jueves. 28.03.2024

En 1999 José Manuel Vila Valín, un vecino de Lugo, quiso hacer realidad su sueño: poner en marcha una panadería para fabricar la denominada ‘Tarta de Lugo’. Para ello, confió en una empresa para adquirir los hornos necesarios. Sin embargo, este sueño se convirtió rápidamente en pesadilla. El horno que le entregaron era defectuoso y no lograba cocer los productos. Fue entonces cuando comenzó lo que él mismo denomina un “calvario” que todavía dura. Ante la falta de ayuda y de atención de la empresa, los tribunales y la Administración, el Vila Valín ha recurrido al Papa Francisco.

Y para ello ha enviado una carta al Vaticano. En ella explica que se considera estafado por la empresa, que según explica le vendió maquinaria que no funcionaba

“Rogamos a vuestra Beatitud consejo y ayuda, confiando en su sapiencia y bondad para hacer frente a una dificultad que no logramos superar”, ha afirmado el panadero en la carta, en la que explica todo lo vivido en estos años, desde que quiso “poner en marcha una pequeña empresa familiar que tenía como objetivo la elaboración de productos artesanales de pastelería”, para lo que “adquirimos la maquinaria que necesitábamos a la empresa Salva Group por estar considerada como de prestigio en España y, por nuestros recursos económicos escasos, como la mayoría de las personas humildes que inician un negocio, nos propusieron pagar anticipadamente para así conseguir un descuento y aceptamos porque para nosotros, Santo Padre, suponía ahorrar un dinero que nos venía muy bien para arrancar con lo que pretendíamos fuese nuestro modo de vida”.

“Nuestro error fue confiar en la empresa. La maquinaria que nos vendió era deficiente. No funcionaba adecuadamente y ni tan siquiera estaba legalizada correctamente. Nos consideramos estafados”

Pero como él mismo reconoce, “nuestro error fue confiar en la empresa. La maquinaria que nos vendió era deficiente. No funcionaba adecuadamente y ni tan siquiera estaba legalizada correctamente. Nos consideramos estafados”. En enero de 2003, Salva Group explicó que el comprador pasó tres años sin avisar del horno y que el empresario quería resarcirse a su costa, extremos que el afectado rechazó categóricamente presentando documentación y destacando que sí dio cuenta de los problemas a la firma.

“Después de un gran esfuerzo y muchos intentos para que nuestros productos nos salieran bien y pudieran tener hueco en el mercado, comprobamos que era imposible. Descubrimos que los hornos no funcionaban como debían. Contactamos con la empresa y, a partir de ese momento, comenzó nuestro particular calvario. Nuestra lucha en busca de justicia, Santidad, empezó en 1999. Llevamos casi 20 años de lucha y actualmente no conseguimos nada, pero no desistimos porque creemos firmemente que tenemos la razón”, dice la carta enviada a Papa.

“Vuestra Beatitud, le rogamos consejo porque gente humilde, como nosotros, choca con personas de gran influencia social y poder económico. Nos han arrebatado el pan. Desde que el proyecto industrial que preparamos con ilusión y esperanza fracasó, nuestra vida económica y material fue destrozada», concluye el documento.

Campaña en Internet

Evidentemente, la misiva enviada al Papa Francisco no es la única herramienta utilizada por Vila Valín. También ha comenzado una campaña en Change.org en la que pide “Justicia ante una estafa de Salva Group que me arruinó la vida”, y en la que explica algunos detalles de su lucha contra esta empresa.

Por ejemplo, asegura que “nadie aportó soluciones ni se responsabilizó de la flagrante irregularidad” y que “la documentación completa del horno ni tan siquiera nos fue enviada. Es más, en la petición explica que “pedimos las fichas de homologación del aparato y no coincidían con sus verdaderas características”.

“Una empresa especializada certificó que el horno estaba mal instalado e iniciamos una larga senda judicial con el cambio de varios abogados por no estar de acuerdo con sus actuaciones, pero no nos hicieron caso”, argumenta.

La petición quiere hacer llegar la cuestión al Ministerio de Justicia y también a la Secretaría General de Industria y Pyme.

Un panadero de Lugo recurre al Papa para terminar con un “calvario” de casi 20 años
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