sábado. 20.04.2024

Islas Pitcairn, o viviendo en el idioma del fin del mundo

Esta semana viajaremos hasta las islas lejanas de un archipiélago singular situado en la Polinesia (Pacífico Sur), para encontrarnos con un país singular, que no es un estado, y que tampoco lo quiere ser, pero que sin embargo sí que desea seguir conservando su peculiar cultura y lengua: el pitcairnés.

El que una lengua no posea hoy en día, y para los cánones actuales de lo que es “mucho” o “poco” hablada o representada, o sí se prefiere, el suficiente número de personas que lo hablen, ello no significa (o debería de significar) que dicha lengua no pueda ser enseñada y/o divulgada. Un ejemplo que “viene al pelo” para el cántabru si las autoridades que están obligadas a defenderlo y a promocionarlo lo hacen de una manera responsable, sensata y harto consecuente para con y el territorio que dicen habitar, y en algunos casos afirman vehemencia amar y respetar.

Esta semana viajaremos hasta las islas lejanas de un archipiélago singular situado en la Polinesia (Pacífico Sur), para encontrarnos con un país singular, que no es un estado, y que tampoco lo quiere ser, pero que sin embargo sí que desea seguir conservando su peculiar cultura y lengua: el pitcairnés. La historia de Pitcairn ha sido llevada al cine numerosas veces, sin embargo esta vez lo haremos viajando con la imaginación a través de la lectura de este curioso artículo.

En el idioma pitcairnés-norfolkense las islas Pitcairn se denominan así mismas “Pitkern Ailen”, un archipiélago de no más de 47 km cuadrados que se encuentra en el océano Pacífico Sur (constituyen una extensión geológica del archipiélago Tuamotu de la Polinesia Francesa,) y que oficialmente son un Territorio Británico de Ultramar con el nombre oficial de “Islas Pitcairn, Henderson, Ducie y Oeno”, en el continente Oceánico.

De las cinco islas que lo componen solo la llamada Pitcairn (5 km cuadrados) está habitada con no más de 60 personas y apenas diez familias. El resto de las islas están separadas por centenares de kilómetros entre ellas. La isla Henderson, sin ir más lejos (que representa el 67 % de la superficie total del territorio), está situada a 200 km al Nordeste de Pitcairn. Pitcairn es una isla volcánica, Ducie y Oeno son atolones de coral, Sandy es solo una barra de arena (formando parte del mismo atolón de Oeno), y finalmente Henderson es una isla de coral formada a duras penas tras esporádicos levantamientos tectónicos.

La capital del archipiélago (la capital más pequeña del mundo) es Adamstown, donde curiosamente se encuentra el único asentamiento de la isla, ubicado éste en la parte Centro-Norte de la isla. Los lugares más cercanos (a 2.100 kilómetros) son la Isla de Rapa Nui-Pascua (Chile) al Este, y Mangareva (Polinesia Francesa) al Oeste.

La conformación de este lugar singular es realmente peculiar, y así la historia nos recuerda que las islas Pitcairn tuvieron antiguamente una población de origen polinesio que se cree llegó al archipiélago alrededor del año 800 d.C. Estos pobladores vivieron en la isla Pitcairn y en la isla de Henderson, ya que el resto del archipiélago no era habitable. Las islas tenían entonces un comercio constante entre ellas y con la isla Mangareva (más lejana), lo cual daba a los habitantes de uno y otro lado los recursos de los que ambos carecían naturalmente.

Alrededor de 1500 d.C. el comercio entre las tres islas desapareció, probablemente por un desastre ambiental en Mangareva, que habría llevado a la extinción de varias especies, así como por la incapacidad de seguir comerciando. Esto provocaría el consiguiente aislamiento de Pitcairn y Henderson, cuyas poblaciones ahora ya carecían por completo de recursos fundamentales para su supervivencia, haciendo al final que las poblaciones desaparecieran.

