martes. 23.04.2024

Cerdeña y “la Acabadora”

Cerdeña también tiene su propio idioma, que en este caso es el sardo (como lengua indoeuropea románica que pasa por ser la más conservadora de las lenguas derivadas del latín.); y que después del italiano es el idioma que más se habla en la isla: más del 40% de la población lo habla y lo emplea habitualmente.

Este sábado 15 de octubre de 2022 se cumplen 25 años desde que en Cerdeña se reconoció y dio carta de naturaleza plenamente institucional y oficial a la lengua sarda. Con la intención última de ser precisamente este el motivo del presente artículo, y que sin duda puede ser también una fuente de inspiración para el cántabru, es por lo que ahora se presenta este título que da una idea de cómo “la Acabadora” ha contribuido (y en parte puede seguir contribuyendo) a visibilizar internacionalmente la lengua de Cerdeña.

El idioma oficial de la isla de Cerdeña es el italiano, ya que desde 1861 la isla forma parte del territorio de Italia, y de hecho toda la escolarización se realiza en italiano. De todas formas, Cerdeña también tiene su propio idioma, que en este caso es el sardo (como lengua indoeuropea románica que pasa por ser la más conservadora de las lenguas derivadas del latín.); y que después del italiano es el idioma que más se habla en la isla: más del 40% de la población lo habla y lo emplea habitualmente.

Desde 1997 el idioma sardo está reconocido por leyes regionales y estatales

Desde 1997 (15 de Octubre) el idioma sardo está reconocido por leyes regionales y estatales (Ley Regional n.26), por la cual se valida a este idioma como segunda lengua oficial de la Región Autónoma de Cerdeña, para que con ello el sardo “pueda ser promovido y tutelado”. No obstante ha sido la oficialización de este idioma “por todo lo alto” en abril de 2006, lo que finalmente ha supuesto el pistoletazo de salida para que esta lengua cada vez ocupe más y más espacios de poder y actualidad en los actos representativos e institucionales de la isla, ya que la intención es (desde hace al menos 20 años, y esta labor aún continua) crear una “Limba Sarda Comuna” que reagrupe a las distintas variedades lingüísticas presentes en la isla, así como a las hablas más difundidas y comunes. De hecho, desde tiempo atrás, los estudiosos han clasificado dos áreas principales: una en el centro-norte o logudorese, y otra meridional o campidanese, a su vez, divididas en otros dialectos.

Todas estas circunstancias se suman a que dos años más tarde (1999) el sardo ya fue reconocido como una de las doce “minorías lingüísticas históricas” de Italia por la Ley 482/1991, entre las cuales destaca como la numéricamente más grande. No obstante, esta lengua europea neolatina insular occidental está en constante y continúa disminución y retroceso debido a la cada vez mayor llegada de personas (principal y mayoritariamente de procedencia africana y no europea), que no desean, o bien no tienen mucho interés por aprender la que quizá es la lengua más parecida que existe hoy en día con el latín.

Existen también otras lenguas más o menos difundidas en la isla de Cerdeña. Por ejemplo, en Alghero (Alguer en catalán), una ciudad de aproximadamente 45.000 habitantes, y en donde en torno al 20% de la población aún continúa comunicándose en catalán antiguo; ya que durante mucho tiempo toda la región formó parte de la corona de Aragón. De todas formas, no es una lengua muy difundida y, de hecho, y también, se ha ido perdiendo poco a poco a causa de la imposición del italiano (y en menor medida del sardo estandarizado) como lengua oficial.

En la isla de San Pietro (al Sur de la isla de Cerdeña) aún se habla el carlofortino (o tabarquino)

En la isla de San Pietro (al Sur de la isla de Cerdeña) aún se habla el carlofortino (o tabarquino), una variante del ligur para casi 7.000 personas en una isla de apenas 11 kilómetros de largo por menos de 8’5 de ancho. Y en las regiones norteñas de Gallura y Sácer (Sàssari), en donde apenas hay emigración italiana y de otras partes del mundo, todavía se continúa hablando una lengua que es una variante meridional del corso; si bien esta modalidad dialectal poco a poco se ha ido también perdiendo por la preferencia de usar el italiano, el sardo, o bien otras lenguas no europeas que vienen con la inmigración, fundamentalmente africana.

