martes. 23.04.2024

ARACELI, y la última esperanza

Araceli, así se llama nuestra amiga, encontró  personas que vivían el mismo sentimiento de frustración, pero sobre todo un lugar donde le daban un camino para la esperanza. 

Un día de finales de invierno hace ya más de un lustro, se recibía la llamada de una señora con voz entrecortada, la emoción apenas la dejaba hablar, al principio no entendíamos muy bien qué quería de nosotros, poco a poco se fue calmando y explicando que tenía una vivienda con sentencia de derribo siendo inminente su demolición y las de 18 familias más.

Ya les habían desahuciado, estaban pidiendo el desalojo de sus viviendas y les amenazaban con sacar sus pertenencias a la calle. Acabarían llamándose "La Lona de la Vergüenza", porque en una carta del Concello de Bueu les advertían que  desalojaran sus casas para ejecutar el derribo o se las sacarían de oficio y  pondrían sus pertenencias en una lona a la intemperie. Ella nos había encontrado por Internet, en su desesperación por buscar algo a lo que agarrarse, se pasó mucho tiempo navegando, pensando que otras personas pudieran estar en situaciones parecidas, hasta que con los ojos rojos y después de noches en vela vio la web de la Asociación AMA, y allí encontró nuestro contacto, gracias a esa llamada su historia cambió. 

Allí leyó que en el Senado se acababa de aprobar una nueva norma, el artículo 108.3 de la LJCA, que desde nuestra Asociación, en colaboración con otras del Estado  habíamos logrado que nuestros legisladores se dieran cuenta de la injusticia que se estaba cometiendo con miles de familias. Estos terceros de buena fe que no tenían culpa alguna, a los que se les derribaban sus viviendas, y se les dejaba en una clara indefensión, cometiendo una terrible injusticia, donde la víctima era el castigado y el infractor el que ejecutaba el castigo.

Araceli, así se llama nuestra amiga, encontró  personas que vivían el mismo sentimiento de frustración, pero sobre todo un lugar donde le daban un camino para la esperanza. Pronto se organizaron con su propia asociación, realizando un trabajo encomiable, llevaban por aquel entonces más de 20 años con sus viviendas pendientes de un hilo,  con el miedo y el sufrimiento de que pudieran ser derribadas en cualquier momento. Allí dos personas destacaron al  llevar e impulsar la representación de todos los que se encontraban en tan delicada y penosa situación, José María Alén, presidente de la Asociación AGADE (Asociación Gallega de Defensa Urbanística de los Terceros de Buena Fe) y su abogado, Antonio Cascante. 

Araceli, así se llama nuestra amiga, encontró  personas que vivían el mismo sentimiento de frustración, pero sobre todo un lugar donde le daban un camino para la esperanza.

Aquella llamada inició una comunicación constante, en los primeros momentos y se tejió una gran amistad y admiración, que compartimos con el abogado, Gerardo Vázquez, portavoz de AUAN, que desde Andalucía ha sido sin duda junto, Maura Hillen, los principales motores para llevar las iniciativas legislativas a los órganos correspondientes, y organizar en el sur de España a tantos afectados por las injusticias que se cometen en el urbanismo de nuestro país, que no tienen parangón en el urbanismo europeo.

AMA en un comunicado se solidarizaba con los vecinos de BUEU en Pontevedra, y pedíamos por primera vez la aplicación de este artículo 108.3 LJCA recién aprobado, que algunos juristas no conocían. En abril de 2016, en unas jornadas de lo Contencioso-Administrativo en Santander formamos la Coordinadora Nacional de Asociaciones pro Justicia en el Urbanismo, _CAJU_ cuyo acto principal se realizó en 2017 en el Salón de los  Pasos Perdidos del Senado.  Allí vimos como la distancia y el desconocimiento era el olvido de los legisladores y jueces con  las víctimas de errores, o ilícitos de las administraciones.

Antonio Cascante, José María Alén, Araceli,... sus amigos y vecinos lucharon contra los molinos de las Administraciones Públicas derribando las intenciones de quienes desde esas administraciones habían construido muros de indiferencias, aplicando normas sin ver la realidad social, el daño producido y las alternativas factibles, desde un Consistorio que se lavaba las manos, una justicia insensible y un Gobierno desaparecido. 

Es para no creer, cada vez que resolvemos un problema aparece otro como las muñecas rusas  (matrioshkas), que abres una y esta otra y así sucesivamente...... si logramos una norma autonómica viene el Gobierno Central y se la quiere cargar, si conseguimos el consenso de todos los senadores viene el Tribunal Supremo y la diluye, si... 

En estos días en Cantabria hablan de mediadores, mientras una empresa toma medidas de nuestras casas para derribarlas. PGOU que llevan décadas en elaboración dicen que las mismas se ajustan a la legalidad vigente. Una vergüenza dilapidar el dinero de los ciudadanos, derribar para construir en el mismo lugar. En el Parlamento votan una y otra vez que hay que dar una solución, pero nos movemos en el mundo de la hipocresía, de medias verdades o incluso de mentiras descaradas. Podemos cambiar el paisaje pero el sufrimiento es el mismo, en Galicia, en Andalucía, en el Levante... o en Cantabria, la impotencia y el desgarro de ver como pasa el tiempo y tantos amigos se nos quedan por el camino.

En estos días en Cantabria hablan de mediadores, mientras una empresa toma medidas de nuestras casas para derribarlas

Hoy están en nuestra legislación el artículo 319.3 del Código Penal y el artículo 108.3 de la LJCA, del que me siento inspirador, nació en los correos intercambiados con el amigo Rafael de Sierra, quien seguro que junto Antonio Cascante, que siempre nos hablaba de derecho europeo como fuente de soluciones, estarán en ese cielo de los juristas hablando del derecho y su aplicación, con el gran trabajo de Gerardo Vázquez y las asociaciones amigas AUAN, SOHA, CALU, FAUN... logramos la unanimidad en el Senado y dejar nuestra huella en la legislación.

Ese trabajo puso la semilla para que en estos días nuestro vicepresidente, Ciriaco García, volviera a recibir la llamada de Araceli, desde su casa en el edificio Pintos en Bueu Pontevedra. Ella emocionada, llorando, pero esta vez de alegría, le contaba que lo habían conseguido, por fin pueden dormir tranquilos en su hogar, su vivienda es legal. Para Araceli fuimos la última esperanza, para cientos de familias en Cantabria esta llamada de Araceli nos inyecta la ilusión de seguir trabajando, para que se haga justicia con miles de familias en toda España.

ARACELI, y la última esperanza
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