viernes. 29.03.2024

Pocas sensaciones más gratificantes se me ocurren en esta época del año que deshacerse del cansancio y el acaloramiento con un chapuzón, ya que la canícula instalada estos días nos hace buscar el agua como una brújula busca el norte. Ansiamos el mar como si nos encontrásemos en medio del desierto y hallásemos un oasis en medio del mismo. Aun así, no son pocas las veces en las que se nos quitan las ganas de refrescarnos cuando meticulosamente comprobamos la temperatura del líquido elemento con el dedo del pie y un momento de duda nos domina, hasta que nos atrevemos a zambullirnos en el mar. Al salir, las gotas se deslizan por nuestros poros, mientras que las barbas y las melenas permanecen húmedas durante unos minutos, impregnándose en nuestra piel ese característico olor a salitre. Un aroma inherente al verano y que nos transmite una sensación de pureza y serenidad. Pero no es oro todo lo que reluce, y es que muchas veces no ponemos la mirada donde deberíamos. En lo alto de la arena siempre se iza una bandera, que puede ser verde, amarilla o roja, a cada cual más restrictiva para el baño, pero no debemos quedarnos solo en la peligrosidad del mar, si no en la limpieza del mismo.

Desde la costa occidental que limita con Asturias hasta la oriental que delimita con el País Vasco, el mar Cantábrico baña la costa con unas playas cuyas olas embisten con fiereza los acantilados y que acoge cada año a surfistas, buceadores y bañistas en general. Playas kilométricas, calas escondidas, playas agrestes y arenales semiurbanos abundan a lo largo de los 280 kilómetros de costa de la tierruca. En total podemos encontrar ondeando la bandera azul en once playas, un galardón que certifica que el arenal es uno de los más limpias de Cantabria. Así lo anunció la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac) en un acto celebrado en la localidad costera de Noja. Estos distintivos se conceden en función de cuatro aspectos: calidad de las aguas de baño, información y educación ambiental, gestión ambiental y seguridad, así como servicios e instalaciones en la playa. De este modo, y de este a oeste, comenzamos el recorrido por todas estas playas de agua limpia, siempre atentos a las mareas y a la bandera que ondea en la orilla, no a la azul, la cual nos hace sentirnos limpios, sino a las que nos indican el nivel de peligrosidad del agua: verde, amarillo y roja.

playa de san vicentePlaya de Merón, San Vicente de la Barquera

Comenzamos por la costa occidental, concretamente en la playa de Merón, en San Vicente de la Barquera, un arenal de 3.500 metros de longitud que permite caminar por la arena fina con los Picos de Europa de fondo. Siguiendo por la costa llegamos hasta la playa de Comillas, donde sus 900 metros de extensión están salpicados por formaciones rocosas, que según la altura de la marea, se muestran como un acompañante más. Proseguimos nuestra ruta hasta llegar a la playa de El Sable, en Tagle, que en sus escasos 200 metros de distancia cuenta con un vigía silencioso en lo alto de un acantilado, la Torre de San Telmo. Tras salir de Tagle nos introducimos inmediatamente en Suances, ya desde la carretera podemos atisbar la playa de Los Locos. Arena fina, acantilados que quitan el hipo y unas olas que solo los más locos se atreven a cabalgar.

Playa de ComillasPlaya de Comillas

Entrando en la zona oriental, hacemos nuestra primera parada en la playa de Berria, en Santoña, donde, al igual que en todos los emplazamientos anteriores, el agua sigue siendo limpia para caminar por la ribera tranquila y pacientemente, ya que son nada más y nada menos que 2.200 metros de longitud. Tras ella paramos brevemente en la playa de la Arena, en Arnuero, ya que el escaso tiempo que tardamos en caminar por la orilla nos invita a seguir nuestro camino.

La calidad del agua para el baño en las playas de Santoña es excelente en Berria y buena en San MartínPlaya de Berria, Santoña

Casi sin tiempo para secarnos y cerca de terminar nuestro inmaculado itinerario nos encontramos con la playa El Sable de Isla, para después ir a parar a las playas de Ris y Trengandín, en Noja. Terminando nuestro periplo por el litoral cántabro llegamos a Castro Urdiales, localidad que destaca por la pureza de las playas de Oriñón y Ostende.

Playa de RisPlaya de Ris, Noja

Podemos posar la toalla para hacer las veces de punto geodésico y orientarnos cuando volvamos de salvar las fuertes olas o tras patearnos las playas de cabo a rabo. Con el agua limpia secándose de nuestra piel, solo H2O, nada de agua contaminada, los pies embarrados en arena sin ningún resquicio de plástico, papel o cualquier otro residuo. Puede que la belleza consustancial de la costa cántabra haga que los arenales cada vez acojan más turistas, pero sin duda la pureza de las aguas supone una invitación mayor a zambullirse en sus profundidades.

Las playas más limpias de Cantabria para disfrutar este verano
Comentarios