jueves. 28.03.2024

Hablar cántabru no significa ser anti español, ni tampoco ser anti nada

No es justo que por hablar cántabru algunas personas inconscientes cataloguen y juzguen, sentencien y corrijan, impongan y desautoricen, aquello que es sin duda todo un mundo de sabiduría y conocimiento, ciencia e instrucción.

Uno de los grandes dramas de la vida política de los últimos años ha consistido en la banalización y en la grosera simplificación de las categorías políticas. Y uno de los ejemplos más notables lo encontramos en el abuso (ciertamente interesado) de los términos “cantabriegu” y “cántabro hablante”, cuando hace referencia a aquellas personas que estudian, hablan, o bien, sencillamente se interesan por el porvenir y el bienestar de la lengua cántabra.

El cántabru solo es una lengua, y a ésta no hay que temerla, porque nadie busca hablar cántabru para con ello tener que enfrentarse a otra lengua, pues, además, también todos sabemos que cada día que pasamos sin el cántabru con ello cada día se pierden hablantes; y esto así no puede seguir, ni tampoco se debe consentir. Urge por lo tanto remediar con urgencia esta situación de indefensión y también de abuso consentido.

Las lenguas desempeñan un papel crucial en la vida cotidiana de las personas

Acaso desconocemos que las lenguas desempeñan un papel crucial en la vida cotidiana de las personas, no solo como instrumento de comunicación, educación, integración social y desarrollo, sino también como depositarias de la identidad, de su historia cultural, de las tradiciones y de la memoria única de cada persona. Sin embargo, y a pesar de su inmenso valor, las lenguas de todo el mundo siguen desapareciendo a un ritmo alarmante, como muy bien lo reflejó el pasado año 2019 la Organización de las Naciones Unidas declarado, habiendo declarado ese año: “Año Internacional de las Lenguas Indígenas”, y siendo el cántabru una lengua más de ese inmenso patrimonio que entre todas las personas debemos preservar.

Y es que la lengua madre es la vida misma de los pueblos, pues es en ella en donde se encuentra la esencia misma de las vivencias de todo un sabio estamento ancestral, que al tiempo es también un medio de comunicación que se debe revitalizar cada día; pues cada pueblo tiene su conexión con su propia tierra, con su cultura y con su cosmovisión.

Y así, por ejemplo, una persona que no quiere o desea reconocer al cántabru como a una lengua, es porque, a lo mejor, o sencillamente, su cerebro planificado (ruido mental) y estructurado (vamos aquí a omitir la palabra dogmático) no lo acepta y/o tolera. Y esto está bien, y no ocurre nada por ello, pues para esta persona esta realidad es su verdad; y esto siempre hay que respetarlo y es correcto para su visión. Pues cuando se vive de acuerdo a/y con la conciencia social y dirigida del rebaño anulado, y además se razona solo con las frecuencias que dominan en su pensamiento limitado, pues sucede que las únicas partes que en verdad se activan del cerebro (el de estas personas) son los niveles superiores izquierdo y derecho del cerebro; aunque también algunas porciones del cerebelo inferior que está situado sobre la columna vertebral.

Y es así como sucede que la mayor parte del cerebro permanece dormida y no hace nada, nada en absoluto, debido a que sencillamente el cerebro rehúsa admitir cualquier pensamiento que no concuerda con el pensamiento limitado de la familia, de los amigos, de la sociedad, del dogma, etc. Por esta razón cuando una persona rehúsa aventurarse en pensamientos que sobrepasen las fronteras de la identidad alterada y la conciencia social, hay porciones del cerebro de esa persona que quedan literalmente cerradas a las frecuencias de pensamiento más altas y/o más evolucionadas, y/o diferentes.

Cuando tienes el conocimiento tienes la libertad, y entonces lo que tienes son opciones para poder construir reinos ilimitados

Y es así como solo se permite contemplar y razonar aquellos pensamientos que serán aceptados por los demás, ya que los novedosos y dispares (aunque sean razonados y expuestos a la luz de todo el conocimiento) siempre estarán bajo la lupa o la interrogación del inquisidor. Y es así como entonces ocurre y sucede también que se sigue perpetuando la ignorancia y el desconocimiento de uno mismo. Y es así, y también, como a esto se le denomina: “mente cerrada” o “encallada”.

