sábado. 20.04.2024

La ONG Equalia realizó, entre los años 2020 y 2021, un reportaje de investigación en macrogranjas de pollos de engorde de Toledo y Murcia, todas ellas dedicadas a la cría de pollos destinados a carne. Dicho reportaje, que puede verse en el vídeo que acompaña este artículo, y cuyo contenido podría herir su sensibilidad, contiene típicas  imágenes del modelo de cría convencional del pollo que se consume en España: aves muertas, otras agonizando. También aves con diversas deformidades, incapaces de ponerse en pie.

Los riesgos de este sistema de producción se hacen extensibles a la sostenibilidad, la seguridad alimentaria y la salud pública

Las aves criadas en condiciones intensivas para la producción de carne son en su mayoría de razas que el sector denomina "de crecimiento rápido". Estas aves son engordadas a un ritmo antinatural, y son el resultado de décadas de hibridación, con el objetivo de seleccionar rasgos genéticos que prioricen la producción industrial en detrimento del bienestar animal y, por lo tanto, de la seguridad alimentaria y la salud pública.

El Compromiso Europeo del Pollo (ECC por sus siglas en inglés) es un acuerdo de mínimos, acordes al conocimiento científico actual, que establece una serie de medidas en materia de bienestar animal. Entre dichas medidas se encuentra la sustitución de razas de crecimiento rápido por razas de crecimiento lento o la reducción de la densidad de aves por metro cuadrado.

El ECC se ha elaborado de forma que las empresas alimentarias puedan asumirlo de forma progresiva. Aún hay algunas, como Carrefour España, que no se pronuncia sobre adoptar este compromiso de bienestar animal. Las patologías que se reflejan en el vídeo son debidas a la selección genética que se lleva a cabo para conseguir el máximo crecimiento en el menor tiempo posible. Estos problemas de salud conllevan un uso elevado de antibióticos de manera preventiva, en lugar de su recomendado uso terapeútico.

Las estirpes que se obtienen llegan a alcanzar los 2,6 kg en los 41 días de duración de su periodo de engorde. Este peso equivaldría a que un bebé humano alcanzara 300 kg. tras sus dos primeros meses de vida. Los riesgos de este sistema de producción se hacen extensibles a la sostenibilidad, la seguridad alimentaria y la salud pública. La elevada densidad de pollos en las macrogranjas industriales supone un riesgo para la salud humana. Se ha demostrado que grandes concentraciones de animales de una misma especie y similar perfil genético en un espacio reducido eleva los riesgos de enfermedades zoonóticas.

Los brotes de gripe aviar detectados en los últimos años en granjas de varios países (incluidos países de la zona económica UE), refuerzan la necesidad de establecer métodos que reduzcan el riesgo a enfermedades zoonóticas. Una de esas medidas es la cría de razas de crecimiento lento, que conlleva mayor resistencia a enfermedades y menor densidad por metro cuadrado en las granjas.

Uno de los pollos criado en una macrogranja | Foto: Equalia Uno de los pollos criado en una macrogranja | Foto: Equalia

En declaraciones de Julia Elizalde, coordinadora de campañas de incidencia empresarial en Equalia, "el reportaje de investigación evidencia la necesidad de mejorar el modelo de cría convencional del pollo. Los supermercados tienen gran responsabilidad en este cambio, y es por ello que más de 300 empresas alimentarias europeas ya han asumido los criterios establecidos en el Compromiso Europeo del Pollo".

Denuncian graves deficiencias en macrogranjas de pollos de España
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