viernes. 19.04.2024

Consejo para la Defensa de la Lengua y la Soberanía Cántabra. La resistencia

En un principio (mediados del siglo XIX) la exclusión total de nuestra lengua cántabra de las aulas apenas se daba y/o existía.

En nuestro querido y amado País Cántabru los poderosos (o quienes lo creen), no siempre dicen la verdad, pues la verdad la enmarca y la encara siempre el pueblo con su actitud y formas, presencia y actos.

Habría que decir y puntualizar a la hora de hablar del idioma español, que éste ha sido más bien moldeado por muchas causas, que algunos autores denominan con la expresión de: “metalingüística ideológica”. Es decir, causas exteriores al idioma, como lo puedan ser la institucionalización del idioma, la influencia del poder político, la ortografía, su uso en las relaciones internacionales, el prestigio, el nacionalismo, etc.

La imposición que el Estado español ha ejercido en los últimos tres siglos sobre los cántabrohablantes ha sido siempre una tónica habitual

Sabemos que llevamos varias décadas de perverso conductismo social, que busca no solo la involución del espíritu humano en su camino de evolución y de regreso a las Fuentes de la Originalidad y de la Autenticidad, sino también la anulación de las manifestaciones culturales y expresiones propias de un pueblo; a fin de que éstas se encuentren “desnudas” y “desarmadas” ante la adversidad y el dominio de las élites especifistas y trastocadoras de las identidades y de la autonomía social y colectiva de los pueblos y de las naciones.

En este objetivo cobra especial importancia la destrucción de la belleza en todas y en cada una de sus formas y manifestaciones. Y ya más concretamente (y para el caso que nos ocupa, pues el proceso es general y colectivo a nivel mundial) de la lengua cántabra, que como se sabe es una expresión más de esa originalidad y especificidad de un pueblo y/o pluralidad que habita un espacio y un territorio concreto en este mundo.

No obstante, no solo se pretende derribar la lengua (o las lenguas en general) en ese-este proceso de uniformización y acabación-exterminio lingüístico de lo que es diferente y opuesto, también en este desarrollo y sucesión “entran y se abarcan” otras manifestaciones de la cultura y de la identidad, como, por ejemplo, la música, la arquitectura, la soberanía alimenticia… e incluso, las muy diversas y variadas manifestaciones culturales y expresivas que pueda manifestar y tener una colectividad.

Diferentes y diversos estamentos cantabriegos a lo largo de los años han demostrado tener mucha tenacidad y voluntad para continuar con sus demandas

Al hacer y realizar esta política (que se encuadra e integra en la más pura ingeniería social de sometimiento y dominio) se invalida, no solo el espíritu de lucha y rebeldía de una sociedad, sino que también se la priva de su capacidad de auto crítica y de auto organización. Todo en aras de poderla llevar y conducir hacia un conductismo teledirigido y dócil, amaestrado y sumiso a los intereses de una élite de oscuros presagios y sentimientos para con la independencia de los pueblos y la autonomía de las voluntades y las personas.

Y así, la imposición que el Estado español ha ejercido en los últimos tres siglos sobre los cántabrohablantes, ha sido siempre una tónica habitual, que igualmente se ha reproducido en otras partes del Reino de España, y que ha variado en intensidad y forma en función de diversos y estudiados factores que entregas anteriores se han ido desarrollando. Represión, por ejemplo, que siempre ha sido evidente en el ámbito educativo, y que siempre ha sido un modelo de educación muy alejado de la realidad social.

En la calle (mediados del pasado siglo XIX) había un bilingüismo, más o menos consentido, sin conflicto y sin apenas imposiciones. Sin embargo, la hábil estructura diseñada a posteriori por el Estado ha querido (hasta conseguirlo) convertir el castellano en la única lengua de uso en la enseñanza, no habiendo dejando ninguna hora-espacio para que en las escuelas de ese Estado español se pudiera también aprender cántabru.

