jueves. 28.03.2024

Una de las presuntas víctimas de Antonio Ortiz, conocido como el pederasta de Ciudad Lineal, manifestó a los agentes que la auxiliaron tras ser hallada en un descampado próximo a la M-40 que su agresor le había obligado a desnudarse, que le hizo "cosas malas" y que le había obligado a darle "mordisquitos".

Así lo ha contado uno de los agentes de la 'Operación Candy' que acudió al descampado donde apareció esta menor tras ser agredida. Los hechos se produjeron el 22 de agosto de 2014. La niña contó a los agentes que su agresor la tapó la boca y la metió en un coche, donde se tuvo que agachar.

Además, el tío de una de las menores agredidas ha relatado a la Sala como su sobrina le contó cómo Ortiz la raptó bajo el engaño que le iba a dar un regalo para su abuelo que le iba a gustar mucho. "Cuando la niña se arrimó, la cogió, la dio un empujón y la metió en el coche".

Este familiar ha narrado que la niña y su hermano estaban montando en bicicleta y en un momento le pidió a su hermano que le cambiara la bici. En un momento, el tío bajó la cabeza para arreglar una pieza que se había salido y perdió de vista a la menor. Al parecer, se fue a orinar detrás de unos coches.

"El hombre le dijo que con quién estaba y que tenía que darle un regalo que le iba a gustar mucho a su abuelo. Ella estaba avisada para que no se fuera con nadie. Pero era una niña de seis años. Cuando se arrimó, la cogió, la dio un empujón y la metió dentro del coche", ha manifestado.

También ha comparecido uno de los agentes que acudieron al descampado donde apareció la niña, que indicó que el hombre le dijo que se desnudara y que le hizo "cosas malas". Otro de sus compañeros ha detallado que este hombre le tapó la boca y la obligó a taparse. "Me ha obligado a desnudarme, me ha hecho cosas malas y me ha obligado a darle mordisquitos", ha contado el agente, quien ha agregado que la menor dijo que sudaba mucho.

Su tío le ofreció trabajo en Santander

José Ignacio M.D., tío de Antonio Ortiz, ha afirmado este miércoles en el juicio que ofreció a su sobrino trabajo en una obra en Santander, razón por la que éste se trasladó a la capital cántabra y porque "quería cambiar de aires". "Me extrañó que llevara tanto equipaje", ha dicho.

Los investigadores que le tenían bajo vigilancia sostienen que el presunto pederasta de Ciudad Lineal pasaba hasta seis horas en el gimnasio, sin mencionar nunca que fuera ahí a trabajar. Según las pesquisas, Ortiz huyó a Santander el 3 de septiembre de 2014 para escapar de la presión policial.

Se le había identificado ya varias veces durante los dispositivos que se desplegaron en Ciudad Lineal. Y decidió huir. Se refugió en casa de su tío, hasta que los GEO irrumpieron en la vivienda el 24 de septiembre.

Hoy ha comparecido en el juicio su tío José Ignacio, quien en la misma línea que su madre ha tratado de encubrir la razón por la que su sobrino decidió acudir a este lugar. "Me ofrecieron hacer una reforma en casa y le dije que tenía trabajo. Él me dijo que le hacía falta", ha dicho en respuesta al abogado defensor.

Sobre este asunto, ha precisado a la fiscal que antes le propuso ir a Santander de turismo, replicando a ésta que no tergiversara sus palabras al manifestarle si fue él el que le llamó primero. "¿El acusado llevó mucho equipaje?", le ha preguntado, a lo que éste ha respondido que "bastante" y que le llamó la atención.

"Me dijo que le apetecía cambiar de aires. Yo le dije que me parecía muy bien. Llevaba una mochila negra", ha relatado. Se trata de la mochila que identificaron las niñas.

Reloj con números romanos

Una de las niñas afirmó que había visto durante el traslado en el coche un reloj con números romanos. Precisamente, se le ha preguntado acerca de si la Policía se incautó de dos relojes en su casa de Santander, a lo que ha explicado que los dos eran suyos. Uno se lo regaló su mujer y otro lo compró en galería del Coleccionista.

Además, ha contado que estuvo en Madrid hasta el 11 de abril -un día después de una de las agresiones cometidas en esta vivienda- ya que ayudó a su hermana con las obras en el piso de Santa Virgilia, donde se habrían cometido dos agresiones sexuales. Ese día, el 11 de abril tuvieron una comida familiar en la que estuvo el acusado.

También ha dicho que una estantería que describió una de las niñas no estaba en el piso hasta después de abril. Esta menor habría vomitado dos veces cuando estaba en el piso de Santa Virgilia, una de ellas detrás de la citada estantería.

Según su testimonio, nunca vio a la madre limpiar la casa, a pesar de que ésta ayer incidió en la importancia que daba en fregar los suelos varias veces porque era alérgica al polvo.

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