes y no morir en el intento, actualmente apenas reciben 750 €

Mientras tanto los mileuristas, aquellos que hacían cuentas de cómo vivir con mil euros al mes y no morir en el intento, actualmente apenas reciben 750 €, por jornadas laborales muchas veces superiores a las que tenían antes de este movimiento teutónico en la corteza en las relaciones laborales. Ya el colmo era oír la expresión que tanto eco tuvo y tanto daño nos ha hecho "es que vivíamos por encima de nuestras posibilidades", hay que tener mucha mala baba, para cargar la crisis sobre los que menos tienen, y encima querer hacerles culpables de la misma, sobre todo producida por la codicia de unos pocos privilegiados, por los banqueros y su corte.

Con un paro superior al 20%, con una situación social tremendamente deteriorada en esas capas sociales, que algunos pretenden hacer invisibles, las que no tienen ni paraguas, ni colchón para aguantar tiempos tan duros e injustos. Un país donde quienes pretenden dirigirnos son incapaces de hacer el más mínimo esfuerzo para salir de la zona de confort; donde la hipocresía es la estrella que más brilla en su comportamiento, denunciando  la actitud de los demás en aquello que ellos no son capaces de hacer. Todos tienen una verdad mayestática que les impide cambiar, acercarse, sumar, colaborar, buscar soluciones..., su incapacidad para dar pasos a favor de los ciudadanos les descalifica y nos avergüenza.

Todos tienen una verdad mayestática que les impide cambiar, acercarse, sumar, colaborar, buscar soluciones..., su incapacidad para dar pasos a favor de los ciudadanos les descalifica y nos avergüenza

Lo que demuestra está situación política es la falta de talla intelectual, de compromiso con un país y con sus ciudadanos, de las cúpulas de los mismos que dan la sensación que se creen por encima de los demás. Hay veces en la vida donde uno tiene que dar la cara, aunque corra el riesgo de que se la partan, donde tiene que demostrar el valor y la ética de los comportamientos, para conseguir un bien común. Hace tiempo que muchos sentimos vergüenza ajena, hace tiempo que los ciudadanos levantaron la voz y acuñaron los frase que dio sentido al 15M "Uds no nos representan". Si después de tener que soportar más casos de corrupción que días tiene el año,  más promesas incumplidas que estrellas tiene el cielo, ver ahora que estos señores sólo se preocupan de si mismos, sólo se miran en su propio espejo, donde adoran la imagen que les devuelve, lo que les ocupa y preocupa es como si sólo existirán ellos, los más majos,  más guapos, lo bien que lo hacen para su grupo más cercano. Todo ello, nos tiene que hacer pedir un cambio profundo en los comportamientos de los partidos políticos, que cooperar no es traicionar, que negociar no es renunciar, que la descalificación sin alternativa en un salto al vacío, que no vale con cambiar la estética o la oratoria para dar las respuestas que necesitamos los ciudadanos.

Es cierto, que es más fácil hablar que hacer, aconsejar que realizar, proponer que conseguir, pero desde la humildad de saber que la verdad no es unívoca, que los diferentes puntos de vista dan lugar a visiones distintas de la realidad que hay que saber respetar, y que demasiadas veces se cruza aquello de lo mío y los míos sólo son los buenos. Muchas veces se siente vergüenza de las actitudes de quienes tienen que ser los líderes de este país.  No nos cuenten más veces los problemas que tenemos, los conocemos perfectamente, los sufrimos a diario, lo que necesitamos es un ejecutivo que gobierne y lo haga bien, un legislativo que cumpla con su papel de control, y haga las normas necesarias para tener un país mejor y más justo, ese es su trabajo y para ello les hemos elegido.

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