viernes. 19.04.2024

La primavera de 2018 comienza el próximo martes, 20 de marzo, a las 17:15 horas en España, según los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional, dependiente del Instituto Geográfico Nacional.

La llegada de esta estación también traerá el cambio de horario al de verano, que comienza el último domingo de marzo. A las 2 de la madrugada del domingo 25 de marzo se adelantará el reloj hasta las 3:00. En Canarias, la 1 de la madrugada pasará a ser las 2:00 horas. Eso quiere decir que el tiempo dedicado al descanso nocturno de ese día perderá una hora, que se gana por la tarde en forma de más tiempo de luz natural.

El cambio de horario, tal como se conoce en la actualidad, se remonta a la década de los 70, cuando se produjo la primera crisis del petróleo. Entonces, algunos países decidieron adelantar sus relojes para aprovechar mejor la luz solar por las tardes, una práctica que se lleva a cabo todos los últimos domingos del mes de marzo y cuyos antecedentes más lejanos se remontan al imperio romano.

Actualmente, esta medida se aplica en todos los países de la Unión Europa, aunque hace unas semanas el pleno del Parlamento Europeo pedía a la Comisión Europea que revaluase las consecuencias en la salud de los europeos del cambio horario que se aplica en todos los países miembros, tal y como ya ha reclamado Finlandia.

El cambio de horario se remonta a la década de los 70, cuando se produjo la primera crisis del petróleo

Los eurodiputados han adoptado una resolución no vinculante en la que reconocen que no existen pruebas científicas concluyentes, pero recalcan que sí hay indicios que apuntan al efecto pernicioso de este sistema.

Lo cierto es que el cambio de hora tiene consecuencias negativas para la salud de carácter transitorio, pero consecuencias para nuestra salud al fin y al cabo, que van desde la somnolencia hasta los trastornos digestivos.

Los problemas de sueño son uno de los síntomas principales, al producirse una alteración del sueño, lo que se traduce en que descansamos menos tiempo y peor. Así, podemos llegar a experimentar cambios en el estado de ánimo. La irritabilidad y el mal humor son dos de los más comunes, pudiendo llegar incluso a sentirnos depresivos y/o ansiosos.

Además, la modificación horaria puede producir en las personas un bajo rendimiento intelectual y físico, acompañado de una sensación general de fatiga. Nos sentimos más cansados y nos cuesta más hacer las cosas cotidianas del día a día, algo que también se verá reflejado en una reducción del rendimiento en el trabajo y una menor productividad.

Estos son tan solo algunas de los inconvenientes de la alteración horaria que se produce dos veces al año. Asimismo, las organizaciones ecologistas admiten que la excusa del ahorro energético económico que argumentan los defensores de este sistema es poco relevante y que, incluso, el consumo energético puede aumentar con este cambio de hora, ya que la luz que no se consume por la mañana se desperdicia por las tardes.

Por el contrario, aquellos que defiende esta decisión aseguran que, además del mencionado ahorro energético y económico, para las transacciones económicas y comerciales es positivo que todos los países se encuentren acompasados en sus horarios.

También ven algo beneficioso en la alteración de los ritmos biológicos, ya que consideran que la capacidad del cuerpo humano para adaptarse a estos cambios es algo positivo que hace que estemos mejor preparados a posibles agresiones externas más severas.

Somnolencia, fatiga, trastornos digestivos, … ¿Y si dejamos de adelantar y retrasar la...