jueves. 25.04.2024

La crisis que se avecina...

No nos ponemos a llorar ya que enseguida nos dirán que no debemos gastar por encima de nuestras posibilidades, y es que estas lágrimas nos pueden ser muy necesarias para lo que se nos avecina.

Nos están avisando, cocinando a fuego lento o preparando una nueva crisis. Ahora los medios no dejan de hablarnos sobre una nueva recesión en Alemania, y ya se sabe que cuando ésta estornuda toda la economía europea se resfría, ralentiza, estanca... Con Trump en campaña con sus guerras a golpe de tuit, la comercial entre EEUU-China, con los aranceles y el proteccionismo como excusa, sus amenazas a Europa, sus  bravuconadas o despropósitos, su cruzada contra musulmanes e hispanos, lo mismo quiere comprar Groenlandia que manifiesta sobre el calentamiento global que es un invento de cuatro locos, su amigo y mal imitador Boris Johnson con el Brexit a las bravas y sus consecuencias negativas para todos... No nos ponemos a llorar ya que enseguida nos dirán que no debemos gastar por encima de nuestras posibilidades, y es que estas lágrimas nos pueden ser muy necesarias para lo que se nos avecina.

Se recuerda con temor la última crisis que nos azotó dejando profundas huellas y cicatrices en nuestros bolsillos y en nuestros derechos, fue un engaño piramidal urdido desde el sistema financiero.  Así hace poco más de una década llegó el colapso, el golpe del Lehman Brothers, que marcó el inicio de una crisis donde la avaricia del dinero fácil, y el quedarse con lo que no era suyo por parte de los bancos, destruyó toda la confianza en el sistema. Cuántos golpes en el pecho, cuántas medidas se iban a tomar para que esto no pudiera volverse a repetir, cuántas sanciones prometidas que luego todo pasó al olvido... 

Se recuerda con temor la última crisis que nos azotó dejando profundas huellas y cicatrices en nuestros bolsillos y en nuestros derechos

Ahora bien, todos sabemos quiénes fueron o mejor dicho quiénes somos los perjudicados por estas situaciones, nada tienen que ver con quien la generó, de modo que unos hacen los ilícitos, son los corruptos, los que se lo llevan crudo y salvo alguna excepción, somos  los demás quienes soportamos las consecuencias. Todavía con el miedo en el cuerpo por lo vivido, ya nos están anunciando que nos apretemos el cinturón, otra vez es aquello de "vivimos por encima de nuestras posibilidades", nuestra deuda pública es mucho más grande que en la anterior crisis, nuestra economía da síntomas preocupantes y la situación internacional describe las nubes de un horizonte preocupante.

Hay quienes recordamos, no sin preocupación, aquellas declaraciones declaraciones del presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero y todo su equipo, negando una y otra vez la crisis económica, y proclamando las bondades de nuestros bancos como los mejores del mundo mundial. La historia todos sabemos cómo acabó, pagando a escote sus agujeros rojos.

Siempre que nos explican la economía nos dicen que la misma se mueve como los dientes de un serrucho, desde los tiempo bíblicos de los "siete años de gran abundancia que le seguirán siete años de hambre y el hambre consumirá la tierra". Quizás las preguntas son ¿quiénes generan las crisis?,  ¿cuáles son los verdaderos motivos de las mismas?, ¿hay una intencionalidad en su creación?, y sobre todo si este sistema neocapitalista liberal con las pocas correcciones del maltrecho del "estado de bienestar" en el que vivimos es el ideal, en un mundo que sus recursos son limitados, y la política del crecimiento exponencial pone en peligro la existencia del mismo.

Desde luego en las crisis siempre hay unos que pierden, los ciudadanos de a pie, los trabajadores que tienen una economía más frágil, es decir, sin demagogias los que menos tienen más pierden, que ven sus salarios reducidos, sus puestos de trabajo en peligro, sus derechos recortados... Sí hay algunos grandes bancos o empresas que están al borde del abismo, allí vamos todos a lanzarle un salvavidas con nuestros precarios recursos.

Que una nueva crisis está llamando a la puerta según los profetas y apóstoles de la economía, es seguro según los que antes se dedicaban a decir lo que todos sabíamos y ya ha pasado, ahora hacen de adivinos con su bola de cristal, sus posos de té, o sus gráficos macroeconómicos. Parece que ya sólo falta que nos pongan la fecha y el lazo para la triste inauguración de la nueva recesión. 

Sin embargo nuestra economía apenas ha cambiado, seguimos viviendo del turismo y el ladrillo, vamos, como en la anterior crisis, y eso que cuántas veces nos han vendido la necesidad de ese cambio del modelo productivo.  Está claro que hablar es gratis, y nuestros políticos parece que no tienen límite, ni otra cosa más importante que hacer, ya que lo que es gobernar no saben, al menos en coalición. Lo suyo es actuar como si tuvieran mayoría absoluta, solos ante el peligro, que ese toro me lo meriendo yo, y después todos a sufrir las consecuencias de sus desastrosas actuaciones, el pasado se repite más que el ajo...

Nuestra economía apenas ha cambiado, seguimos viviendo del turismo y el ladrillo, vamos, como en la anterior crisis

Nos están metiendo el miedo en el cuerpo, volverán los tiempos donde cada día contaremos más parados, se le dará otro bocado a lo que queda del maltrecho estado de bienestar. Nuestros dirigentes están preocupados y distraídos con sus campañas y las tareas, sus responsabilidades se han quedado en el limbo. Volverán las preocupaciones por las sanidad, la educación..., las pensiones puestas una vez más en peligro. Hace cuatro días estábamos en campaña, hablando de la necesidad de derogar una reforma laboral que ha sido tan lesiva, sin embargo esas profecías de tiempos mejores eran pura propaganda, engaño de la política ficción, donde los programas son un adorno, una pegatina que muere o se autodestruye con la propia campaña.

Ahora que llueve sobre mojado en tantos lugares de España, para desgracia de muchos pueblos, ver que nuestros responsables políticos ante las situaciones tan preocupantes como nos describen siguen mirándose el ombligo es muy difícil de comprender, y habla de una clase política que no está a la altura para la que ha sido elegida. y menos para esa posible crisis que se nos avecina.

La crisis que se avecina...