Llegados hasta este punto habría que preguntarse, que ¿cuánto tiene esto de conciencia social manipulada y/o modificada, tergiversada y/o falseada? La respuesta es o sería muy elevada, pues las personas, normalmente, son víctimas del ambiente en el cual viven. Y si a estas personas se las ha enseñado a pensar y a razonar previamente de una manera y forma determinada, entonces es evidente que ellas se comportarán y harán, recitarán y contarán, formularán y expondrán, solo lo que la conciencia social en ese momento ha determinado que es bueno y/o correcto, aceptable y/o apropiado, cabal y/o justo, acertado y/o pertinente. Pues los pensamientos de baja frecuencia de la conciencia social (los cuales, normalmente, son muy limitados y restringidos, enclaustrados y aislados) son en la actualidad norma y ley, en un mundo en el que cada vez más personas están más desconectadas de sí mismas.

También es posible que estas personas hayan aceptado y/o interiorizado que para ser un buen ciudadano del mundo, o a lo mejor, un buen español, o quien sabe qué; lo mejor es o será que idealmente no hable lenguas que en estos momentos son minoritarias, o bien se encuentran severamente amenazadas y/o en peligro de desaparición. ¿Y por qué? Pues porque sencillamente, a lo mejor, ese es su mejor y su más adecuado y libre albedrío, y por supuesto, su mejor opinión y actitud.

Por eso es importante el conocimiento, o aquello que es nuestro mayor tesoro, pues cuando hemos sido despojados y arrebatados de todo lo demás; lo único que permanece con nosotros (y nunca puede ser arrebatado) es el conocimiento y la memoria que nos da la capacidad para crear, soñar e imaginar otra vez.

Cuando tienes el conocimiento tienes la libertad, y entonces lo que tienes son opciones para poder construir reinos ilimitados: aquellos con los cuales tú sueñas y te identificas. Porque cuando tienes el conocimiento, entonces ya no hay nada que temer; pues no hay cosa, elemento, principio o entendimiento que pueda amenazarte, ridiculizarte, esclavizarte o intimidarte. Y es que cuando a la ignorancia y al miedo se le dan conocimiento, entonces surge la interpretación y el entendimiento, la comprensión y el discernimiento; pues nos saca de las fronteras de una vida limitada, para llevarnos hasta una extensión más ilimitada, a través del conocimiento y la aventura que supone el aprendizaje.

¿Acaso importa que una persona que ha nacido en Italia (y que habla italiano), por ello ya tiene ésta que sentirse necesaria y obligatoriamente italiana, y si esto no es así, entonces ella comete alta traición? A lo mejor se siente solo friulana, o no se siente nada, o se siente italiana y friulana; ¡¡o vete tú a saber!!… y todo ello está bien. Esto mismo se puede aplicar para los hablantes de cántabru, que pueden ser o sentir lo que su corazón más desee y anhele. ¿Acaso no somos antes que nada infinita libertad ilimitada y alegría de ser?

¿Acaso no sabemos que el conocimiento faculta y concede a nuestra mente razonar y contemplar por encima de lo que ya sabemos? ¿Acaso no comprendemos y vislumbramos que nos permite profundizar más en la sabiduría de todo lo que existe, y, al tiempo, también crecer en nuestra capacidad de recibir; incluso mayor conocimiento del que antes ya teníamos? El conocimiento te urge a expandirte, te incita a buscar una identidad en continua ampliación, y, finalmente, te invita a transformarte.

No es justo que por hablar cántabru algunas personas inconscientes cataloguen y juzguen, sentencien y corrijan, impongan y desautoricen, aquello que es sin duda todo un mundo de sabiduría y conocimiento, ciencia e instrucción; por la sencilla razón de que a esas personas nos les parece adecuado y/o correcto que otros puedan hablar una lengua, que curiosamente ellos desconocen, o bien no hablan. ¡¡Cuánta inconsciencia y cuánto descuido, cuánta ignorancia y cuánto desprecio, cuánta locura y cuánto desacierto, cuánta extravagancia y cuánto desconocimiento!!

Hablar cántabru no significa ser anti español, ni tampoco ser anti nada
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