Un siglo y medio más tarde del descubrimiento del archipiélago por el marino y explorador portugués Pedro Fernández de Quirós, el 26 de Enero de 1606 (al servicio del reino de España, quien las bautizó como La Encarnación y San Juan Bautista, respectivamente), las islas fueron redescubiertas por marinos británicos: Pitcairn en 1767, Ducie en 1791, Henderson en 1819, y Oeno en 1824. Y es que al ser la isla de Pitcairn avistada en 1767 por la tripulación del HMS Swallow (comandado por el capitán Philip Carteret), la isla recibió entonces el nombre del guardia marino Robert Pitcairn; un tripulante de quince años de edad quien sería entonces el primero en divisar el archipiélago para el Imperio británico.

Y es que la procedencia de sus habitantes es digna de la mejor de las películas, pues todos ellos son descendientes directos de los protagonistas de una de las historias más legendarias de la historia de la navegación: los amotinados de la Bounty (Generoso). Un suceso que se remonta a 1789, y con el que comenzó verdaderamente la historia de las Pitcairn.

En Abril de ese mismo año de 1789, Fletcher Christian, oficial de barco, y gran parte de su tripulación se amotinaron contra su capitán, William Bligh. Los tripulantes que veían cómo le importaba a William Bligh más la misión de la embarcación (recolectar árboles del pan y llevarlos a América) que sus propios hombres, decidieron urdir y preparar concienzudamente un plan. Por ello lo expulsaron del barco junto con los que le apoyaban, y así fue como huyeron en busca de una tierra abandonada donde no pudieran ser encontrados nunca jamás. Ese lugar fue Pitcairn, lejana a cualquier otro punto y mal cartografiada, ya que en los mapas aparecía a centenares de millas de donde realmente estaba. ¡¡El plan era perfecto, y funcionó!!.

El Bounty, inicialmente, era un barco destinado a replantar frutipan (llamado comúnmente árbol del pan o frutipan, que es una especie perteneciente al género Artocarpus, de la familia Moraceae, nativa de la región Indo-Pacífica, y distribuida desde la antigüedad por toda Oceanía) en Tahití. Sin embargo, a los británicos, cuando llegaron a Tahití les gustaron tanto, o mucho, las mujeres de aquel lugar, que tras embarcarse de nuevo para regresar al Reino Unido, hubo un motín encabezado por Fletcher Christian y 18 de sus fieles; cuyo verdadero objetivo era volver de nuevo a Tahití para vivir allí para siempre.

El resultado final fue que abandonaron al capitán del barco (William Bligh) en un bote junto a sus fieles, sin embargo, estos consiguieron llegar milagrosamente a Timor después de un viaje de 47 días navegando y tras recorrer 6.500 km. Los amotinados en Tahití, sabedores de tamaña hazaña, y temerosos de las represalias por parte del Reino Unido, decidieron huir de nuevo y escapar. Para ello formaron un grupo, el cual incluía a 9 tripulantes británicos, 6 hombres polinesios y 12 mujeres tahitianas. A la isla de Pitcairn llegaron en la fecha del 15 de Enero de 1790. De hecho, la isla aparece en el “Libro de la isla”, de Judith Saransky, donde se escribe que: “No hay mejor escondite que esta isla”.

Después de llegar a Pitcairn quemaron el Bounty y se establecieron allí. Aún los restos de aquel barco permanecen en la isla y se pueden visitar en su pequeño museo nacional de no más de 300 metros cuadrados. Allí vivieron y murieron durante 35 años sin que nadie supiera jamás de su existencia hasta que en 1825 otro barco llegó a la isla. Por aquel entonces ya solo quedaba un superviviente del grupo original: John Adams.

