jueves. 25.04.2024

Paraíso rural, cuna ganadera y tradición. Cantabria sigue creciendo sobre sus raíces, esas que aunque sólidas y bien arraigadas deja al descubierto para el disfrute de todo visitante. El color verde ha encontrado en esta pequeña región del norte de España su significado y ella ha confiado en él su identidad. Juntos se han convertido en emblema de una región que no oculta su esencia, que la enseña y la difunde a través de actividades tradicionales con las que se divierten los niños y se evaden los mayores. En unos tiempos donde cada vez se valora más la tranquilidad, la naturaleza y el tiempo invertido en familia, y en el que las formas de ocio han cambiado, hay rincones en Cantabria que se han convertido en el edén para muchos cántabros y que otros muchos anhelan en su día a día y buscan en sus vacaciones. Ahora ser ganadero por un día, convertirse en un auténtico pescador bajo el lecho de los valles pasiegos, o retroceder a tiempos pasados y transformarse en un antiguo habitante de un poblado cántabro es posible.

El oficio ganadero sufre tiempos difíciles desde hace años, y quienes viven de ello han tenido que diversificarse y buscar otras salidas complementarias. Una pasión y vocación que se torna cada vez más difícil económicamente y que Jesús Alonso, ganadero de Ganadería La Flor en San Román de Cayón, ahora comparte y la hace de todos durante unas horas. Así ha adaptado su ganadería con actividades que la ponen en valor acercándosela a los niños, quienes podrán conocer de cerca el funcionamiento de una explotación ganadera y dar ellos mismos la leche a los terneros

El entorno natural en el que se ubica Ocio La Flor, situado en el Valle de Cayón, es perfecto además para el juego libre y la celebración de cumpleaños con muchas actividades recreativas como el Bubblebal, donde divertirse jugando al fútbol, haciendo carreras y choques dentro de una burbuja; la diana; o simplemente disfrutar rodeado de naturaleza y libertad. Pero la actividad estrella en este lugar de encanto es otra, el enorme laberinto de maíz que descansa al lado de la ganadería y donde los asistentes se lo pasarán en grande buscando llegar al final mientras sortean trampas y acertijos para poder salir de las confusas calles con éxito.

Jesús Alonso, creador del proyecto, en el gran laberinto de maíz de San Román de Cayón

Los valles pasiegos ofrecen planes para pasar el día en familia que harán inolvidable la aventura rodeada de naturaleza en el corazón de Cantabria. La Piscifactoría y Mini Zoo de Saro es uno de ellos, un lugar donde muchos entran para vivir una experiencia diferente y salen con nuevas aficiones. Pescar puede ser una de ellas, ya que cuentan con actividades de pesca aptas para todos los públicos desde los más pequeños de la casa hasta adultos. En un entorno rodeado de animales, los asistentes pueden ver también aves de toda clase en sus instalaciones, dar de comer a los loros, truchas y cabritillas enanas y jugar con ellas. Incluso los más afortunados podrán ver nacer a los pollitos en directo.

Para adentrarse en un poblado cántabro no hace falta más que acudir a Argüeso, donde a través de una visita guiada podrán conocer el modo de vida de quienes lo habitaban, sus casas, y sus costumbres. Ubicado en plena naturaleza, al abrigo del Parque Natural de Saja Nansa, las familias podrán formar parte de talleres de arqueología experimental, espectáculos didácticos y demostraciones en directo de fragua, fundición de metales y construcción con materiales vegetales. Los más pequeños además podrán recrear con sus propias manos las cabañas donde desarrollaban su día a día los antiguos cántabros con barro y paja o tejer en un telar.

Por su parte, en Cabezón de la Sal se sitúa el Poblado Cántabro más conocido de la región, pero actualmente se encuentra cerrado por reformas. Desde hace años, miles de visitantes recorren a través de un circuito por el interior de las casas y entrando en sus cocinas, telares, almacenes o aperos de labranza toda la historia de este lugar. Desde fines de la Edad del Bronce, pasando por algunas fases de la posterior Edad del Hierro hasta la aparición de los cántabros que lucharían contra las legiones romanas en tiempos del emperador Augusto. Ahora el poblado está cerrado al público, pero miles de visitantes podrán seguir haciéndolo en los próximos años.

Poblado cántabro de Cabezón de la Sal

El tiempo vuelve atrás y se detiene en la Ferrería y molino de Cades, situado en el municipio de Herrerías, cerca de la Cueva El Soplao. Se trata de uno de los pocos ejemplos de ingenios hidráulicos que se pueden ver en funcionamiento. Quienes lo visiten podrán adentrarse en él a través de visitas guiadas donde se ponen en marcha sus máquinas, mostrando el trabajo de los ferrones y molineros de la época. En este lugar con historia se pone en valor parte el patrimonio más emblemático de la comarca Saja Nansa y recupera un edificio que forma parte de un conjunto rural del siglo XVIII.

También en la parte occidental de Cantabria y cercana a las Cuevas de El Soplao, más concretamente en Labarces, Granja Cudaña ofrece visitas guiadas para conocer los animales y descubrir la metodología Cow Confort. Aquí se puede ser ganadero y artesano por un día, dar el biberón a un ternerito, degustar los productos hechos con la leche de la granja o participar en el taller de queso, elaborando su propio producto artesano que podrán llevar a casa para presumir de hazaña y manjar. Las instalaciones cuentan con un jardín y zona de juegos donde correr a sus anchas, con cama elástica y tirolina.

La ganadería, la historia y la tradición se han convertido en un reclamo turístico para las familias, que encuentran en actividades como estas el plan perfecto para pasar tiempo de calidad juntos.  

Ser ganadero, pescador o antiguo habitante cántabro por un día: planes rurales para...
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