martes. 23.04.2024

“SOS: Salvemos la hostelería”, bajo esta petición de rescate se erigen las fachadas de muchos establecimientos hosteleros estos días en Cantabria. Con pancartas, símbolos y dibujos, los más perjudicados económicamente por el virus pretenden hacerse oír y pedir “ayudas reales” ante unas medidas que han calificado de "duras y desproporcionadas". Este sábado día 7 entrará en vigor a las 0:00 horas la restricción que prohíbe consumir en el interior de los bares y restaurantes, lo que unido a la limitación de movilidad entre municipios catalogan como un "cierre encubierto" de su actividad.

Muchos bares de la región se verán obligados a bajar sus persianas porque "no nos cierran, pero no podemos trabajar", se ha quejado la asociación que engloba a estos profesionales, que pide ayudas no para cubrir beneficios, sino los "gastos reales", y que son superiores a "la paga" de 500 euros prevista por el Ejecutivo. Consideran estos cheques "una mala broma", pues "no dan para absolutamente nada", ya que ese montante equivale a las pérdidas diarias que afrontan unos 2.000 locales de los 6.500 que hay en la región.

Desde que empezó a notarse la pandemia en la comunidad, los hosteleros se han visto sujetos a un sinfín de medidas que han ido variando primero en función de la fase de desescalada que atravesaba Cantabria durante el primer Estado de Alarma y posteriormente según la evolución de la pandemia en la región. 

La próxima semana trasladarán al Gobierno un plan de rescate que han elaborado para este sector y convocarán también una nueva manifestación, el miércoles 11 de noviembre a las once de la mañana en Santander.

"No nos cierran, pero no podemos trabajar": La hostelería cántabra, con las persianas a...
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