jueves. 25.04.2024

El grupo ‘Memoria Democrática’ nos acerca este domingo un nuevo reportaje sobre Ángel Otero Alonso, asesinado por los franquistas. Para poder leer más información al respecto se puede visitar en Facebook el grupo ‘MEMORIA DEMOCRÁTICA’

El 18 de julio de 1936, los militares rebeldes, apoyados por la derecha, la Iglesia, la falange, y en el exterior, Portugal, Marruecos, el capitalismo de los hipócritas gobiernos de Gran Bretaña, Estados Unidos, y el descarado apoyo militar de la Alemania nazi y de la Italia fascista, consumaron el golpe de estado contra la Legítima República Española. Era muy peligroso para sus intereses económicos, políticos e ideológicos una República democrática que luchara por la igualdad, la justicia y la libertad. Los militares sublevados despreciaron su deseo de progreso, cultura, solidaridad, traicionando su juramento de defender a su pueblo y a su legalidad constitucional Republicana, y se abalanzaron contra él de forma brutal, sanguinaria, atroz.

Las columnas de Yagüe generaron un pánico entre la población civil Republicana que provocó un éxodo

Una vez conquistadas las capitales del Guadiana, la columna de la muerte de Yagüe, siguió rumbo hacia a Navalmoral de la Mata (Cáceres), desde donde se dispusieron a avanzar hacia Talavera de la Reina. Con el salvajismo, “el pasar a cuchillo” a sus enemigos, y la muerte como señas de identidad, las columnas de Yagüe generaron un pánico entre la población civil Republicana que provocó un éxodo huyendo de la represión, y buscando refugio, hacia Talavera primero, y hasta Madrid después.

Mi abuelo Ángel, de 31años, y su familia, recorrieron 26 kilómetros hasta Talavera a mediados de agosto, huyendo de la barbarie franquista. Mi abuelo, no quería y no podía, ir con mujer y 3 hijos pequeños andando hasta Madrid, para una vez allí, no tener donde, ni cómo vivir. Estaba decidido: si por desgracia las fuerzas rebeldes conquistaban Talavera, volvería a su pueblo, donde tenía casa y trabajo, además, no había hecho nada malo, solo ser de izquierdas, y por eso, a pesar de las habladurías, no le iban a matar, pensaba. Se equivocaba, se equivocaba.

En la madrugada del 3 de Septiembre, Talavera de la Reina fue ocupada por el ejército rebelde. Mi abuelo Ángel, resignado, volvió con su familia al pueblo, zona totalmente controlada por los rebeldes. El 4 de noviembre de 1936, mi abuelo se encontraba vareando bellotas junto a su hijo mayor, Florentino, de 8 años de edad, mi padre, y otro jornalero llamado Gregorio Pascual García. Aparecieron 4 falangistas que los condujeron al pueblo. Ellos, humildes campesinos Republicanos, no habían cometido ningún delito. Dejaron a mi padre en la casa de mi abuelo, y continuaron hasta la casa de falange, donde mi abuelo y Gregorio fueron torturados y vejados por los valientes fascistas de correajes y camisa azul; pero el asesinato de solamente 2 “rojos”, no era suficiente.

Fueron fusilados a unos 5 metros de la cuneta, el estruendo de la descarga criminal fascista se escuchó en las casas más próximas

Sacaron de sus casas y delante de sus familias, a Epifanio, hermano de Gregorio, a Silverio Sánchez Muñoz, y a José Otero, “tío gato”, tío de mi abuelo Ángel. Los Republicanos iniciaron el “paseo de la muerte”. Mi abuelo Ángel se agarró tan fuerte y desesperadamente a las rejas de una de las ventanas que tuvieron que romperle los brazos para soltarlo. A unos 90 metros del paso a nivel del ferrocarril mandaron parar. El “tío Gato” logró cortar con una pequeña navaja la cuerda que ataba a Gregorio, que echó a correr, pero cayó abatido por los falangistas. Después, los 4 restantes fueron fusilados a unos 5 metros de la cuneta, el estruendo de la descarga criminal fascista se escuchó en las casas más próximas del pueblo, llenando de lágrimas los ojos de mi abuela. Fueron enterrados en una fosa común y vergonzosamente dados por “desaparecidos”. Algunos meses después, estos mismos canallas, realizaron otra matanza, y cavaron otra fosa común en Alcañizo.

Mi abuela y sus hijos fueron expulsados de su casa y de la provincia de Toledo. Se fueron a Candeleda (Ávila), y allí tuvieron que sobrevivir, hasta el final de la Guerra Civil. Asesinaron a mi abuelo, a sus compañeros, hombres inocentes, dejaron huérfano a mi padre, a mis tíos, a otros niños, dejaron viuda a mi abuela y a otras mujeres, dejaron sin apoyo y sin sustento a familias desmembradas, truncaron y destrozaron vidas, dejaron rencor, desesperanza, odio, tristeza, desilusión, injusticia, amargura, vergüenza, indignidad, y sobre todo, horror y muerte.

Autor: Antonio Otero Bueno. Madrid, 5 de noviembre de 2003.

Documentos: Extraído del relato de Antonio Otero Bueno, vicepresidente del Foro por la Memoria de Madrid, nieto de Ángel Otero Alonso: Original en Foro por la Memoria. La voz de Talavera (Emilio Jiménez)

Fuente: Tulio Riomesta
https://documentalismomemorialistayrepublicano.wordpress.com/2020/10/21/el-asesinato-de-mi-abuelo-angel-otero-alonso-y-otros-republicanos/

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