jueves. 28.03.2024

Vamos avanzando, saltando por en el tiempo, incluso jugando con él, en esa dimensión que solo nuestra mente puede recorrer hacia delante y volver al pasado más remoto. Primero describiendo a los que tanta luz han puesto en esta historia de injusticias, que con el paso de los años nos parece ya interminable. Allá a inicios de este siglo cuando se fraguó y se dio forma a la  creación de la Asociación AMA.

El embrión fue una comisión que creció dentro de la Urbanización Pueblo del Mar I, ante la situación de las sentencias de derribo, que caían sobre esas viviendas. Los autos de derribo iban afectando a otras urbanizaciones en Argoños y Piélagos por esas fechas. Las mentiras descaradas del Alcalde del Ayuntamiento de Argoños, por aquellos tiempos, Joaquín Fernández San Emeterio, manifestando a los vecinos que eso se iba a solucionar con un simple recurso, era un tema administrativo menor,  y que como mucho afectaría a 14 viviendas.

Las mentiras tienen terreno abonado en la desesperación del personal,  son mucho más fáciles de colocar, nos agarramos con fuerza a aquello que menos daño creemos nos puede hacer, así tiene más credibilidad la autoridad municipal, que los que avisábamos del grave problema que se nos avecinaba.  Lo cierto es que nos veían como los aguafiestas, pero la realidad a veces es muy cruel, las más negativas de las posibilidades iba cogiendo forma, hasta que las sentencias fueron firmes y el problema inmenso. Ante las grandes dificultades que nos venían pensé que lo mejor era agruparnos, crear una Asociación, ya que no era solo una urbanización, sino que los hechos se repetían de forma similar afectando a muchas más en distintos municipios.

En Arnuero llevaban ya mucho tiempo, en solitario luchando contra los molinos de viento de las administraciones públicas, con manifestaciones, concentraciones, incluso obras de teatro. Eran el ejemplo a seguir, pero necesitábamos coordinar los esfuerzos, ya que esas administraciones en lugar de aceptar sus responsabilidades lo que hacían era echarlas sobre las espaldas de cientos de familias.

La situación era muy tensa, los autos de derribo inminentes, llegaban como puñaladas directas a nuestro corazón.  Es muy duro sentir que nuestras casas podían ser derribadas, sin ni siquiera poder defenderlas, ni ser partes en los procesos, saber que ese derribo podía estar a la vuelta de la esquina. Ante esta situación la urbanización Pueblo del Mar I realizó un encierro en el Ayuntamiento de Argoños, allí pasamos 24 horas, unos en tiendas de campaña en la plaza del Ayuntamiento, y otros ocupando la planta baja del citado Ayuntamiento.

Eran los días previos a la Navidad, las largas noches de invierno dieron lugar a una mayor confianza, las conversaciones con otras familias que se acercaron a apoyarnos con problemas similares, aquello nos hizo ver, con más claridad, la necesidad de defendernos juntos, aunando fuerzas, la idea de la asociación era una necesidad. Recuerdo escribiendo en un papel posibles nombres, llené unas cuantas hojas, hasta que se me ocurrió el nombre de AMA, “Asociación de Maltratados por las Administraciones”, lo comenté con mi amigo Dani, me miró y me dijo me gusta, define la situación perfectamente, es corto y sonoro, venga adelante. Daniel Paternain, un periodista con mucha experiencia era una voz muy autorizada y daba confianza, y aunque pueda ser incluso un desconocido para muchos miembros de la propia Asociación, sin su ayuda AMA quizás se hubiera quedado en el limbo de un simple proyecto.

A primeras horas de la mañana solíamos a correr, pocas eran las personas por la zona, llegaba el olor a pan recién hecho del obrador de Cristina, entre Argoños y Santoña en el barrio de Piedrahita, sonaba el ruido del motor de algún coche dirección Escalante. Recordaba las muchas veces que con mi querido amigo Dani había recorrido esos lugares, a ritmo de 6 minutos el Km, conversando de lo divino y de lo humano, sudando las camisetas y echando la gota gorda con la lengua fuera. “El muy mamón” siempre me dejaba atrás, él era más fuerte en las distancias largas, sabía marcar un ritmo machacón que te iba poco a poco mermando las fuerzas, como el tiempo y las administraciones hacen con nosotros.

Cada vez que paso por estas zonas noto que mi corazón palpita con mayor rapidez, una emoción que no desaparece. El tiempo ha pasado tan rápidamente que me parece mentira que hayan transcurrido más de una década desde que se bajó del tren de la vida. Echar la mirada al pasado es sentir tantas emociones envueltas en la melancolía del recuerdo que a veces cuesta ver con nitidez la realidad.