Cerdeña tiene una población de apenas 1.700.00 habitantes, y de hecho, es la cuarta región menos poblada de Italia, que con una geoformación muy antigua la isla es a día de hoy una especie de mini continente muy particular, y a diferencia de Sicilia y de la Italia continental, este territorio no posee ningún tipo de riesgo sísmico. Más del 80% del territorio está conformado por montañas o colinas (el 67,9% son colinas y altiplanos rocosos, algunos de los cuales son muy característicos y particulares), ocupando las montañas el 13,6% de la isla: la cima más elevada de estas montañas es Punta La Mármora, de 1.834 metros.

En Cerdeña, además, existe una de las más antiguas y particulares formas de polifonía vocal, la conocida como cantu a tenore. Posee también varios ríos que superan los 100 kilómetros de longitud (el Tirso, de 151 km; el Flumendosa, de 127 km, el Coghinas, de 115 km, etc.), así como igualmente más de 54 lagos artificiales formados por presas que proporcionan agua y electricidad a la isla, y algunos, como el de Baratz, incluso son de agua dulce.

Además de ser una isla muy rica en bosques (es la región italiana con mayor extensión de masa forestal), también posee un olivo singular que tiene más de 3.000 años, 15 metros de altura, y más de 11 metros de circunferencia. Está en la provincia de Sassari, en San Baltolu di Luras, un lugar este en donde la lengua sarda goza de buena salud. No obstante hay más ejemplares de árboles que merecen la pena ser visitados al ser fenómenos extraordinarios de la Naturaleza, al igual que lo son las playas y las piedras que recorren toda la isla.

No obstante, y a pesar de hacer un pequeño, pero significativo recorrido por la que es la octava isla más grande de Europa, una de las curiosidades que más ha contribuido a relanzar el idioma sardo a nivel internacional (a parte de los ejemplos anteriormente señalados) ha sido, curiosamente, la figura de “La Acabadora”, y que en última instancia es la razón y el motivo principal de este artículo.

Ocurre que desde hace más de diez años, en Luras está abierto al público el Museo Galluras: un museo etnográfico que, como sugiere el nombre, cuenta la vida agro-pastoral y las tradiciones de la tierra del Norte de Cerdeña. Este museo se ha hecho famoso en todo el mundo por tener una pieza tan llena de historia y misterio como es el martillo de sa femina Agabbadòra (en lengua sarda).

¿Y quién era l’Agabbadòra? Pues era una mujer que hasta el siglo pasado desarrollaba un papel muy particular en la sociedad de varias zonas de Cerdeña. Como sugiere la misma palabra (que deriva del castellano: “acabar”), ella intervenía aliviando los últimos sufrimientos de los enfermos que agonizaban de dolor, dándoles un golpe con un martillo de madera: su mazzolu o lu malteddhu.

Una “Acabadora” que principalmente ejercía y operaba en las zonas del interior, lugar este en donde la población habitualmente ha buscado refugio seguro alejándose de la costa para evitar ataques piratas, pues el sardo, como el siciliano, tiende por naturaleza a desconfiar del Estado (siempre una potencia extranjera) autorregulándose la vida y la convivencia de este pueblo mediante acuerdos entre las familias.

Se vestía entonces y siempre esta mujer de negro, y también siempre seguía un preciso protocolo ritual. Podía también actuar usando un pequeño yugo, que metía bajo la almohada para ayudar a quebrar mejor y más rápidamente las cervicales con el golpe a la persona moribunda o a punto de fallecer. Cuando actuaba hacía salir a todos los familiares de la sala donde se encontraba el enfermo o la persona a veces aquejada por la vejez, y a continuación escondía todas las imágenes religiosas y crucifijos; pues es esta isla un lugar aún muy religioso y de una confesión católico-cristiana muy pronunciada y arraigada.

Esta práctica (que era vista como la posibilidad de dar fin al sufrimiento de los enfermos) era más común y usual en las comunidades rurales, teniendo en cuenta las necesidades de sustento de las familias a las que, con frecuencia, les era casi imposible atender las necesidades básicas y principales de los enfermos. Una situación que no ha cambiado mucho en siglos, pues aún hoy la economía de la isla es bastante pobre e intencionadamente dependiente (basada sobre todo en servicios y agricultura), y en donde el abandono institucional se nota en la falta de infraestructuras en una tierra que ha sido dejada de la mano del Estado, y de la cual los sardos siempre han recelado. Escasea el empleo, las personas de mayor edad se quedan, los jóvenes emigran y el nacionalismo sardo no para de crecer.