En un principio (mediados del siglo XIX) la exclusión total de nuestra lengua cántabra de las aulas apenas se daba y/o existía, pues el castellano no disponía de suficientes medios y profesorado como para imponerse en un lugar montañoso y bastante inhóspito en aquellos tiempos de principios y mediados del siglo XIX; pues apenas nadie acudía a clase o a la escuela hace un siglo y medio en España.

Sin embargo, a medida que nos íbamos poco a poco acercando al siglo XX, de forma progresiva se va produciendo un corte emocional entre el niño y su lengua materna, como consecuencia de la imposición de la norma castellanizante que se ha de aplicar en La Montaña con “furia y pasión”: que era la consigna que entonces se empleaba y decía a los profesores para “españolizar” las sombrías y lluviosas regiones del Norte peninsular ibérico.

Fue así como el Gobierno español de manera progresiva, pero segura, poco a poco fue secuestrando la escuela y a los alumnos para imponer su realidad. Y es así como usaron (y aun usan) la escuela para crear un sentimiento de nación inclusiva, que en el fondo no deja de ser excluyente y plegada solo a los caprichos lingüísticos de la norma castellana.

Sabemos que la ignorancia siempre ha sido el caldo de cultivo para el nacimiento de falsas teorías

Hay que decir y recordar en cuanto a la protección y a la promoción de los derechos lingüísticos de la comunidad cantabrohablante varias cosas. La primera es que es de justicia reconocer la dedicación, el sacrificio y el empeño, que realizan (desde hace ya varias décadas) los diferentes colectivos cantabristas preocupados por la salvaguarda de la pervivencia de la lengua cántabra, pues siempre se han caracterizado por ser luchadoras y luchadores de palabras precisas y claras, al tiempo que de mentalidad meridianamente intencionada y muy comprometida. Dedicación que siempre ha pasado por realizar una constante defensa, reclamación y demanda de los derechos lingüísticos amenazados por la imposición y la norma castellana primero, y ya más tarde vasca, leonesa y asturiana después.

Diferentes y diversos estamentos cantabriegos, que todo hay que decirlo, a lo largo de los años han demostrado tener mucha tenacidad y voluntad para continuar con sus demandas y agendas en favor del idioma cántabro; aún cuando las circunstancias han sido muy complejas y difíciles en otras épocas pasadas y recientes. Todo ello, y muchas veces, pese a las burlas y el desprestigio (cuando no desprecio) de lo que antaño se vino a denominar (y a veces aún se denomina con carácter de institucionalización) con el término de “oficial” y “correcto”, “aceptado” y “de prestigio”.

Antes las personas que hacían visible el cántabru se enfrentaban (no hace muchos años) a ataques y campañas de difamación, acoso, e incluso (todo hay que decirlo), amenazas de muerte e intimidación; por el simple hecho de defender una lengua y una cultura que es la propia del País Cántabru. Pero, afortunadamente, y tras el paso de los años, los tiempos han ido cambiado en favor de nuestra lengua y hoy la muvición cantabriega (movimiento cantabrista) defiende y trabaja con entusiasmo y alegría en favor y con la intención de promover la visibilidad y la protección de los/las cantabrohablantes; así como de sus comunidades y derechos.

Sabemos que la ignorancia siempre ha sido el caldo de cultivo para el nacimiento de falsas teorías, que luego con el tiempo se han ido dogmatizado como normas institucionales aceptadas por el poder oficial. Sin embargo, confiamos en que pronto pueda prevalecer esa otra institucionalización que desea que el cántabru entre a formar parte del “corpus” vivo de nuestra sociedad; a fin de encaminarnos por los senderos de la buena gobernanza lingüística, junto a la definitiva sepultación de la imposición de una lengua sobre la otra.

