jueves. 28.03.2024

La ‘tierruca’ se puede conocer de muchas maneras. Adentrándose en el corazón de los pueblos más recónditos, recorriendo los parajes costeros entre playas, calas y acantilados, conociendo sus monumentos y tradiciones más remotas, perdiéndose entre la naturaleza y el bello relieve montañoso de la región o incluso a través del estómago, disfrutando de su exquisita gastronomía. Pero, sin duda, desde las alturas es la más vertiginosa de todas. Con vistas al mar, a la montaña o a sus pueblos, Cantabria siempre sorprende. Contemplar todo su esplendor desde uno de los múltiples miradores que se asoman en la región es un plan perfecto para descubrir Cantabria desde una perspectiva diferente. A continuación presentamos algunos de ellos.

Vértigo y belleza a partes iguales. El mirador de Santa Catalina destaca por tener algunas de las mejores vistas del tramo más profundo de la garganta del desfiladero de La Hermida y son muchos los que ya lo han catalogado como uno de los más impresionantes de Cantabria. Se encuentra en el monte Hozarco, municipio de Peñarrubia, y se asienta sobre las ruinas del castillo altomedieval de la Bolera de los Moros. Este punto panorámico es cada vez más un punto de interés turístico por la belleza de sus vistas e ideal para presumir de fotografías en redes sociales. 

Fuente Dé es una de las maravillas naturales más asombrosas de España. Y el mirador del Cable, enclavado en su entorno único, logrará dejar sin aliento a todo aquel que se atreva a elevarse hasta más de 1.800 metros de altitud sobre una plataforma que sobresale varios metros. Está situado junto a la estación superior del teleférico de Fuente Dé, Camaleño, y ofrece unas abismales vistas a los Picos de Europa y a la Cordillera Cantábrica. Otro balcón singular a los Picos de Europa es el mirador de Piedrasluengas, en el puerto con el mismo nombre, entre Cantabria y Palencia.

Mirador de Fuente Dé | Foto: Turismo de CantabriaMirador de Fuente Dé | Foto: Turismo de Cantabria

Naturaleza en estado puro y verde por los cuatro costados. Eso se encontrará quien ascienda hasta el mirador de La Gándara, y podrá respirar tranquilidad mientras observa las cascadas del río Gándara, la belleza del valle de Soba y sus tradicionales casas. Bajo el mismo paraje de la comarca, también se encuentra el mirador del Collado del Asón, una espectacular ventana a uno de los espacios naturales más visitados, el Parque Natural Collados del Asón, así como el mirador del nacimiento del Río Asón, donde la gran cascada es la auténtica protagonista.

Mirador de La Gándara | Foto: Turismo de CantabriaMirador de La Gándara | Foto: Turismo de Cantabria

Un escenario de película es el que ofrece el mirador de tina menor, en la península de Pechón. En este paraíso oculto de la Cantabria más bella el reloj se detiene y el sonido del mar cantábrico mece al visitante mientras disfruta de una de las vistas más mágicas que ofrece Cantabria desde la costa.

En la capital, Santander, descansa un balcón al mar que preside la entrada a la Bahía. Desde el faro de cabo mayor, situado en el extremo noreste de la ciudad, se consigue obtener una vista privilegiada del mar cantábrico y la costa de Santander, su accidentado relieve, las playas y acantilados de su borde costero. Además, visitarlo a última hora del día para disfrutar de los fantasiosos atardeceres es una opción ideal para despedir el día rodeados de una belleza singular.

Otro escaparate a Santander es el mirador de Peña Cabarga. Situado en la cima de la peña del mismo nombre, a 568 metros de altitud, ofrece una perfectiva estupenda de la capital, su entorno y parte de la costa cántabra. Un lugar perfecto para descubrir la ciudad desde lo más alto.

Mirador de Peña Cabarga | Foto: Turismo de CantabriaMirador de Peña Cabarga | Foto: Turismo de Cantabria

Parada obligada en toda visita a Cantabria son los Valles Pasiegos, corazón de la Cantabria más pura. Para poder disfrutar de ellos, de su verde característico, sus cabañas, ganado, su aroma y libertad, el mirador de La Braguía es idóneo. Desde este lugar excepcional se divisan las mejores vistas de la localidad de Selaya y los visitantes se impregnarán del encanto que desprende el entorno nada más abrir las ventanillas de su coche.

El mirador del Corzo, caracterizado por la escultura de este animal que lo da nombre, está ubicado en pleno puerto de San Glorio, con magníficas vistas sobre el valle de Liébana. La popularidad aquí está compartida entre la panorámica y el propio corzo, que se lleva el protagonismo de gran parte de las fotografías que se toman del lugar. Y del corzo al oso, el mirador Collado de Llesba es otro de los rincones de parada obligada en el Puerto de San Glorio donde el monumento al oso pardo da la bienvenida al lugar. Está situado a 1.680 metros de altitud en el municipio de Vega de Liébana.

El mirador del dichoso, ubicado en la Punta del dichoso, en Suances, es otro de los escenarios que descansan a orillas del bravo mar que baña la región. El espectáculo que ofrece el mar cantábrico desde los abruptos acantilados de la zona hará que no se quiera ni pestañear para no perderse ningún detalle de este mirador natural.

En la zona del Saja-Besaya, La Cardosa, situado en pleno parque natural Saja Besaya, es el lugar perfecto para escuchar la berrea de los venados a principios del otoño y contemplar el Parque Natural en todo su esplendor. Además, en el mirador de La Peñuca, en la carretera que sube desde Torrelavega al alto y pueblo de La Montaña, se puede divisar Torrelavega con toda su nobleza.

Un habitual entre las listas de lugares con más encanto y mejores vistas de la región es el monte La Picota y el monte Buciero. Con una panorámica espectacular, desde La Picota se dominan la ría de Mogro, el estuario del Río Pas, el campo de golf del Abra del Pas, el Parque Natural de las Dunas de Liencres y la Playa de Valdearenas, en Liencres. Por su parte, el Faro del Caballo, ubicado en el monte Buciero, ofrece las aclamadas vistas a la villa marinera de Santoña y los acantilados que conforman su costa. Pero no será fácil acceder hasta él, pues se divisa tras una caminata por el monte y la bajada de unos 800 escalones. Eso sí, durante el trayecto si algo no van a faltar son las mejores fotografías.

El mirador de Ubiarco, ubicado en la localidad del mismo nombre, regala un paisaje difícil de olvidar al conjugar naturaleza y mar en una misma postal. A orillas de la costa destacan otros miradores como el de la caracola, en Laredo, o el mirador de la Concha en Suances. 

Pero estos no son los únicos, otros de los escaparates que se pueden encontrar en la región son el mirador de Cahecho; el de la Asomada del Ribero; el de Santo Toribio de Liébana; el Mirador de la Tabia; el de la Curva; La Atalaya; el del Rubí; el mirador de la Joyanca; el mirador de Covalanas; o incluso incrustados en plena ciudad como el de Río de la Pila, en Santander.

Cantabria cuenta con diferentes miradores que todo visitante podrá ir descubriendo cuando aterrice en este verde rincón del norte de España y con los que se terminará de enamorar de la 'tierruca'.

 

Cantabria desde las alturas: los mejores miradores para enamorarse de la ‘tierruca’
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