viernes. 29.03.2024

Las batallitas de Revilla... y dime de qué presumes

En Cantabria tenemos un Presidente de Gobierno a tiempo parcial, entre escribir libros, pasearse por las fiestas de los pueblos y los platós de TV, poco tiempo le queda para ejercer de Presidente de Cantabria.

A veces queremos que nos vean como desearíamos ser, nos sentimos más cómodos y seguros con la aprobación de los demás. Por ello, cuando  te dejan que hagas una presentación sobre tus habilidades y conocimientos, se suelen resaltar en exceso los aspectos positivos, ya que los negativos ya tendrán tiempo de ir conociéndolos.

Unos expertos en adornar sus cualidades, en inflar sus currículums, son nuestros políticos, y es que cuando te pones a escribir sobre tus habilidades te vienes arriba y conviertes unas jornadas de una semana en un curso de experto, una conferencia en cierta universidad en profesor asociado de la misma, un seminario en un máster del universo, unas charlas que hemos impartido con ser todo un pedagogo, un cursillo de inglés en poseer el título c1, c2 y c3... Vamos, que si todos los que en nuestro currículo ponemos que tenemos conocimientos del idioma de Shakespeare  fuera cierto, este país sería bilingüe por los cuatro costados. Ya sabemos que la historia normalmente la cuentan los vencedores, y no queda bonito poner en la misma las sombras y miserias que pueden quitar brillo a la misma. Por ello, a la hora de contar la nuestra, los adornos y méritos pueden pasar por el cristal de los deseos, proyectando una realidad donde la  ficción se ha podido introducir más de lo conveniente.

Unos expertos en adornar sus cualidades, en inflar sus currículums, son nuestros políticos

Ahora que el Máster del señor Pablo Casado ya es asunto de Estado, muchas son las dudas arrojadas sobre el mismo. Empezando por esas  compañeras ya imputadas por haberlas regalado el mismo, siempre supuestamente para no saltarse la presunción de inocencia. Esos trabajos, y ese ordenador que hace unos meses apareció, ahora como el Guadiana ha vuelto a desaparecer, no se dejan cotejar ciertos ficheros que arrojarían luz, esos pecados de juventud, cuando Casado era Presidente de Nuevas Generaciones ¡qué tiempos aquellos¡.

 Es cierto que en esto de hinchar currículums somos tremendamente democráticos y transversales vale para la derecha, el centro y la izquierda, es aquello de quien esté libre de pecado que tire la primera piedra... al menos esa es la versión oficial ahora del PP.  Aunque no es lo mismo un adorno en nuestro historial que inventarse una vida nueva. Ya se sabe que el ego cuanto más se engorda más quiere, como un globo que se infla, se infla y hasta que explota ante nuestras narices, otras veces se va hinchando hasta que los pies ya no tocan el suelo, y la realidad es un cuento incómodo, sobre todo a quienes triunfan y tiene su "corte de plañideras y la clá", que les aplaude todo lo que hacen, diciéndoles que son los más guapos, altos y listos. Últimamente los Sánchez, Rivera y Casado parecen más modelos de pasarela que políticos al uso, donde algunas historias de juventud no aguantan el relato que algunos quieren endulzar, tesis que son un expediente x y no las conoce ni quien las escribió, títulos dados en una tómbola o chiringuito universitario. Lo que peor se lleva no son esos pecados de juventud, sino las mentiras y engaños actuales de líderes y representantes de ciudadanos. También hay un daño colateral a la credibilidad de algunas universidades y profesores por sus actuaciones, quizás la inspección también debería hacer mejor su trabajo, sobre todo en determinados departamentos donde hay una endogamia sospechosa.

De los que no se acuerda nuestro Presidente es de cientos de familias que llevan más de 20 años pidiendo justicia

En eso de cambiar la realidad, ahora llamada la postverdad, hay verdaderos expertos, que ahora con las redes sociales se ponen ciegos, aunque también nos quedan esas batallitas del abuelo, ya se sabe que los años nos hacen ver aquello de "cualquier tiempo pasado fue mejor", y lo malo se olvida para recordar e incluso adaptar esos relatos de otros tiempos, donde uno es el protagonista de tantas historias. En Cantabria tenemos un Presidente de Gobierno a tiempo parcial, entre escribir libros, pasearse por las fiestas de los pueblos y los platós de TV, poco tiempo le queda para ejercer de Presidente de Cantabria. Pero una cosa es cierta, tengo que reconocerlo, tiene arte "el condenado" para contar sus batallitas noveladas, para cambiar el pasado, el presente y si le dejan incluso el futuro, todo sea por una buena historia, que no lo estropee la realidad, donde el protagonista inventó hasta la rueda. Qué pena que no sea sólo eso, un buen contador de historias de ficción. 

De los que no se acuerda nuestro Presidente es de cientos de familias que llevan más de 20 años pidiendo justicia para subsanar los ilícitos cometidos por las Administraciones, que entre otros, él era quien las presidía, sus graves errores e injusticias cometidas son realidades incómodas del pasado, del presente y quizás también del futuro. El 25 de agosto estas familias vuelven a desfilar por los caminos de Cantabria en su XV Marcha desde Argoños hasta Santander, después de tantos años es el peregrinar de unos ancianos enseñando el daño que les han ocasionado, estos no cuentan batallitas, enseñan las heridas que les han producido las instituciones, esperando que llegue un día donde se haga justicia, que esta dura situación acabe ya. Esta parte de la historia el Sr. Miguel Ángel Revilla no la cuenta ni en sus libros, ni en sus apariciones estelares en TV, ni lo soluciona como es su deber y obligación como Presidente del Gobierno de Cantabria.

La vida sigue, unos adornando o falseando currículums, contando batallitas moldeadas a su gusto,  y otros soportando realidades y las consecuencias de las mismas que nunca serán contadas por ellos, algunos seguirán adornando el pasado, aunque mejor que se centren en el presente y nos hagan más agradable el futuro a todos,  aunque ya se sabe que en muchos casos es aquello de "dime de qué presumes..."

Las batallitas de Revilla... y dime de qué presumes
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