jueves. 28.03.2024

Para unos es un placer, para otros simplemente una herramienta, pero el caso es que los vehículos nos permiten transitar de un lugar a otro, ya sea para trabajar, asistir a la universidad o cualquier otro menester que nos obligue a desplazarnos. Para que el recorrido resulte satisfactorio, el estado de las carreteras es fundamental, buen asfaltado, rayas pintadas, un arcén ancho y la iluminación y señalización necesaria para que el viaje sea seguro. Pero más allá de las características técnicas de la vía, hay veces en las que dirigimos fugazmente la mirada más allá del asfalto y vemos que el camino puede ser tan asombroso como el destino. De norte a sur y de este a oeste, Cantabria está unida por una maraña de carreteras que nos permiten acceder al rincón más recóndito de la comunidad, desde las imponentes gargantas del Desfiladero de la Hermida hasta las bravías aguas del Mar Cantábrico.

CA – 454. MERUELO DIRECCIÓN ARNUERO

En la zona oriental de Cantabria encontramos la CA – 454, que conecta los municipios de Meruelo y Arnuero. Partiendo de Meruelo, vamos dejando a nuestra espalda algunas viviendas construidas junto a la carretera, pero que a su vez están rodeadas de un inmenso prado verde, en el cual podemos ver a las vacas frisonas pastar en calma. Llegado a cierto punto, la orografía cántabra permite que la carretera avance en línea recta y así poder fluir con la misma tranquilidad que lo hace a nuestro lado el río Campiazo. Sin duda, estas vistas invitan a pisar el pedal del freno y detener el vehículo para tumbarse sobre el césped o mojarse los pies en el agua dulce del río.

CA - 454

CA - 231. BOO DE PIÉLAGOS DIRECCIÓN LIENCRES

Si nos desplazamos hacia la Costa Quebrada podemos conducir por la CA - 231, que nos lleva desde Boo de Piélagos hasta Liencres. Se trata de una carretera con una serie de curvas, unas cerradas y otras prolongadas, junto a subidas y bajadas que hacen las delicias de los amantes de la conducción. Probablemente más de un veterano conductor se habrá encontrado inconscientemente sacando el brazo por la ventana y preguntándose aquello de “¿Te gusta conducir?”. Tras estas curvas iniciales, a un lado encontramos el monte de La Picota, una elevación que se erige 240 metros sobre el nivel del mar, mientras que al otro puede contemplarse cómo la naturaleza nos sigue mostrando su esplendor con la Ría de Mogro fluyendo tranquila para desembocar en el Mar Cantábrico.

CA - 231 BOO DE PIÉLAGOS A LIENCRES

CA – 236. OYAMBRE DIRECCIÓN SAN VICENTE DE LA BARQUERA

En la zona occidental de la costa cántabra, la CA – 236 en dirección a San Vicente de la Barquera nos muestra la costa en todo su esplendor. A un lado, el mar, y al otro la pradera. Esta ruta nos conduce hasta una de las villas que más belleza esconde de todo Cantabria, San Vicente de la Barquera. Un pueblo bañado por las aguas del Mar Cantábrico y cuya carretera de acceso ofrece una vista panorámica con los Picos de Europa de fondo que bien podría ser una de las postales más representativas de la grandeza paisajística de Cantabria.

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N – 621. DESFILADERO DE LA HERMIDA

Ahora cambiamos de ubicación en el mapa y nos situamos en el interior de la tierruca, donde está la N – 621, o lo que es lo mismo, el Desfiladero de la Hermida. Este es el más largo de España, ya que cuenta con una longitud de 21 kilómetros y además marca el límite con los Picos de Europa. Parece que al entrar en este desfiladero nos está engullendo la montaña, ya que hay momentos en los que la altura de estas paredes rocosas supera los 600 metros. A los pies de este sistema montañoso discurre el agua del río Deva, que acompaña en todo momento al conductor a lo largo de las pronunciadas y numerosas curvas de esta garganta del macizo de Ándara. Se trata sin duda de una de las carreteras más bonitas de España, como ya quedó claro en el año 2016 al ser incluida en una de las 10 carreteras más espectaculares del mundo.

Carretera del Desfiladero de la Hermida

Por supuesto, no solo hablamos de conducir un coche, ya que a estas carreteras se les puede sacar el máximo rendimiento a lomos de una moto, tumbando en las curvas y serpenteado entre los vehículos en los semáforos. O bien en una caravana, ya que pocas sensaciones hay como llevar la casa a cuestas a cualquier rincón de la tierruca. 

Cualquiera de estas carreteras podría ser el escenario de una road movie en la que una pareja se embarca en un viaje romántico, una familia permanece unida aun estando fuera de casa o una de esas escapadas con amigos que crean lazos. Pero no estamos ante una ficción cinematográfica, se trata de una posibilidad real que demuestra por qué Cantabria es infinita. Siempre que pienso en estas rutas por carretera me viene a la memoria una expresión que no sé si la leí en un poema o se la escuché cantar a un cantante: la recompensa es el camino.

¿Te gusta conducir? La carretera más bonita de Cantabria
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