viernes. 29.03.2024

El historiador José Manuel Puente, el Colectivo Memoria de Laredo o el IES Zapatón de Torrelavega han recordado hoy a los cántabros deportados a campos de concentración nazis, con motivo del 75 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz por el Ejército Rojo de la Unión Soviética.

Los españoles que acabaron deportados en los campos de concentración nazis se habían exiliado en Francia tras la victoria franquista en la Guerra Civil. La mayoría de ellos lucharon en la II Guerra Mundial en las filas del Ejército francés y fueron capturados por los nazis y deportados entre 1940 y 1941. Otros formaron parte de la Resistencia, fueron capturados por la policía francesa de Philippe Pétain y la Gestapo y deportados entre 1942 y 1944. Y otros formaron parte del Convoy de los 927, integrado por civiles –hombres, mujeres y niños– que se encontraban refugiados en el campo de Les Alliers, junto a la ciudad francesa de Angulema. Todos estos deportados –que lo fueron por una decisión política de Adolf Hitler, Francisco Franco y el propio Pétain– perdieron la vida fusilados, gaseados, ahorcados, apaleados…, pero la mayoría lo hizo como consecuencia del hambre, las condiciones sanitarias deplorables y un trabajo esclavo del que se beneficiaron empresas alemanas como Dest, Daw, IG Farben (Bayer, Basf y Hoechst), Audi, Damler, Bosch, Volkswagen, Krupp, Deutsche Bank, Lufthansa, Bertelsmann, Quandt (BMW), Oetker, Adidas o Siemens y estadounidenses como General Motors, Ford, Standard Oil o IBM, según datos de deportados.es.

Ante la aproximación de la ofensiva del Ejército Rojo a finales de 1944, las autoridades de Auschwitz se dispusieron a borrar las huellas de sus crímenes destruyendo documentos y derribando edificios

Los españoles que acabaron deportados en los campos de concentración nazis, de los que hay constancia documental, ascienden a 9.328, de los que murieron 5.185, fueron dados por desaparecidos 334 y sólo sobrevivieron 3.809, según las cifras facilitadas a deportados.es por la asociación Amical de Mauthausen y Otros Campos y de Todas las Víctimas del Nazismo en España. En Mauthausen hubo al menos 7.532 prisioneros españoles –4.816 murieron–, en Dachau 756 –204 murieron y 41 desaparecieron–, en Buchenwald 636 –133 murieron y 126 desaparecieron–, en Ravensbrück 172 –14 murieron–, y también hubo españoles en los campos de concentración de Bergen Belsen, Flossenbürg, Natzweiler, Neuengamme, Sttuthof, Sachsenhausen, Gross-Rosen, Aurigny, Guernesey y Neu Bremm e incluso Auschwitz, de cuya liberación por los soldados del Ejército Rojo de la Unión Soviética el 27 de enero de 1945 se cumplen hoy 75 años. Ante la aproximación de la ofensiva del Ejército Rojo a finales de 1944, las autoridades de Auschwitz se dispusieron a borrar las huellas de sus crímenes destruyendo documentos y derribando edificios, y los prisioneros capaces de marchar fueron evacuados hacia el interior del III Reich entre el 17 y el 23 de enero de 1945; cuatro días después, unos 7.500 prisioneros fueron liberados por el Ejército Rojo. Los nazis habían matado allí a más de un millón de judíos, además de decenas de miles de polacos, gitanos, prisioneros de guerra soviéticos…, según las cifras manejadas por auschwitz.org.

José Manuel Puente, historiador y autor del libro Cántabros en los campos de exterminio nazis (1940-1945). Resistencia y deportación (2018), no tiene constancia de la presencia de deportados cántabros en Auschwitz, ni siquiera de que pasaran por dicho campo camino de otros. No obstante, sí le constan en otros campos de concentración nazis “unos 108 deportados nacidos en Cantabria” y otros “siete deportados que eran vecinos de Cantabria” pero nacidos en otros territorios. “Es imposible llegar a un resultado definitivo porque la cuestión no es fácil”, advierte Puente, consultado por eldiariocantabria. “En el libro me quedé corto porque me han aparecido cinco nombre más y tengo alguno dudoso que no está incluido en esos resultados”, añade. “Muchos pasaron por varios campos, yo intento registrarlos en el que murieron o en el que fueron liberados, pero era habitual pasar por diversos centros, especialmente en lo referente a los subcampos o campos satélites”, explica.