Adams gobernó la isla durante casi 10 años antes de recibir a un barco estadounidense, el Topaz, y no pasó mucho tiempo antes de que la saga del Bounty llegara a Gran Bretaña. Gran Bretaña originalmente quería castigar severamente a Adams, pero al ver que Adams vivía solo y con una docena de mujeres y niños suavizó su castigo; pues se determinó que los “pecados que Adams pudiera haber cometido en el pasado ya habían expirado”. En 1825, los británicos desarrollaron oficialmente una orden, perdonando a Adams por el delito de deserción y le prometieron regresar a Inglaterra. Sin embargo Adams por aquellos años era ya viejo para regresar, y poco tiempo después (1829) murió. En su honor la única ciudad-capital de la isla lleva su nombre: Adamstown. Como “contribución” de Adams a Gran Bretaña, Pitcairn se convirtió oficialmente en colonia británica en 1887.

La historia de la “Bounty” se transformaría con el correr de los años en la novela y en la película “Mutiny Blood”, en la que tanto Clark Gable como Marlon Brando interpretaron el papel de Fletcher Christian.

No obstante hay que señalar que en 1850 la isla quedaba completamente deshabitada cuando la población se volvió demasiado grande como para poderse sostener, provocando así su mudanza a la “cercana” (4.633 km) isla de Norfolk (36 km cuadrados, y actualmente con una población de aproximadamente 2.220 habitantes), razón ésta que es principal para entender por qué sus habitantes (el 60% caucásicos) hablan en la actualidad una lengua que posee los préstamos norfulkenses: una mezcla de inglés del siglo XVIII y tahitiano. En 1964 se estableció el gobierno local, convirtiéndose por aquel entonces las Islas Pitcairn en territorios británicos de ultramar.

Dieciocho meses después de aquellos sucesos, 17 habitantes regresarían a Pitcairn para repoblarla. Desde ese momento la población ha alcanzado un pico de 223 personas, pero dado que la mayoría de la gente emigra a Nueva Zelanda (a más de 5.000 kilómetros de distancia), normalmente habitan la isla no más de 60 personas de una manera regular y más o menos continuada.

Debido a la orografía de la isla (conformado por escarpados acantilados que bordean las islas: la altitud máxima es de 335 metros y la isla no posee ríos), en este territorio no hay apenas puertos o pistas de aterrizaje, por lo que el comercio tiene que hacerse siempre a través de pequeñas lanchas que visitan los buques: ocasionalmente pasajeros provenientes de expediciones o cruceros pueden desembarcar durante un día, si es que el tiempo y la niebla lo permiten.

Con todo, el turismo se está convirtiendo en una industria local muy importante, tanto con visitas de cruceros, como con aquellos que visitan la isla para quedarse unas semanas, aunque solo se puede acceder a través de la bahía de Bounty; donde llegan pasajeros procedentes de grandes cruceros que parten de Tahití principalmente. Aisladas del turismo convencional y masificado, las Islas Pitcairn son una visita obligada para los viajeros aventureros que buscan horizontes nuevos y verdaderamente remotos y lejanos.

Con temperaturas cálidas durante todo el año el suelo fértil de los valles de Pitcairn producen una amplia variedad de frutas y verduras (que quedan bien reflejadas y escenificadas en sus peculiares nombres en pitcairnés), sin embargo, la economía subsiste gracias a la pesca y a la agricultura, aunque las mayores fuentes de beneficio provienen de la venta de sellos y monedas para coleccionistas; así como también de la venta de miel y artesanías a los barcos que hacen la ruta Reino Unido-Nueva Zelanda por el canal de Panamá. La moneda oficial es el dólar neozelandés.

Una única tienda donde poder comprar y almacenar lo básico (calzado, utensilios de cocina, papelería, semillas, fertilizantes, materiales de construcción, ferretería y poco más) cubre las necesidades primaria y más que suficientes de una comunidad, la cual es abastecida desde Nueva Zelanda y Thaití enviando cada tres meses en barco al año el suministro general y ordinario básico; el cual es anunciado con cinco campanadas cada vez que llega un barco a la isla. El Centro de Salud cuenta con una sala de examen, una clínica dental, una sala de rayos X, y también una sala de dos camas para pacientes que pernoctan.

