viernes. 19.04.2024

La Academia Cántabra de la Lengua

La ACL debería en un futuro cercano realizar un congreso anual, contando para ello con un presidente, un secretario general, un tesorero, y, por ejemplo, siete vocales, a fin de integrar de esta manera a la Cantabria Histórica en su totalidad.

Es la creación de la Academia Cántabra de la Lengua (ACL), una de las piedras angulares más sobresalientes y notorias sobre la cual debe de comenzar a construirse el renacimiento de la lengua cántabra. Diversas asociaciones apuestan desde hace años por su estudio y reivindicación, pero el reconocimiento institucional de esta realidad todavía es vagamente testimonial.

Algo que contrasta sobre manera, por ejemplo, con la que es la Real Academia Española, quien por boca de su secretaria, Aurora Egido (la primera mujer que ocupa ese cargo desde 1713) manifiesta: "(...) La lengua española debería ser una cuestión de Estado"; dando así a entender que es el mismo Estado quien debería de implicarse aún mucho más en el buen gobierno y funcionamiento de esta institución con 307 años de historia. Situación esta que contrasta, sobre manera, con la aún no creada ACL, y en la que los poderes y representantes cántabros deberían de implicarse y volcarse aún mucho más de lo que lo hacen en la actualidad en pro de la vigencia, la pervivencia y el futuro de nuestro patrimonio lingüístico.

Debería de ser institucional porque ha de contar necesariamente, y para su buena y correcta realización, con la implicación y el apoyo decidido y sin fisuras de los organismos oficiales

Como mera sugerencia y orientación, la ACL debería en un futuro cercano realizar un congreso anual, contando para ello con un presidente, un secretario general, un tesorero, y, por ejemplo, siete vocales, a fin de integrar de esta manera a la Cantabria Histórica en su totalidad. Esto quiere decir que aparte de la actual Comunidad Autónoma de Cantabria, en los sillones de vocalía se sentarían también representantes de la Cantabria asturiana, vizcaína, burgalesa, palentina y leonesa. Una última plaza se podría dejar reservada para simbolizar y representar a todos aquellos cántabros y cántabras que actualmente no viven en el País Cántabru, pero que, sin embargo, sí que continúan trabajando en favor de la lengua cántabra allí donde estén y se encuentren. Bien hablando su lengua propia, bien haciendo una labor de investigación y divulgación del patrimonio lingüístico cántabro, bien dando a conocer la lengua cántabra por el todo el mundo, etc.

Estas simples y simbólicas pinceladas son tan solo reflexiones en voz alta y únicamente a mero nivel orientativo, que aun así y con todo (y con el transcurrir del tiempo) habría que perfilar, completar, definir, precisar y concretar más extensa y detalladamente; dándole forma y continuidad de manera ya más precisa y definitoria, oficial e institucional a medida que esta realidad se va conformando poco a poco.

Y debería de ser institucional porque ha de contar necesariamente, y para su buena y correcta realización, con la implicación y el apoyo decidido y sin fisuras de los organismos oficiales, dando así soporte a esta ACL para que así pueda ver realizada y manifestada su función y su labor de forma conveniente y principal. El compromiso y el apoyo están bien (y de hecho son necesarios), pero dotarla de los medios físicos y financieros para la buena realización de sus actividades debería de ser la piedra angular sobre la cual se sustentaría su constitución y su posterior desarrollo.

Su fin sería científico y literario, en pro de la defensa del idioma, su espíritu y su unidad

Su fin sería científico y literario, en pro de la defensa del idioma, su espíritu y su unidad. Entre sus principales objetivos se encontrarían la investigación lingüística, la evolución del idioma, la aparición y la aceptación de neologismos, cuidar la pureza de la lengua cántabra, así como prestar especial atención a términos en desusos.

Pero también mantener una constante comunicación de carácter científico o literario con las academias e instituciones similares del ámbito lingüístico afín. Formar y acrecentar su biblioteca, especialmente con aquellas obras científicas o literarias que mejor favorezcan el cumplimiento de los propósitos de la ACL, incrementando y propagando de esta manera el estudio de la lengua cántabra mediante sesiones y conferencias periódicas, públicas y privadas, congresos o cualquier otro acto acorde a esta institución; pudiendo enviar delegados y representantes con la finalidad de poder ocupar puestos de responsabilidad para los fines para los cuales está creada. Resolver las consultas que le hagan las autoridades o los particulares. Etc.

Desde el momento mismo de su fundación la ACL publicaría un Boletín trimestral de intereses filológicos y lexicográficos. Además de que tendría un canal digital moderno y actualizado, que sirva y sea base sustancial y prominente sobre la cual poder hacer consultas y preguntas, investigaciones y búsquedas varias.

A ella podrían pertenecer, por ejemplo, muchas de las más ilustres figuras de las letras y la cultura cántabra: tanto filólogos y escritores, como filósofos y ensayistas, poetas y novelistas, historiadores y humanistas, periodistas y músicos, economicistas e informáticos, restauradores y arquitectos, librepensadores y pintores...

La misión principal de la ACL es y sería velar por la transmisión de la lengua cántabra, así como promover la cultura cántabra

La creación de un Departamento de Investigaciones Filológicas es uno de los muchos pasos que, por ejemplo, también se podrían dar con la intención de desarrollar labores de investigación y asesoría técnica. A lo que se añadiría la conformación de un Instituto Nacional de Filología y Folclore. La labor del mismo serviría, entre otras cosas, para mantener archivos y documentación sobre las locuciones locales; tan importantes éstas de rescatar y conformar.

La misión principal de la ACL es y sería velar por la transmisión de la lengua cántabra, así como promover la cultura cántabra en todos y cada uno de los escenarios y situaciones que sean posibles. También podrían formar parte de sus objetivos, por ejemplo: el incentivar los estudios del cántabru, y, como no, el potenciar las escuelas nacionales de cántabru en la Cantabria Histórica.

Este apartado es principal y muy necesario de considerar, pues desde hace ya varios años las Comunidades Autónomas vecinas están imponiendo sobre los antiguos territorios cántabros, una implacable y despiadada política de sustitución y eliminación consciente del patrimonio lingüístico cántabro; sin que desde el Gobierno cántabro se realicen acciones de protección, defensa y salvaguarda.

La ACL ha de contribuir a crear decididamente una consciencia sobresaliente acerca de la importancia fundamental que tiene la lengua cántabra para el desarrollo futuro del País Cántabru como realidad y entidad de sujeto, al tiempo que también fomentando de esta manera el interés por los estudios lingüísticos, e incentivando por el otro lado la conciencia que tiene esta lengua en la totalidad del pueblo cántabro.

Aparte de organizar conferencias y simposios sobre temas lingüísticos, literarios y humanísticos, la edición del Palabreru Cántabru (Diccionario Cántabro) sería una de sus principales labores de divulgación e investigación. Una labor esta que resulta fundamental y prioritaria a la hora de mantener vivo el idioma.

Los directores de la ACL podrían ser elegidos por un período no superior a los tres años. Y desde el principio de su fundación, la ACL sería la encargada de asesorar al Gobierno cántabro en materia idiomática. Además de que promovería ante las autoridades o ante las instituciones o los individuos particulares, todo aquello que favoreciera la conservación, la pureza y el perfeccionamiento de la lengua cántabra.

Sería igualmente competencia de la ACL el organizar y reglamentar premios literarios nacionales a, por ejemplo, autores destacados de narrativa, poesía y ensayo.

La Academia Cántabra de la Lengua
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