jueves. 25.04.2024

El hombre, el mejor amigo del perro

Ellos y ellas, que no estos, los perros, fueron conquistando derechos como si la cosa no fuera con ellos: primero a finales del año pasado fueron reconocidos, por ley como "seres vivientes" y no como cosas, algo, derecho que ninguna persona cabal pondría en duda.

Hubo un tiempo no muy lejano, no duró demasiado, en el que tener un perro o dos, en casa, no era tener un amigo. Era mucho más, era tener un salvoconducto a la libertad, pero no a esa LIBERTAD con mayúsculas por la que tanto hemos luchado, sino a una libertad más prosaica: la libertad de movimiento.

Efectivamente, en aquellos meses pandémicos, con todo un país bajo arresto domiciliario, un can te permitía salir del "gueto" y airearte un poco con la excusa legal de que la mascota tuviera un tiempo de asueto y su desahogo fisiológico.

Cuentan que algunos perros se convirtieron en aquellos días oscuros en moneda de cambio, de trueque

De hecho, cuentan que algunos perros se convirtieron en aquellos días oscuros en moneda de cambio, de trueque. Se negociaba y pagaba por la "paternidad" provisional de la mascota, pues nos permitía un desahogo del que nos vimos privados de la noche a la mañana.

Quién nos iba a decir que esto solo era el banderín de salida de un protagonismo que iba a trascender la pandemia, convirtiendo a las mascotas en los "niños mimados de la casa".

El dato es cuando menos llamativo: en los hogares españoles hay ya más animales que hijos. Según el INE, en 2021 en España se contaban 9,3 millones de perros, frente a 6,6 millones de menores de 14 años. Este desconcertante desequilibrio obedece a una doble razón: por una parte, al creciente y preocupante descenso de la natalidad y por otra a que la población ha adquirido una mayor conciencia del cuidado a los animales.

Ellos y ellas, que no estos, los perros, fueron conquistando derechos como si la cosa no fuera con ellos: primero a finales del año pasado fueron reconocidos, por ley como "seres vivientes" y no como cosas, algo, derecho que ninguna persona cabal pondría en duda.

En los países sajones esto supongo que implicará un cambio lingüístico, pasando la mascota se ser un "It" a un "he" or "she".  Ahí tienen tarea. Son miembros de la familia a los que no hay que esperar despiertos hasta alta horas de la madrugada los fines de semana.

Tampoco hay que aguantar sus pataletas infantiles o sus granulados cambio hormonales en la adolescencia. No sabemos si sumarán a la hora de conseguir el estatus de familia numerosa. Pongamos por ejemplo, un ciudadano dueño de 3 perros, ¿tiene descuento en El Parque de Atracciones?

A instancias de la ministra de "esas cosas" aprovechan que media España está haciendo las maletas o en carretera para sacar adelante la ley

También formarán parte de las disputas en los divorcios por quién se queda con la custodia de los niños y mascotas, imagino que con visitas supervisadas a los canes, en su caso .Ignoramos a día de hoy si serán incluidos en casos de divorcio, en la pensión por alimentos, pues pese a que no son caprichosos, si ocasionan un gasto importante, con sus "cosas de perros".

En esas estábamos sopesando pros y contras de hacernos con una mascota, cuando en plena ola de calor, el Consejo de Ministros, aprueba el 1 de agosto, la "Ley de Derechos Animales".

A instancias de la ministra de "esas cosas" aprovechan que media España está haciendo las maletas o en carretera para sacar adelante la ley. No digo yo que la ley no traiga cambios necesarios, tales que prohíban su venta y exhibición en sitios públicos, así como su maltrato o que haya un control psicológico de los dueños.   

Pero en un país de contrastes, sale esa ley que prohíbe su exhibición, venta y maltrato con penas serías, mientras aún se mantiene la fiesta nacional: los toros, escudándose en que es patrimonio de la humanidad... y uno no puede evita pensar dónde se debe dibujar la raya del respeto a los animales.

Yo, amante como soy de los perros, animo a la gente a que los adopte, sin dejar de lado que nuestro estado del (bien) estar, del que tanto presumimos, depende en gran medida de que sigamos procreando y generando ingresos y gastos.

Anímese el ministro del ramo a fomentar también medidas para que los españoles procreen más para que, en un futuro cercano, haya más ciudadanos que puedan adoptar perros.

Yo creo que al mío le voy a llamar Libertad. Es lo justo.

El hombre, el mejor amigo del perro
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