Una curiosidad que no pasa desapercibida es que en 1838 las islas fueron el primer territorio del mundo donde se aprobó el sufragio femenino, con las mismas características que el sufragio masculino. A esto se añade que cada año celebran sus elecciones, conformándose así y de este modo la democracia más pequeña y original del mundo. Otra curiosidad es que según estadísticas del 2014 los pobladores de la isla tienen 6 apellidos. El más nombrado es “Christian”, el cual es descendiente directo del líder rebelde, Fletcher Christian. El segundo es “Warren”, y este apellido proviene del estadounidense Samuel Russell Warren, quien emigró posteriormente. El resto son: “Young”, “Brown”, “Warren-Peu “y “Griffiths”.

Antiguamente la iglesia o el templo perteneciente a los Adventistas del Séptimo Día (la Iglesia fue construida en 1954 por esta congregación religiosa), sería el lugar desde el cual los pitcairnenses recibirán en el siglo pasado, primero la educación religiosa, y después la educacional (escuela primaria); que en este caso fue siempre en inglés, y ya más tarde en el idioma local y propio: el pitkern.

Este idioma es el resultado de la mezcla criolla que en su día originaron los marineros británicos amotinados del Bounty del siglo XVIII, junto con los tahitianos y otros polinesios que desembarcaron en la isla con el correr del tiempo y las circunstancias  personales y particulares del momento.

La Wikipedia nos recuerda a propósito del pitcairnés-norfolkense lo siguiente:“(…) Aislados del resto del mundo, tuvieron quecomunicarse entre ellos. Tras un tiempo formaron una nueva lengua única que mezcló un inglés simplificado con palabras y estructuras de la lengua tahitiana. El idioma fue influenciado por los diversos dialectos y los acentos británicos de la tripulación. Geográficamente, los amotinados procedían de las Indias Occidentales, con un marinero cuyo dialecto era un precursor del “patois” del Caribe. Uno era originario de Escocia. Por lo menos uno, Christian Fletcher, el líder, era un hombre instruido, con un habla diferenciada. El pitcairnés conserva muchas expresiones del inglés. Incluye palabras de la cultura marítima británica de la época”. Los isleños, por lo tanto, hablan inglés, como así también la lengua criolla conocida como “norfulkense”, “norfuk” o simplemente “pitkern”, como se denomina en dicha lengua. Lengua que es prácticamente igual a la propia de Norfulk.

No obstante el pitkern (que tantas similitudes tiene con el norfuk) está perdiendo popularidad rápidamente, sobre todo a medida que la isla recibe cada vez más y más turistas, si bien hay un esfuerzo decidido en el plan de estudios de la escuela de Pitcairn para que este idioma se pueda seguir manteniendo, y también se pueda seguir aprendiendo y enseñando a demanda.

La razón por la cual el idioma se pierde es porque la gente joven salede la isla en busca de estudios o trabajo, y muchos ya no regresan nunca jamás a la isla. Aún así se están realizando importantes esfuerzos para mantenerlo vivo mediante diccionarios, y también cambiando los nombres tradicionales de algunos lugares turísticos por sus equivalentes en pitkern.

En Abril de 2005 el norfuk fue declarado lengua cooficial junto al inglés en la isla de Norfolk, y esto ha servido como incentivo e importante  revulsivo  para que el pitkern se vea ahora también más animado en y para con su conservación y recuperación; como de hecho así sucede y así está ocurriendo.

“For the Fallen” es un poema escrito por Robert Laurence Binyon (1869-1943), el cual se publicaría por primera vez en el periódico británico “The Times” el 21 de Septiembre de 1914. Con el tiempo la tercera y la cuarta estrofas del poema se han reivindicado como un tributo a todas las víctimas de la guerra, independientemente del estado. Este poema ha sido traducida al idioma de Pitcairn por Meralda Warren de la siguiente manera: “Dem nawa gwen groe ole semes ucklan laf gwen groe ole. Age nor gwen futto dem ulla hem years dreag daun, Un when har sun se gorn daun un een a morning. Wi gwen always sink orf dem”.  Que traducido al español queda de la siguiente manera: “No envejecerán como envejecemos nosotros los que quedamos. La edad no los fatigará ni los años los condenarán. Al ponerse el sol y por la mañana los recordaremos”.

