jueves. 25.04.2024

El “golpe de Estado financiero” que la Unión Europea ejecutó sobre Grecia en el verano de 2015, tras la victoria de Syriza en las elecciones, fue la gota que colmó un vaso que venía rebosando desde antes de los inicios de la crisis económico financiera de 2008.

Un gran movimiento paneuropeo apoyado por políticos, activistas de distintos ámbitos, personas del mundo de la cultura, habitantes de todos los estados miembros de la UE, surgió para ofrecer una alternativa a las políticas neoliberales que no han hecho más que extender los recortes en derechos y servicios públicos: un plan B para Europa.

Una iniciativa que llega a Cantabria de la mano de Beatriz Gimeno, diputada de la Asamblea de Madrid y activista del movimiento feminista que aborda el Plan B desde la perspectiva de la igualdad de género y los derechos de las mujeres. Junto a ella, Tom Kucharz, miembro de Ecologistas en Acción involucrado en asuntos relacionados con las filtraciones de las negociaciones sobre el TTIP entre la UE y EEUU.

Un gran movimiento paneuropeo apoyado por políticos, activistas de distintos ámbitos, personas del mundo de la cultura, habitantes de todos los estados miembros de la UE, surgió para ofrecer una alternativa a las políticas neoliberales

Dentro de este gran colectivo no existen posturas unánimes respecto a cuestiones tan decisivas como la salida del euro o de la propia Unión Europea. En el manifiesto acordado el pasado mes de febrero en la conferencia europea celebrada en Madrid, se evitó plasmar conclusiones definitivas sobre estos temas, abogando por el debate entre los distintos sectores para establecer consensos.

Sin embargo, pese las diferentes visiones en algunas cuestiones, los promotores de esta alternativa para Europa creen que existen acuerdos que incluyen a una mayoría social en ciertos temas centrales como el rechazo al pago de la deuda ilegítima, la eliminación de las reformas laborales, o el fin de los recortes en los servicios públicos y el sistema energético.

Emergencias europeas

Una de las cuestiones más urgentes que la Unión Europea tiene bajo su responsabilidad es la llamada “crisis de los refugiados”. La llegada de miles de personas a la frontera este europea (y desde hace décadas a la frontera sur) que huyen de conflictos, persecuciones y situaciones de pobreza, ha puesto en evidencia las deficientes políticas migratorias de la UE, que han llevado a la violación masiva de derechos humanos en sus fronteras.

Tom Kucharz, que califica de “criminales” las políticas implementadas en las fronteras europeas, asegura que las acciones más urgentes que la UE debería llevar a cabo serían, en el cumplimiento del derecho internacional, “la acogida y protección de esas personas, a través de la apertura de corredores humanitarios y su traslado a zonas seguras”.

Las acciones más urgentes que la UE debería llevar a cabo serían, en el cumplimiento del derecho internacional, la acogida y protección de esas personas, a través de la apertura de corredores humanitarios y su traslado a zonas seguras

En el plano político, alude a la anulación del acuerdo con Turquía y con otros estados que actúan de “territorios de contención” de las migraciones hacia Europa, como Marruecos en el caso español. Otras cuestiones fundamentales serían la desaparición del Tratado de Dublín o del propio FRONTEX.

Por otro lado, una de las máximas de los precursores del Plan B es precisamente acudir a las causas estructurales de los conflictos y temas que afectan a Europa. En el caso de las grandes migraciones, temas clave a abordar son “el fin de la venta de armas a los países en conflicto”, en la que están involucradas las industrias armamentísticas de España, Francia o Alemania; la reducción del gasto militar en los estados miembros; o la salida de “organizaciones nacidas para la violencia como la OTAN”, un actor clave en muchos de los conflictos que están provocando la huida masiva de poblaciones.

Sin paridad no hay democracia

Beatriz Gimeno pone de relieve algo fundamental en la lucha feminista dentro de este Plan B. “La lucha es doble: contra el neoliberalismo y contra el patriarcado, dos sistemas que actualmente coinciden en el tiempo pero contra los que hay que luchar de manera diferente”.

Por un lado, Gimeno asegura que la representación en las instituciones europeas dista mucho de ser paritaria, algo fundamental en la toma de decisiones y para que esa igualdad se refleje en la calle. A este respecto, la diputada de Podemos asegura que las mujeres, además de mayor representación y poder político, “tenemos que tener poder de veto en temas que afecten exclusivamente a nosotras, a nuestros cuerpos y a nuestras vidas”.

Gimeno asegura que existe un retroceso de la igualdad de género y los derechos de las mujeres en los últimos años, muy ligado a las políticas de recortes: “Los recortes se están implementando sobre cuestiones que afectan fundamentalmente a la vida de las mujeres. Todo lo que tiene que ver con los cuidados, la dependencia… Tiene que ver con nosotras”.