Añoro aquellos partidos de fútbol donde parecía que nos jugamos la final de la Champions, con Dani, Ángel y su cuadrilla, donde aprendes que por muy bueno que sea la figura de tu equipo, sin el mismo nunca ganarás nada, que el compañero que da el pase es tan importante como el meter el gol, y quien defiende y cubre tus espaldas es primordial para conseguir la victoria. Cuántos mensajes de aquellos partidos que también nos sirven para vida, para el día a día, que la solidaridad y el esfuerzo generoso es de los más hermosos que un amigo te puede proporcionar.

Él fue el consejero especial, el hombre tranquilo que siempre sabía escoger la mejor opción. Cuántos partidos de fútbol, cuántas caminatas, cuántos recuerdos de afecto al amigo que se fue, se siente un ramalazo de rabia contra el destino, contra quien se lo llevó. Pero nos dejó un legado importante, él estuvo en el germen de la Asociación AMA, y sin su apoyo, sin sus sabios consejos hubiera sido mucho más complicado dar esos primeros pasos, esos que son tan importantes, ya que las dudas están por todas partes y las caídas son más frecuentes.

Su lucha por la vida contra el intruso en su cuerpo, contra ese cambio inexplicable,  es claro que la ciencia necesita muchos más medios, y aunque son muchos los avances, todavía su simple nombre nos da miedo, ya sea por desconocimiento o por  incultura. El cáncer le iba deteriorando, se lo iba comiendo día a día, y en poco tiempo, a todo un deportista, lo fue dejando mucho más débil, afloraban sus huesos. Dani, hasta el último momento en que pudo respirar, siempre tenía una sonrisa, o un comentario socarrón; que la vida es dura, y el final de la misma es la etapa más complicada, de ello podemos dar fe todos los que hemos perdido seres queridos de nuestro lado. Hay personas que tienen un ángel especial  son capaces de disimular su dolor para no hacernos daño a los que estamos a su lado,  nos enseñan a vivir y valorar cada momento.

Ver como va cayendo el veneno de la “quimio” por sus venas, esa que es tan necesaria, pero tan dura a la vez; pese a retorcerse de dolor, él seguía corrigiendo nuestras notas de prensa de AMA, diciendo que contra la Administración hemos topado, amigo Toño. Nos enseñó que el titular es un resumen en no más de cuatro palabras de los que quieres poner en tu escrito, que a sus colegas, los periodistas, hay que ponerles las cosas fáciles, les llegan mil noticias, y si tienen que dedicar demasiado tiempo a corregir lo que has escrito es muy posible que no te lo publiquen, que ser noticia es importante, pero también saber en qué momento se tiene que mandar la misma, no quemar en un mismo escrito, noticias que pueden ser desarrolladas posteriormente, y sobre todo que hay que ganarse la credibilidad, que lo que dices sea cierto y comprobable, una vez ganada esa confianza es como un jarrón chino, muy hermoso, pero si lo rompes, si la pierdes la credibilidad empiezas de menos cero. Dani, siempre  pidiéndome  calma y tranquilidad, que no nos quemáramos en las primeras etapas, que este es un largo y difícil camino, que era una maratón, que tendríamos que superar no solo el muro del kilómetro 30, sino muchos más muros e injusticias,   y que teníamos que dosificar nuestras fuerzas, ya que los enemigos eran muy poderosos y el tiempo siempre jugaba a su favor.

Desde luego, en algo no se equivocó, esto es largo, muy largo, duro e injusto, nunca cuando plantamos las raíces de nuestra Asociación pensamos que más de tres lustros después estaríamos en la situación actual. Es como si nos hubieran robado el tiempo y, sobre todo, nos han quitado a tantos  amigos. Lo efímero de la vida también te hace poner en contexto la importancia de las cosas y los bienes materiales pasan quizás a un segundo orden, aunque muchos de ellos llevan en sus propias raíces el afecto y el cariño de aquellos con los que los hemos compartido.

Son tantos los amigos que se nos han ido, que se han bajado del tren de la vida, más de 130, vaya para todo ellos nuestro recuerdo, siempre les tenemos presentes, por ello seguimos haciendo camino gracias a su trabajo y sus sabios consejos.

Recordando los versos de Alberto Cortez:

Cuando un amigo se va / queda un tizón encendido

que no se puede apagar / ni con las aguas de un río.

Cuando un amigo se va / galopando su destino,

empieza el alma a vibrar / porque se llena de frío.

A veces al escribir los sentimientos afloran, haciendo que las teclas del ordenador se vean cada vez más borrosas.

 

Capítulo 2. Cuando un amigo se va
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