“Mi bas side orn Pitcairn” (Mi lugar favorito en Pitcairn) es el primer libro publicado en el idioma pitkern e inglés. En la actualidad más del 80 de la población es capaz de comunicarse oralmente y sin problemas en pitkern, circunstancia esta que llena de profundo orgullo a sus valientes y aislados pobladores. A continuación algunas frases en pitkern: “Wut-a-way you” (buenos días), “Tomolla ha tudder uno” (pasado mañana), “Bou yo gwen?” (¿A dónde vas?),

“Foot yawly come yah” (¿Por qué viniste aquí?, “Yus plum how poo-oo” (tus plátanos están verdes), “Foo you want da?” (¿Por qué quieres eso?), “Daad’wieh” (Ese es el camino), “Yorlye” (Todos ustedes), “Daa” (Ese), etc.

De hecho, si el idioma de Pitcairn aún se mantiene vivo, y de hecho, aún se usa en la isla, es gracias a la labor de preservación y cuidado que los misioneros adventistas siempre observaron para que este no dejase nunca de usarse y de practicarse, pues esta Iglesia (en su organización interna), es muy respetuosa con las tradiciones locales y propias del lugar en el cual ellos desarrollan su misión evangelizadora y de propaganda. Y contrariamente a lo que hacen otras confesiones y cultos, este movimiento religioso apoya, promueve y confraterniza con otras filosofías y cultos religiosos que igualmente son respetuosos con las tradiciones y las culturas originarias del lugar al cual llegan y en el cual habitan.

Una reseña notable es que en un artículo impreso por “Sydney Gazette” y “New South Wales Advertiser” el 17 de Julio de 1819, Jenny (esposa del amotinado Isaac Martin) dice que _“en la isla se desaconsejaba el idioma tahitiano mientras se promovía el idioma inglés”_. La llegada de los adventistas modificó en parte esta situación de solo tener que enseñar la Biblia en la lengua inglesa, y en consecuencia, y al final, solo la cultura en la lengua inglesa; pues durante muchos siglos fueron en los territorios de “visión inglesa” los protestantes los verdaderos artífices o transmisores del saber cultural de aquellos tiempos.

La política educativa de la isla contempla hoy en día la enseñanza del pitkern a los apenas diez alumnos que actualmente cursan estudios de primaria en la isla, el cual sigue el ritmo de los cambios en el plan de estudios de Nueva Zelanda. La biblioteca, aunque pequeña, es suficiente para los pocos estudiantes que posee, y de hecho, se mantiene bien surtida. Con todo, la educación tiene como objetivo proporcionar una amplia gama de habilidades para permitir la adaptabilidad en un entorno siempre cambiante. La educación secundaria en el extranjero se fomenta mediante la concesión de becas, y ciertamente, varios estudiantes han recibido educación secundaria en Nueva Zelanda, con gastos al Gobierno de Pitcairn incluidos.

No obstante, en el idioma del fin del mundo, nadie quiere ser independiente, y de hecho, ninguna persona desea desligarse del Reino Unido, a diferencia de lo que sucede en otros pequeños países y territorios del Pacífico Sur que no están bajo la tutela Australiana, Francesa, Neozelandesa, Norteamericana, etc.

