sábado. 20.04.2024

La guerra olvidada

Hablar de la guerra en Siria, es traer a nuestras retinas imágenes de ciudades destruidas, de familias abandonando con lo puesto sus pueblos, ver las alambradas y los refugiados al otro lado de las mismas. En occidente no somos capaces de comprender, ni cuál es la razón, ni quiénes y porqué han destrozado un país, han asesinado a la población civil. Una guerra que ha dejado más de 300.000 muertos, que ha provocado el éxodo de más de 4 millones personas, que nos ha traído el recuerdo de las escenas de la II Guerra Mundial. 

El conflicto que hoy busca sus orígenes en la corrupción del régimen, en la pobreza de la población, en la violación de los principios básicos de los derechos humanos, ya tiene poco sentido. Se han cruzado todas las puertas, hablar de las primaveras árabes es como un intento fallido de democratizar zonas que posiblemente no estaban preparadas para cambios tan profundos en sus propias sociedades, y había intereses nunca confesados. Hoy los movimientos que producen el terrorismo son los que ayer se apoyaron con armas desde occidente. Una auténtica locura donde como en todo guerra la verdad, la justicia, y la solidaridad han desaparecido, han explotado por las bombas de  última tecnología, teledirigidas, desde aviones, drones,... de racimo e incluso químicas, contra todo el derecho internacional, contra todas las convenciones que prohíben este uso de armamento. El sufrimiento y el dolor que causan a la población es atroz, morir asfixiados, quemados... retorcidos de dolor.  Si ese es el avance del ser humano, algunos no deberían haber salido nunca de sus cuevas. En una guerra los muertos son simplemente daños colaterales de la contienda de intereses, por muy profunda  que sea la huella de ese dolor y la miseria en que nos envuelven.

Hablar de las primaveras árabes es como un intento fallido de democratizar zonas que posiblemente no estaban preparadas para cambios tan profundos en sus propias sociedades, y había intereses nunca confesados

Si el inicio del conflicto era contra una pérdida de derechos, la mayoría lo ha perdido todo; contra un régimen dictatorial, pues tampoco se ha logrado el objetivo. Ahora ha llegado el momento que los movimientos rebeldes, en algunos casos, son réplicas de las injusticias contra la población, de atrocidades que no pueden tener justificación alguna. La política internacional de EE.UU., Rusia y Europa tampoco ha contribuido a una resolución del conflicto, quizás a enconarlo y poner más armas de destrucción masiva, apoyando los diferentes bandos, desentendiéndose de los resultados de sus propias actuaciones.

En toda guerra siempre pierden los mismos, aquellos que simplemente quieren vivir en paz, en su casas sin más ambiciones que sacar una familia adelante, buscar un futuro mejor para los suyos. El gran problema es cuando aparecen los salvadores y con sus ideas destrozan a todos los que no piensan como ellos. La intolerancia y la falta de respeto a los ciudadanos se ve marcada por una guerra, donde en pleno siglo XXI, se usan las más potentes armas para acabar con el enemigo y con todo el que se encuentre en su zona de influencia. No importa utilizar armas químicas, se han traspasado todos los límites y como en toda guerra la injusticia, el daño según avanza la batalla, se va comiendo y destruyendo un país, una sociedad, una forma de vida.. víctimas que han tenido que emigrar hacía cualquier parte donde puedan simplemente seguir viviendo. Las guerras cuanto más lejanas, más olvidadasque siempre pueden ser utilizadas por el Presidente de turno para dar carnaza a esa parte de su electorado ávida de demostraciones de fuerza por parte del imperio.  

La política internacional de EE.UU., Rusia y Europa tampoco ha contribuido a una resolución del conflicto, quizás a enconarlo y poner más armas de destrucción masiva

Cuando, después de cruzar el mar y atravesar los campos, han llegado a nuestras fronteras, a la Europa civilizada, se han encontrado con nuestras alambradas de insolidaridad, el olvido y los acuerdos con terceros países para crear nuevas fronteras artificiales. Puede ser cierto, que el miedo al diferente ha frenado importantes avances sociales, nos han hecho creer que su forma de vida ponía en riesgo la nuestra. Cada atentado intentan que no lo individualicemos en el culpable, intentan que culpemos a un pueblo, a una religión, a millones de personas.  Encender la llama en las miserias humanas siempre ha sido dominado por los más extremistas, radicales, xenófobos, terroristas... 

Pocas veces se ha visto de una forma más clara la indiferencia de quienes tanto hablan de valores.  Mientras desde la ONU se aprobaban resoluciones intentando dar soluciones a millones de sirios mejorando el acceso humanitario, esos propios países miembros permanentes del Consejo de Seguridad, con derecho de veto, son los que facilitaban las armas a los diferentes grupos con las que se mataba a quienes decían proteger. Así Rusia, EEUU y Europa, son los que vendían el 95% de las armas que se utilizan en la Guerra de Siria. Hoy ese miedo e inseguridad también se ha introducido entre nosotros.Creamos el monstruo de mil cabezas y después nos proclamamos salvadores de la humanidad. ¡Cabe mayor hipocresía!.

La guerra olvidada