Aunque Italia lleva unificada desde 1870 (al menos políticamente), su forma y estructura sigue teniendo importantes fracturas territoriales

De hecho, y aunque Italia lleva unificada desde 1870 (al menos políticamente), su forma y estructura sigue teniendo importantes fracturas territoriales, tanto que aún se pueden distinguir con claridad las antiguas ciudades-Estado del Norte del antiguo reino de las Dos Sicilias al Sur. Las regiones norteñas de la cuenca del Po (Padania) concentran la mitad del PIB italiano, mientras que las regiones del Sur apenas se reparten el 20%, y de hecho Cerdeña (y aunque geográficamente está en lo que se podría definir como centro) más bien está en los indicadores económicos que son más propios del Sur; y que por lo tanto están por debajo del PIB italiano. Por ejemplo, en I+D Inversión en Investigación y Desarrollo en euros por habitante, en tasas de desempleo, pobreza, etc.

Pero volviendo a la Acabadora o l’Agabbadòra hay que decir que esta mujer vestida de negro también ejercía como matrona (o mastra de paltu), la cual era llamada (hasta finales de los años 80 del pasado siglo se documenta su presencia) para ayudar a las madres a dar a luz en las casas.

Y es que las constantes invasiones (vándalos, godos, bizantinos, sarracenos, genoveses, pisanos, pontificios, aragoneses, españoles, austríacos, y finalmente los italianos desde el año 1861) han forjado una muy particular idiosincrasia, donde parece que el tiempo no hubiera transcurrido nunca en este lugar, pues todo allí tiene sabor a antiguo y añejo, como su bandera, la cruz de San Jorge (con las cabezas de cuatro reyes moros muertos en la Batalla de Alcoraz, en 1096, cerca de Huesca), que en su momento acabó con la victoria cristiana sobre los sarracenos musulmanes que entonces pretendían la conquista completa de Europa. Esta flámula le sería otorgada a la isla por la Corona de Aragón a Cerdeña, a la que pertenecería por siglos.

Fue Pier Giacomo Pala (fundador del museo) quien se encargaría desde 1981 de buscar, recoger y comparar información sobre este misterioso personaje, entrevistando a ancianos del lugar, consultando documentos e investigando hasta encontrar en el interior de un viejo muro (el martillo de la Acabadora) donde había habitado una de estas mujeres que hoy podemos ver en este museo de Luras; comprendiendo así un poco más acerca de la cultura sarda y de su lengua singular. El museo de Luras es conocido como “el Museo de la mujer Agabbadòra”, y pasa por ser uno de los museos más famosos y visitados de Cerdeña.

De la investigación de Pier Giacomo ha nacido un libro: “La antología de la mujer Agabbadòra. Todo sobre la mujer acabadora”, que permite descubrir los eventos y las circunstancias más relevantes relacionados con esta misteriosa mujer. Una historia curiosa la de esta mujer particular y especial que igualmente ha inspirado a la escritora sarda, Michaela Murgia, en su novela: “Accabbadòra” (Einaudi, 2009), ganadora del premio Campiello, la cual cuenta la historia de una de estas mujeres a través de los ojos de una niña huérfana que adoptó.

Hemos querido contar en este artículo sobre Cerdeña algo más acerca de un lugar singular y especial de nuestra querida y amada Europa, pues de la misma forma es como en Cerdeña se conoce un rasgo más peculiar y singular de su identidad a través de la figura de “la acabadora”, también así en Cantabria se podría hacer lo mismo con una particularidad o circunstancia que es propia o singular de nuestra tierra; pero empleando para ello también nuestra lengua cántabra. El ejemplo lo podríamos encontrar quizá con el Sol de los Muertos, los Caballucos del Diablu (los Caballucos del Diablo), o con cualquier otra figura o representación que es propia o singular de nuestra tierra.

Cerdeña y “la Acabadora”
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