jueves. 28.03.2024

Los botellones son una práctica prohibida que, sin embargo, nunca ha dejado de realizarse. En las últimas semanas y meses, a pesar de la pandemia, los contagios y las restricciones no solo se están retomando, sino que parecen haberse convertido en unos macrobotellones que congregan a cientos de personas, con el riesgo que supone para la curva de Covid-19, que en Cantabria no ha dejado de subir en los últimos días. Vecinos de Somo han denunciado la situación que viven desde hace meses y que se ha agravado los últimos fines de semana, cuando se han llegado a registrar más de 300 personas en un solo macrobotellón. Y ante esto, critican la inacción del Ayuntamiento y el desamparo que sienten.

“El Ayuntamiento no invierte en seguridad pero sí en limpiar la zona para que parezca que allí no ha pasado nada”, critican los vecinos

Según han explicado a este medio, alrededor de 70 vecinos tienen que ver cómo cada viernes y sábado los jóvenes se reúnen a los pies del monte de Arna, que es territorio protegido, para emborracharse. “Utilizan escaleras de la propia urbanización, muy próximas a las viviendas”, han explicado para argumentar la inseguridad que sienten. La música alta y el alcohol llevan a muchos a ser agresivos, y “si se les llama la atención, amenazan” a los vecinos. De hecho, ya se han producido peleas y dos personas han tenido comas etílicos el último fin de semana, por lo que “tememos que termine habiendo una tragedia personal”.

Muchos botellones se celebran en un parque protegido cerca de las viviendas de Somo Muchos botellones se celebran en un parque protegido cerca de las viviendas de Somo

“Estamos desamparados, hemos intentado hablar con el Ayuntamiento” al considerar que “tiene competencias en materia de seguridad”, han explicado. Y desde luego, la seguridad es algo que necesitan ante los espectáculos que se ven viernes y sábados. Son “fiestas descontroladas” en las que incluso “orinan y nos lanzan botellas de cristal contra terrazas, fachadas y puertas de nuestras casas”, llegando “en algunos casos a temer” por su integridad física.

Habitualmente quedan por redes sociales, y eso es algo que el Ayuntamiento, según comentan a este diario, se ha comprometido a controlar, “aunque nos parece complicado”. Pero poco más. Lo cierto es que Somo no tiene capacidad para hacer frente, por sí mismo, a este fenómeno. El único policía local del municipio no trabaja los fines de semana, y según critican los vecinos, “el Ayuntamiento no invierte en seguridad pero sí en limpiar la zona para que parezca que allí no ha pasado nada”.

Estado en el que ha quedado el parque de Somo algunos fines de semana Estado en el que ha quedado el parque de Somo algunos fines de semana

Los vecinos explican que la Guardia Civil tampoco puede hacer demasiado. Desde la Benemérita les han indicado que “hay pocas patrullas y pocos efectivos” para un amplio radio de municipios, y “lógicamente no llegan a todos los sitios”. Según relatan, en alguna ocasión han acudido y se han puesto denuncias, pero al ser una zona abierta es difícil controlarlos a todos.

No es la primera vez que ocurre. Ya en el mes de septiembre este parque protegido amanecía durante el fin de semana lleno de vasos, bolsas y botellas de plástico. Los animales que habitualmente habitan este pinar, como ardillas y liebres, han huido hacia lugares más seguros.

Los vecinos teman que Somo “termine recogiendo solo el turismo basura y de botellón”

Los vecinos están en una situación límite. De hecho, se han llegado a plantear la posibilidad de contratar seguridad privada para controlar y terminar con estas prácticas ante la inacción del Ayuntamiento, “a pesar de los altos impuestos que pagamos”, puntualizan. Y es que, como recuerdan, Somo es una de las localidades más caras de Cantabria. El coste del metro cuadrado es, después de las zonas caras de Santander, el más alto de la Comunidad Autónoma.

El parque de pinos amanece lleno de bolsas, vasos y botellas de plástico El parque de pinos amanece lleno de bolsas, vasos y botellas de plástico

Todo esto hace que los vecinos teman que Somo “termine recogiendo solo el turismo basura y de botellón”, con lo que eso conlleva. Necesitan una solución, y no solo para los botellones. Durante cinco o seis meses al año varias personas viven, literalmente, en furgonetas que permanecen aparcadas en la zona costera, realizando sus necesidades en las playas y parques que, en época de verano, se llenan de visitantes y segundos residentes que vienen a pasar sus vacaciones a Cantabria.

Más de 300 personas con exceso de alcohol “nos orinan y lanzan botellas de cristal...
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