Sin tener que llegar a situaciones de violencia y protesta, anulación y desmembración, confiamos en que la sensatez española y centralista no continúe envenenando y enrevesado con falsas medias verdades (como aún todavía sucede), así como de forma sistemática con argumentos inverosímiles e inventados, falsos y erróneos; una realidad histórica y lingüística de un territorio que desea poder saber la verdad acerca de su lengua. Deseamos la reflexión ecuánime, así como el destierro de la envenenación sistemática de los prejuicios seculares que existen hacia una lengua que es única y específica de un territorio, como en este caso sucede con el País Cántabru.

El apoyo y la solidaridad a favor de la lengua cántabra crece cada año con más fuerza y entusiasmo

Es precisamente este movimiento que lucha en favor de la lengua cántabra, quien se encarga de recordarnos que los defensores de los derechos humanos nos dicen que la visibilidad internacional es vital para que este proyecto llegue a buen fin y se materialice con garantías de éxito. Para lo cual no hay ningún problema a la hora de saber que según se confirma en la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias de la UNESCO, en su Título Primero (Principios Generales), se dice y manifiesta lo siguiente en los Artículos 7, 8 y 9:

Artículo 7:

7.1. Todas las lenguas son la expresión de una identidad colectiva y de una manera distinta de percibir y de describir la realidad, por tanto tienen que poder gozar de las condiciones necesarias para su desarrollo en todas las funciones.

7.2. Cada lengua es una realidad constituida colectivamente, y es en el seno de una comunidad que se hace disponible para el uso individual, como instrumento de cohesión, identificación, comunicación y expresividad creadora.

Artículo 8:

8.1. Todas las comunidades lingüísticas tienen derecho a organizar y gestionar los recursos propios con el fin de asegurar el uso de su lengua en todas las funciones sociales.

8.2. Todas las comunidades lingüísticas tienen derecho a disponer de los medios necesarios para asegurar la transmisión y la proyección futuras de la lengua.

Artículo 9:

9.1. Toda comunidad lingüística tiene derecho a codificar, estandarizar, preservar, desarrollar y promover su sistema lingüístico, sin interferencias inducidas o forzadas.

Independientemente de que instituciones, gobiernos y/o empresas trabajen en la sombra o en diferido para difamar, calumniar, e incluso, deslegitimar la lucha pacífica por los derechos lingüísticos de la comunidad cantabrohablante, el apoyo y la solidaridad a favor de la lengua cántabra crece cada año con más fuerza y entusiasmo. Sobre todo entre las personas más jóvenes, como claramente lo demuestran los datos, el interés y la simpatía que despierta nuestra querida lengua en cada vez más amplios sectores de nuestra sociedad.

Por lo tanto, y por ello, se hace necesaria e imprescindible la creación de un Consejo para la Defensa de la Lengua y la Soberanía Cántabra (CDLSC) que sea capaz de sensibilizar y dar cobertura y voz a las diferentes entidades y estamentos que desean ver satisfechas sus demandas y amparos.

Y es que durante muchos años (demasiado tiempo) el Gobierno (o los Gobiernos de turno anti cántabros) se ha dedicado a la labor de desinformación e intoxicación a las personas con falsas aseveraciones, por lo cual estas ahora desconocen en gran medida, no solo acerca de sus reclamaciones, sino también de cómo llevar, por ejemplo, campañas de atención y sensibilización, concienciación y ayuda; que dejen sin efecto las leyes abusivas contra el patrimonio lingüístico cántabro que por demasiado tiempo se ha permitido y perpetuado.

Así mismo se pueden llevar a cabo y realizar desde el Consejo para la Defensa de la Lengua y la Soberanía Cántabra, otras muchas acciones que tengan como objetivo y fin la derogación de las leyes que permiten la aplicación de directrices y normas lingüísticas discriminatorias y abusivas a una lengua que es la propia de Cantabria.

Consejo para la Defensa de la Lengua y la Soberanía Cántabra. La resistencia
Comentarios