miércoles. 24.04.2024

Entre la prudencia, lo absurdo y la normalidad

Dada las situaciones que vivimos de peticiones, de responsabilidades políticas y judiciales, merece la pena poner un poco más de esfuerzo por parte de todos los que intervienen, para que la sombra de la duda y la oscuridad no siga creciendo.

No es fácil comprender muchas de las medidas gubernamentales, ya sean del gobierno central o de las comunidades autónomas. Muchas veces más preocupados por echar las culpas a otros, por tapar errores propios, que por realmente buscar soluciones, o abrir vías positivas para lo que ahora llaman nueva normalidad.

Que el Gobierno Central no sea capaz de dar una información fidedigna de los fallecidos por causa del Covid 19, es por lo menos preocupante. Hace unos días el Gobierno brasileño del populista Bolsonaro dijo que no daba los datos totales de muertos en el país, ya que era un dato no relevante, tuvo que intervenir el propio Tribunal Supremo para recordarle al Gobierno la obligación de facilitar el mismo.

El coronavirus había duplicado la mortalidad en algunas zonas de España

En nuestro país, donde somos capaces de dar los resultados de unas elecciones generales en menos de 4 horas, donde tenemos unos medios tecnológicos que nos permiten que la información pueda ser rápida y veraz, no se acaba de entender esta situación que produce incertidumbre, y sospechas sobre los datos reales de los fallecidos por el Covid 19. Así, según un informe elaborado por el Instituto de Salud Carlos III, el coronavirus había duplicado la mortalidad en algunas zonas de España. La Asociación Española de Profesionales de los Servicios Funerarios (Aesprof) con una estimación en la que consideran que 43.985 ciudadanos perdieron la vida a causa del virus, MoMo (Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria), cifra el número de muertes en 43.260. La OMS reconoció el 4 de junio 29.858 muertes por Covid-19 en España, en contraste con las 27.128 de las que informó el Ministerio de Sanidad, si bien días más tarde, modificó esta cifra para confirmar el número de víctimas mortales en 27.940. Tampoco coinciden en los datos del propio Gobierno del Reino de España y de las Comunidades Autónomas, incluso cuando el gobierno manifestaba que no había ningún fallecido en España, Cataluña y el País Vasco reportaban 5 fallecidos. Los registros civiles y sus datos de fallecidos con respecto a años anteriores aumentaban las dudas. Cada organismo aporta datos dispares, y en algunos casos, muy alejados de lo que puede ser razonable.

La credibilidad es algo que cuesta mucho ganarla, y que se pierde muy fácilmente, es lo de ordeñar la vaca y cuando tienes el caldero lleno, con una patada se derrama todo. Dada las situaciones que vivimos de peticiones, de responsabilidades políticas y judiciales, merece la pena poner un poco más de esfuerzo por parte de todos los que intervienen, para que la sombra de la duda y la oscuridad no siga creciendo.

Desde la justicia se ha dado un portazo y carpetazo a los que querían ver en el 8M, el origen de todos los males que ha tenido esta pandemia en nuestro país. Es cierto que el ejecutivo actuó tarde, decir lo contrario es engañarse a uno mismo, como hacen algunos ministros y sus leales servidores en los medios progubernamentales, pero esas ganas de revancha de yo acuso, cuando la oposición tiene una situación muy delicada, sobre todo en la Comunidad de Madrid, pierde la credibilidad por el camino.

Algunos ya andaban criticando a la jueza, incluso por su celeridad en la instrucción del proceso, vamos que quedan retratados en su parcialidad, La magistrada Carmen Rodríguez-Medel estima en su resolución que el Delegado del Gobierno en Madrid José Manuel Franco "no tuvo un conocimiento cierto, objetivo y técnico del riesgo que para la salud de las personas entrañaba la realización de manifestaciones y concentraciones". En el caso 8M queda archivada la investigación.