La lucha es doble: contra el neoliberalismo y contra el patriarcado, dos sistemas que actualmente coinciden en el tiempo pero contra los que hay que luchar de manera diferente

A nivel europeo, afirma que las mayores urgencias a debatir y solucionar dentro de la Unión Europea son, en primer lugar, dos cuestiones totalmente invisibilizadas: la megaindustria de la prostitución y el negocio incipiente de los vientres de alquiler. Por otro lado, la violencia de género, de la que afirma que, pese a que las cifras son escalofriantes, “España es uno de los estados miembros donde hay menos violencia, y donde el movimiento feminista ha logrado conceptualizar y politizar estas violencias”.

La ausencia de paridad en los órganos de decisión europeos y el retroceso en los derechos de las mujeres de los últimos años son obstáculos para la creación de políticas efectivas contra todos estos abusos de la “doble opresión del neoliberalismo y el patriarcado”. Por eso, Gimeno afirma que es fundamental que el feminismo esté presente en la alternativa del Plan B ya que, de lo contrario, “las mujeres saldremos de la crisis en la misma situación en la que hemos entrado, y eso puede que no nos compense”.

La antítesis del Plan B: el TTIP y otros tratados comerciales

Tom Kusharz y Beatriz Gimeno reconocen que una posible aprobación del TTIP, el tratado de libre comercio entre EEUU y la UE, tan herméticamente ocultado a la población de uno y otro lado, supondría la consolidación y el reforzamiento de las actuales políticas y todas las medidas contra las que el Plan B intenta imponer alternativas sociales. "Este tratado eliminará toda una serie de protección a la salud pública, los derechos sociales, ambientales, y laborales existentes, para ofrecer una mayor facilidad de circulación de capitales, bienes de consumo y servicios a nivel internacional que garantiza los beneficios al sector privado"

Desde las campañas estamos convencidos y convencidas de que vamos a parar el TTIP y en esa tarea estamos

Este tratado, al igual que otros como el de la Unión Europea y Canadá, negociado entre 2009 y 2014, supondría un retroceso en los derechos laborales y políticas de recorte de servicios públicos a ambos lados del Atlántico muy superior a los alcanzados durante los años de crisis.La prioridad actual es precisamente "descarrilar la firma de este tratado UE- Canadá", que se encuentra ya negociado, pero las reuniones se ven retrasadas precisamente por las presiones en contra.

Kusharz es optimista en este sentido, y afirma que “quedan al menos dos años de negociaciones” para llegar a acuerdo en los núcleos centrales de muchos capítulos y anexos al tratado, no menos importantes. A la vista de las últimas filtraciones masivas, como la de Greenpeace hace unos días, existen tiempo y posibilidades para la movilización de las sociedades europeas (y estadounidense). "Desde las campañas estamos convencidos y convencidas de que vamos a parar el TTIP y en esa tarea estamos".

Ahora, la práctica

Una de las cuestiones principales es cómo llevar a la práctica todas las propuestas de este Plan B. Hablar de desobediencia civil junto con la formulación de políticas progresistas nos conduce a un doble terreno.

Por un lado, como explican sus defensores, una movilización social paneuropea que encabece una fundamental lucha en las calles y que promueva la desobediencia civil a distintos niveles, desde el municipal hasta el europeo, contra las políticas injustas. Una movilización que lleva tiempo gestándose sociedades de distintos lugares de Europa con movimientos como el 15M en España, el reciente ‘Nuit Debout’ contra la reforma laboral en Francia, o el desatado por la “guerra del agua” en Irlanda.

Por otra parte, la presión en las instituciones, y la connivencia de los movimientos sociales con los nuevos “gobiernos del cambio” para la formulación de políticas sociales o el posicionamiento contra decisiones como la aprobación de los tratados internacionales de libre comercio.

Los debates y acciones deben ir encaminadas a luchar contra las causas estructurales de la gran crisis económica y social que atraviesa Europa, que no son otras que las derivadas de la existencia del sistema capitalista

De hecho, ya están llevando a cabo acciones que abordan iniciativas incluidas en el Plan B. Gimeno explica que desde el ámbito del feminismo existen propuestas presentadas en las instituciones europeas sobre cuestiones fundamentales para un cambio de mentalidad y paradigma, como los permisos de paternidad o la necesaria paridad en la representación política. En otros planos, Kushard afirma que existen continuas labores de presión sobre las instituciones para velar por el cumplimiento de directivas y resoluciones que se están incumpliendo en ámbitos como el medioambiente o la salud pública.

Además de las decisiones y alternativas concretas, los debates y acciones deben ir encaminadas a luchar contra las causas estructurales de la gran crisis económica y social que atraviesa Europa, que no son otras que las derivadas de la existencia del sistema capitalista, como afirma el miembro de Ecologistas en Acción.

El próximo 28 de mayo el Plan B convoca una movilización en toda Europa para reclamar el fin de la Europa de la austeridad. Será una oportunidad clave para demostrar a las élites político económicas el poder de las luchas sociales, y un acto relevante en un Estado español a las puertas de sus segundas elecciones generales.

Europa necesita un Plan B
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