Rufino Rupérez García “fue deportado en 1943 al campo de Rawa-Ruska” y “posiblemente sea el cántabro que más cerca estuvo de los ‘campos de la muerte’”

“Hay muchos campos principales donde fueron deportados cántabros”, apunta Puente, que hasta ahora ha documentado 73 deportados a Mauthausen –“es el más conocido porque es donde fueron una mayor cantidad y porque fue el más mortífero para los españoles, especialmente su comando de Gusen, un lugar del que era casi imposible salir con vida”–, ocho a Dachau –“aunque dos, Félix Calleja López e Isaac Díaz Allende, se evadieron del tren aún en territorio francés, por lo que no llegaron a entrar en el campo”–, seis a Neuengamme –“uno de ellos, Pablo Pérez Martínez, no aparece en el libro porque lo descubrí luego; murió en el comando de Hammerbrook, perteneciente al campo de Neuengamme”–, cinco a Sachsenhausen, cuatro a Buchenwald, tres a Flossenbürg, dos a Ravensbrück –“un hombre, Juan Domingo Blanco, y una mujer, Juliana Iriberri”–, otros dos a Bergen-Belsen –“uno de ellos, Laureano Pérez Revuelta, murió una semana después de la liberación y el otro murió en marzo del 45: se llamaba Emanuel Hefler Rivero, que había nacido en Santoña, tenía nacionalidad gala y había sido alcalde y alto cargo en la Administración francesa”–, otro en Natzweiler –“que desapareció en el comando de Neckarelz”– y otro en Mittelbau-Dora –“Francisco Pérez Martínez, que sobrevivió y era hermano del antes mencionado Pablo Pérez Martínez, muerto en Neuengamme, e hijo de Gregorio Pérez Collado, muerto en Sachsenhausen”–; “este campo de Mittelbau-Dora, donde hacían componentes para las V1 y V2, perteneció a Buchenwald pero después se independizó”, explica el historiador. Puente destaca también dos casos “peculiares” de deportados: el de Miguel Pérez Güemes, que “pasó por varios campos y lo ejecutaron en Klingerplütz”, y el de Rufino Rupérez García, que “no aparece en el libro” aunque “fue deportado en 1943 al campo de Rawa-Ruska”. “Posiblemente sea el cántabro que más cerca estuvo de los campos de la muerte”, pues Rawa-Ruska, ubicado en territorio entonces polaco y ahora ucraniano, “está cerca de los centros de exterminio de Belzec, Chelmno, Treblinka, donde apenas sobrevivieron unos 60 deportados de un total aproximado de 800.000 gaseados, y Sobibor”.

El Colectivo Memoria de Laredo también ha recordado hoy en un comunicado a los deportados en campos de concentración nazis con motivo del Día Internacional de las Víctimas del Holocausto, instituido por Naciones Unidas coincidiendo con la fecha de la liberación del campo de Auschwitz por el Ejército Rojo y que este año se celebra con el lema 75 años después de Auschwitz: recordación y enseñanza del Holocausto en pro de la justicia global. Laredo tiene “el triste récord” de ser la localidad de Cantabria “que mayor número de víctimas” del nazismo “acumula en relación a su población”, con un total de 12: Lazaro Nates Gallo, Ramiro Santisteban Castillo, Manuel Santiesteban Castillo, Nicasio Santisteban Pascua, Marcelo Castillo Ruiz, Manuel Cervera Ortiz, Juan Lago Cacho, Francisco Roque Sierra, José María Ocejo Sierra, Elías Francisco Puente Izaguirre, Marcos Puente Izaguirre y Agustín Francisco Puente Lavín. “En toda la Rioja hay 18 víctimas del nazismo y sólo en Laredo hay 12”, explica a este diario José Luis Pajares, miembro del Colectivo Memoria de Laredo. Ramiro Santisteban y Lázaro Nates, los dos últimos supervivientes cántabros de los campos de concentración nazis, sobrevivieron a Mauthausen y murieron, ambos en Francia, el 25 de febrero de 2019 Santisteban y el pasado 15 de enero Nates, que recibirá un “reconocimiento público” en Laredo el próximo 11 de febrero, “coincidiendo con el día en que cumpliría 97 años”. “Todos murieron sin ver reconocidos en España sus derechos plenos, entre ellos la nacionalidad”, lamenta el Colectivo Memoria de Laredo.

El IES Zapatón de Torrelavega también ha calificado a Nates de “luchador incansable por los derechos de los deportados y refugiados españoles” y ha anunciado que el Aula de Geografía e Historia del instituto ya “porta con orgullo el nombre de Lázaro Nates y Ramiro Santisteban.

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