jueves. 28.03.2024

Ómicron o hacia dónde vamos...

Por si fuéramos pocos aparece Ómicron, creando alarmas sobre lo desconocido, ese mundo donde nos llevamos moviendo desde hace dos años, con cada variante nos anuncian el apocalipsis.

En esta pandemia cada día es más complicado tener una idea medianamente clara sobre la situación actual, donde salimos a ola casi por trimestre. Encima, si éramos pocos, nos viene Ómicron, esa variante surgida, supuestamente, en el sur de África y de la cual sabemos tan poco, pero ha alarmado tanto.

Una cosa es clara, a mayor confusión más campo abonado para todas esas  tribus negacionistas, terraplanistas, medio-pensadores y reformistas de la realidad. Es cierto, en nuestro país nos podemos dar, suavemente, con un canto en los dientes, porque en este mundo de la confusión llegar al 90% de vacunados, casi se puede hablar del milagro español y de los hermanos portugueses. 

Con tanto porcentaje de personal vacunado y según pontificaban los expertos debíamos tener la inmunidad de rebaño, de grupo, y de los espíritus oscuros

Ahora bien, con tanto porcentaje de personal vacunado y según pontificaban los expertos debíamos tener la inmunidad de rebaño, la de grupo, y la de los espíritus oscuros; sin embargo, ni se ha conseguido, ni se la espera. Nos movemos en terrenos desconocidos, donde conviene más informar y menos pontificar desde los púlpitos de los medios. Cuánto daño hacen a la credibilidad algunos pseudoprofesionales que por su minuto de gloria y dos euros, venden la misma al mejor postor, con tal de aumentar el share dos puntos.

Intentando ser justos no se puede meter a todos en el mismo saco, hay quienes hacen una gran labor divulgativa e informativa, que se agradece. Sin embargo, siempre el que más tiene que callar es el que más grita sus ideas a los cuatro vientos y por unos cuantos canales, sus mensajes no pasan ni por el mundo de la razón. Aunque tampoco es necesario cargar más tintas, para eso ya están los amantes de la hipérbole permanente. 

Yendo a los resultados, estos pueden ser más objetivos, lo que no da lugar a muchas dudas es la eficacia de las vacunas, sobre todo para frenar la gravedad de la enfermedad. Así, a igual número de casos de personas portadoras de virus, el índice de mortalidad ha descendido de una forma exponencial, donde más se puede comprobar esta situación es en nuestros mayores, ver cómo estaban las residencias antes y cómo están ahora, es casi como el día y la noche. Sin duda, la ciencia ha salvado tantas vidas que merece la pena aumentar los recursos para la investigación, tanto pública como privada. Sobre el pasado hay un consenso implícito de pasar un manto de oscuridad que nos borre hasta nuestra corta memoria histórica.

Cuando ya pensábamos que teníamos ese escudo de las vacunas y creíamos estar a salvo, la realidad nos quita las certezas y nos devuelve al mar de dudas

Cuando ya pensábamos que teníamos ese escudo de las vacunas y creíamos estar a salvo, la realidad nos quita las certezas y nos devuelve al mar de dudas. En Europa se disparan los casos de Covid, y con ello vuelven las medidas coercitivas reabriéndose el debate sobre seguridad y libertad, sobre los derechos fundamentales y la salud como bien superior. 

Hay quien dice que este es un falso debate; sin seguridad, sin salud, malamente se puede disfrutar de la ansiada libertad. Este pensamiento llevado al extremo, nos puede poner ante situaciones tan autoritarias, que pueden ser también muy peligrosas incluso para la salud. Siempre es bueno recordar la historia del siglo pasado en Europa, hoy sumida entre dudas, y donde la extrema derecha aparece ahora como defensora de las libertades y contra el sistema, algo así como el mundo al revés.

Por si fuéramos pocos aparece Ómicron, creando alarmas sobre lo desconocido, ese mundo donde nos llevamos moviendo desde hace dos años, con cada variante nos anuncian el apocalipsis. Los titulares sobre sus efectos más nocivos que la anterior, la transmisibilidad se multiplica por x más. Sin embargo, por primera vez parece que con Ómicron se pueden romper algunas de estas certezas. Puede ser más transmisible; no obstante, hay más dudas sobre la gravedad que puede provocar. Hay quien sostiene que será menor que el sufrir Delta Plus, y que lo normal es que con cada nueva variante aumente la transmisibilidad y pierda gravedad; sin embargo, a ver quién es "el guapo" que se fía. 

Luego está la OMS tan necesaria algunas veces como inútil otras, donde han sido tantos los traspiés que tiene el riesgo de perder su credibilidad. Desde las acusaciones de estar plegados a los intereses de China, donde nunca ha sido capaz de investigar, o al menos de dar unas conclusiones claras de cómo apareció el virus, ello ha dado las principales armas a los amantes de la conspiración. Aparece un nuevo virus alrededor de los muros de uno de los laboratorios de investigación más importantes en estas materias, hay que reconocer, se lo han puesto "a huevo".

En este mundo tan intercomunicado el efecto del virus corre tan rápido como el efecto mariposa, un virus en China o Sudáfrica en poco tiempo recorre todo el mundo. Ante esta situación la OMS ha dicho lo mismo y lo contrario, primero que hay que cerrar fronteras para que el virus no corra a su libre albedrío, pero cuando se cierran  las mismas además de estigmatizar a la zona donde aparece, también se está incentivando el ocultismo; esto es, qué gana un país avisando de una nueva variante, cuando todos los demás le dejan aislado y aparece en las noticias internacionales como la nueva zona apestada, 

Con las navidades a la vuelta de la esquina, ahora ni se quiere vocalizar lo de "salvar" las mismas, aunque es una realidad implícita que va detrás de todas las recomendaciones. Así se ha pasado al debate sobre la obligación del pasaporte Covid por aquí y, la imposición de la vacunación por el centro de Europa. 

En España el Gobierno central ha dimitido ante esta situación, pasando directamente las competencias a las Comunidades Autónomas que las tienen en Sanidad, pero no pueden legislar, ni dictar normas que contravengan la legalidad estatal. Estamos haciendo un pan como unas tortas y cada una diferente en las 17 comunidades. Al ciudadano nos deben dar un manual para saber qué está permitido en cada una, aunque parece que nos siguen persiguiendo los errores del pasado. 

Mejor no caer en falsos alarmismos, ni es triunfalismos injustificados. El futuro que nos dibujan no difiere demasiado del pasado, no tenemos la bola de cristal para saber hasta dónde nos va a llegar la sexta ola, el potencial de contagio y resistencia de la variante de Ómicron, no somos pocos los que nos preguntamos cómo proteger mejor nuestra salud, ¿debemos volver a las duras restricciones?, o se espera a que pasen estas fechas familiares para volver al confinamiento con la variante Ómicron como protagonista. Con tanta incertidumbre que, al menos, no nos roben también la ilusión.
 

Ómicron o hacia dónde vamos...
Comentarios