Atrás quedan los polémicos informes de la Guardia Civil, no parece que hayan sido lo más positivo que haya hecho la policía judicial, el cese del coronel Pérez de los Cobos y los despropósitos del Ministerio de Interior, las sospechas sobre la justicia, el propio gobierno, la guardia civil, los ataques exacerbados de la oposición... vamos que mucho ruido para nada.

Algunos han querido hacer un uso partidista de algo que es uno autentica desgracia

Algunos han querido hacer un uso partidista de algo que es uno autentica desgracia, los ataques a Fernando Simón, son tan injustificados, tan insolentes, tan desmesurados, que han quedado retratados los que los hacen e incluso han creado una ola de apoyo a su figura, con camisetas con su figura, con propuestas de premios, con... Intentar confundir los errores con delitos es buscar hacer daño al contrario, sin importar para nada la ética de los comportamientos.

Hay personas en nuestra vida pública que dan la impresión de ver solo leña para hacer fuego cuando pasan por el bosque, tienen el gen del enfrentamiento, en el pasado nos acordamos de Alfonso Guerra, Álvarez Cascos, Pedro Hernando... Hoy tenemos en todos los partidos su punta de lanza contra el adversario, Ortega Smith, (bueno Vox, tiene una buena cantera) Cayetana Álvarez de Toledo, Marcos De Quintos, Adriana Lastra, Pablo Echenique...

Podemos seguir, es verdad que no todos son iguales, que los hay con más o menos argumentos, que no se trata de la equidistancia, que por cierto puede ser negativa en situaciones de emergencia, pero también puede ser una cualidad positiva el no estar afectado por la contaminación de los argumentos de los tuyos. Puede haber más objetividad, ello puede dar lugar a un amplio debate sobre la imparcialidad, sobre todo en algunos medios. Los hay que justifican todo lo que hace el Gobierno que parecen ser sus portavoces, otros son el altavoz de la oposición, y todos identificamos medios de comunicación de clara parcialidad, pero saber que todos tenemos un grado de subjetividad, es lo primero a reconocer antes de meter el dedo en ojo ajeno.

Ahora bien, hay cuestiones donde no se puede uno quedar en la puerta, donde no puede ser indiferente, contra el racismo donde estos días hemos visto su cara más amarga, contra la xenofobia, contra los que ponen en peligro nuestras libertades y contra los que sueñan con tiempos pasados, donde la libertad era solo para los suyos... 

Cada semana este cierre supone una pérdida de cerca de 4 millones de euros para Cantabria

Seguimos con nuestras vidas, ha vuelto el fútbol, las comidas con amigos, se abren las playas, y solo parece que estas mascarillas, que no todos llevamos, nos recuerdan, que ojo, el virus sigue escondido entre nosotros, y los descuidos pueden dar lugar a nuevos brotes como lamentablemente ha sucedido en el Hospital de Basurto, en Bizkaia, esto ha producido que se siga con las fronteras cerradas entre las comunidades del País Vasco y Cantabria. La universidad pública de esta comunidad (UCA) en un informe destacaba que cada semana este cierre supone una pérdida de cerca de 4 millones de euros para Cantabria. Siempre la duda entre la salud y la economía, pero sin salud seguro, no hay economía... 

Llama la atención como muchas veces cuando tan necesarios son los recursos de todos los ciudadanos, los mismos se dilapidan como en Cantabria en el tema de las sentencias de derribo con procesos y planes generales interminables que hablan de la irresponsabilidad de estas instituciones, por mucho que el propio Parlamento de Cantabria una y otra vez pida con urgencia las soluciones desde hace décadas.

Esperar que la responsabilidad, como ha hecho la magistrada en la resolución sobre el 8M, llegue a todos. Preocupemos más de tener un futuro mejor y menos de creer que nuestra razón es la única posible. No volvamos al peligro de comportamientos absurdos, la prudencia es el camino para llegar a la normalidad.
 

Entre la prudencia, lo absurdo y la normalidad
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