La razón es muy evidente, pues temen que al hacerlo la superpotencia china les pueda colonizar (y por lo tanto perder parte de su autonomía y/o libertad), como de hecho ya está pasando y sucediendo en naciones y territorios de Oceanía como: República de Kiribati (811 km², 33 atolones de coral e islas, y 120.000 habitantes aproximadamente), Estados Federados de Micronesia (702 km², más de 600 islas, y 115.000 habitantes aproximadamente), República de Nauru (21 km², una única isla, y 12.000 habitantes aproximadamente), Tuvalu (26 km², 9 islas, o más bien atolones, y 12.000 habitantes aproximadamente), Archipiélago de Tokelau (12 km², tres grupos de islotes-atolones, y 1.500 habitantes aproximadamente), Niue (262 km², una única isla, y 1.650 habitantes aproximadamente), Archipiélago de Fiji (18.300 km², más de 300 islas y atolones, y 900.000 habitantes aproximadamente), República de Palau (460 km², 340 islas, y 18.000 habitantes aproximadamente), Nueva Caledonia (18.575 km², 11 islas, y 93.000 habitantes aproximadamente), Islas Marshall (176 km², dos archipiélagos que en total suman unas 1.152 islas del Pacífico agrupadas en 34 atolones y 870 arrecifes, y 60.000 habitantes aproximadamente), Samoa (4.167 km², más de 118 islas y atolones, y 275.000 habitantes aproximadamente), Papúa Nueva Guinea (463.000 km², más de 600 islas de todos los tamaños, y 9.000.000 de habitantes aproximadamente), República de Vanuatu (12.000 km², más de 83 islas, y 308.000 habitantes aproximadamente), Polinesia Francesa (4.167 km², más de 118 islas y atolones, y 275.000 habitantes aproximadamente), Archipiélago de las Islas Salomón (28.450 km², entorno a mil islas, y 687.000 habitantes aproximadamente), Guam (550 km², una isla, y 170.000 habitantes aproximadamente), Norfolk (36 km², 3 islas, y 2.220 habitantes aproximadamente), Tokelau (12 km², 3 islas, y 1.600 habitantes aproximadamente), Wallis y Futuna (274 km², en torno a 200 islotes, y 12.000 habitantes aproximadamente), etc.

En todos estos territorios y estados de Oceanía la inmigración china es cada vez más sorpresiva y numerosa (controlada por el propio Estado chino), pues el país asiático no solo llega a estas naciones y territorios de Oceanía con dinero y promesas, sino también con planes para instalar en estos lugares bases militares y estructuras operacionales en forma de empresas y conglomerados que luego utilizan para poder así expandir su dominio y control del territorio, como ya sucede claramente en lugares como Fiji, Vanuatu, Papúa Nueva Guinea, Tonga, etc. donde claramente Pekín ha estado prestando durante muchos años dinero y recursos para la construcción de grandes obras de infraestructura e ingeniería.

Estos préstamos son en realidad parte de una estrategia de Pekín para hacer caer en una trampa a estos pequeños países y territorios usando la “diplomacia de la deuda”. Pues China trata de hacer que estos países acumulen enormes cantidades de deuda para que luego, cuando no puedan pagarla, se pueda tomar pacíficamente el control de esos activos en esos territorios para ponerlos así a su servicio y “bajo su custodia”.

Es de esta manera como Pekín usa la diplomacia de la trampa de la deuda para coaccionar a estos territorios y estados pequeños, a fin de así poder conseguir un punto de apoyo para controlar de esta manera instalaciones críticas que puedan ser usadas en el futuro para proyectar su poder (en la región del Indo-Pacífico y en el Pacífico suroccidental), incluido el poder militar; y en el cual China ya es puntero y sobresaliente a nivel mundial. China, por ejemplo, ha sido capaz de desarrollar un misil hipersónico que puede ser imparable. Una tecnología está de la que carecen otras naciones militarmente muy avanzadas como, por ejemplo, Estados Unidos o Rusia.

Y es que más allá de las tensiones bilaterales, la creciente influencia de China en el Pacífico Sur es cada vez más evidente y creciente, pues empieza a considerar a esta parte del mundo como su “lugar estratégico prioritario al tiempo que entorno geográfico operacional de primer orden y  actuación” sobre el cual vascular y gravitar su influencia y poder. Y esto a los habitantes de Pitcairn no les gusta lo más mínimo, pues conocen acerca de sus consecuencias.

Islas Pitcairn, o viviendo en el idioma del fin del mundo
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